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El rizado llega a su casa un tanto ansioso por ver la sorpresa que le tiene su pequeño Erick, durante el transcurso del camino no pudo evita imaginar cosas inapropiadas, muchas cosas.

Estaciono el auto y bajo tan rápido como pudo.

Al entrar a su casa se dio cuenta que no había nadie, frunció el ceño, pues no recordaba haberle dado el día libre a alguno de sus empleados.

—¿Erick? —cerró la puerta de su casa para inspeccionarla, estaba apunto de subir las escaleras, pero una voz hizo que para enseguida.

—¿Si Amo? —volteo enseguida al distinguir esa voz, era su pequeño Erick.

Estaba sorprendido, muy sorprendido pero no podía evitar sentirse excitado al ver a su pequeño vestido de esa manera.

Eres jodidamente caliente.

—¿Para qué me a llamado Amo? —volvió a pregunta el ojiverde ruborizandose un poco al sentir la mira penetrante del rizado, talvez no le gusta, pensó el ojiverde, pero lo que no sabia es que el rizado comenzaba a tener un problema entre sus piernas.

Chris había insistido en usar ese trajes, tardaron un poco en ajustarlo a su tamaño pues Chris era un poco más grande que él.

Christopher había decidido decirle al personal que podían tomar su día libre y volver al siguiente día, sabia que su amigo tendría una gran y larga noche.

—Erick —la voz del rizado estaba un tanto ronca por la excitación de verlo así—. ¿Por qué estas vestido así? —volvió a inspeccionarlo de pies a cabeza, su mente comenzaba a imaginar diferente posiciones en cada rincón de su casa quitándole ese pequeño traje de sirviente que tenía puesto.

Amo... —Erick comenzó acercarse al rizado lentamente y provocativamente—. Usted me a asignado este vestuario, ¿Acaso no se me ve bien? —hizo un puchero, dando una vuelta provocando más al rizado.

Joel entendió el juego y si Erick quería jugar de esa forma, entonces el también jugaría.

—Erick, pequeño Erick —una sonrisa maliciosas apareció en el rostro del rizaro—. ¿Quien es el dueño de esta casa? —pregunto mirando la parte trasera del ojiverde.

—Usted mi Amo —hablo el ojiverde con una pequeña sonrisa, Joel estaba entendiendo a la perfección.

Sintió las manos del rizado recorrer sus cuerpo.

—Entonces... —un grito de sorpresa salió de la boca del ojiverde al sentir un golpe en su glúteo—. Tienes que obedecer en todo lo que yo te ordene ¿cierto? —el ojiverde solo asintió mordiéndose el labio inferior.

—Perdón, no escuche —un golpe en glúteo izquierdo del ojiverde lo hizo reaccionar.

—S-si Amo —miro a Joel caminar hasta el sillón, se mantuvo en su lugar teniendo consiencia de que hacer, el juego consistía en obedecer a Joel.

—Que esperas para limpiar —el ojiverde tomo entre sus manos el limpiador y se dirijio a la sala donde se encontraba Joel.

Comenzo a frotarla entre los muebles para quitar el polvo, moviendo sus cadera de una manera muy provocativa.

—¿Así esta bien Amo? —miro sobre su hombro para ver la mejor imagen que su vida le pudo haber dado.

Joel estaba sentado en el sillón con una notable erección entre sus piernas.

El ojiverde camino sensualmente a la dirección del rizado.

Soltó el limpiador por accidente haciendo que el vidrio de una pequeña mesa que se encontraba alado se rompiera.

—Oh no, has roto mi mesa favorita —el ojiverde se mordió el labio inferior, eso no era parte del plan, se levanto de su asiento—. Mereces un castigo por eso —susurro en el oído del pequeño quien soltó un leve jadeo.

—¿U-usted me va a castigar Amo? —pregunto al sentir las manos de Joel en su cintura.

—Te tengo que castigar —el pequeño solto un gemido al sentir las manos del mayor recorrer sus piernas hasta su trasero, volvió a dar una nalgada un poco más fuerte de lo normal.

—Entonces castigueme Amo —el ojiverde se dio la vuelta quedando frente a frente, colocó sus manos en el cuello del mayor quien no tardó en estampar sus labios en el menor.

Era una beso rudo, lleno de pasión y deseo, desesperado, sus lenguas juegan entre sí de una manera brusca.

Olvidados de su alrededor, solo existían ellos dos, en su mundo lleno de deseo.

El rizado coloca sus manos en cada lado de sus caderas.

—Vamos al cuarto cariño —susurra en el oído del menor.

Ambos caminan a la habitación en silencio, escuchando sus agitadas respiraciones.

Una vez adentro el rizado volvio a besar al ojiverde, recorriendo con sus manos el cuerpo del menor.

—Desnudate para mi cariño —dice alejándose del menor repentinamente con una sonrisa en su rostro.

Aturdido por tanto placer que comienza a recorrer por su cuerpo, comenzó a desnudarse lentamente.

Desabrochando sensualmente la mini falda que tenía, dejándola caer lentamente, el rizado no podía estar más satisfecho con tal escena.

El ojiverde comenzó a quitar su camisa sonriendo coquetamente a Joel quien deja de mirarlo.

Sin poder soportar más tiempo, el rizado se levanto de la cama y tomo a Erick de la cintura pegandolo a su cuerpo, sintiendo la erección del menor.

—E-espera —hablo el menor saltándose del agarre del mayor—. Quiero que probemos algo —el mayor lo miro confundido, ese niño si que tenia muchos fetiches, miro al menor quien tenía un objeto entre sus manos.

—¿Quieres que te espoce con esto? —pregunto el mayor inquieto por saber la respuesta...






Mañana actualizo jaja solo para dejarlas con las ganas 🤡

Trato || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora