Y la abracé. La abracé como quería hacer desde hace tiempo. Desde hace 925 días. Exactamente 925. Les empecé a contar cuando ya no sabía si el tiempo que transcurría entre la primera y la última vez que hablaba con ella eran horas o días. Y la abracé durante lo que me pareció demasiado poco tiempo para haber estado 925 días sin verla.
Ojalá ese fuera el principio de la historia. Pero esto se remonta bastante más atrás. El mejor día de mi presente y el peor para mi futuro. El primer día que me sentiría alguien y el último que sería su alguien. En ese momento no sabía que sería yo quien rompiera nuestro futuro. En ese momento ni siquiera sabía que teníamos un futuro. Y ahora ya es demasiado tarde. Yo tengo un futuro que no tiene nada que ver con lo que algún día me permito soñar. Muchos dirán que tengo más de lo que me merezco, y yo sé que es verdad. No me merezco que a pesar de todo ella quiera seguir estando conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Entre el cielo y la tierra.
Romance"¿Por qué tiene que ser tan difícil?" se pregunta todos los días. Y es que nunca pensó que teniendo todo lo que podía imaginar se sentiría más vacío que nunca. A veces se puede tener todo y nada a la vez. Y la mayoría de las veces es demasiado tarde...