TRES

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¡¿En serio, Soobin?! ¡¿Tan histérico eres?!

De alguna u otra manera sentía que lo había dramatizado demasiado, pero, ¿qué más podía hacer si tenían el tiempo y a los padres de Yeonjun encima?

—TaeHyun, tienes que convertir a Yeonjun en humano de nuevo —sentenció—. Y tienes que hacerlo pronto. Sus padres están preocupados, comentaron que si no regresa pronto a casa hablarían con mamá.

Por lo tanto, la situación se había vuelto tensa para ambos, en especial para Soobin, que era el responsable de la casa mientras sus padres no se encontraban. Además, ¿cómo no ponerse así si se trataba de su mejor amigo? ¿¡Realmente creía que su amigo convertido en conejillo era real?! O peor aún, ¿de verdad les creerían que Jun ahora era un conejo?

Si su vida fuera una película, definitivamente ganarían a la mejor producción cinematográfica de suspenso, drama y fantasía, sin excepción.

Dentro de todo esto, había algo más que hacía enfurecer a Soobin y provocaba que toda la calma que tenía se esfumara: TaeHyun. Le resultaba un dolor de cabeza presenciar cómo su hermano actuaba de una manera tan tranquila y despreocupada ante tal problema. ¿Es normal? No, no era para nada normal, por lo que decidió tomar cartas en el asunto.

—¡Taehyun! Espero y ya hayas solucionado todo esto —entró al laboratorio de su hermano dando un portazo.

—¡¿Qué demonios te pasa, Soo?! —gritó en respuesta por el susto que le había dado su mayor.

—¡Me pasa que convertiste a mi mejor amigo en conejo! —se acercó con rapidez, soltando un ligero golpe en la frente de su hermano.

—¡Oiiigg! —el de cabellos castaños sobó la zona afectada quejándose—. Yo no tengo la culpa, no sé por qué está así. Quizás entró aquí sin que yo me diera cuenta y tomó alguna solución.

—Tienes razón, pero... —suspiró—. Yeonjun no es capaz de entrar a tu laboratorio sin tu consentimiento. ¡Te delataré con mamá! —amenazó.

—¡No, no lo hagas! —suplicó corriendo detrás de él.

—Entonces soluciona esto —demandó con autoridad, depositó la jaula con el conejo sobre la mesa y salió de aquella habitación llamada "Laboratorio".

El menor de los Choi ahora tenía que pensar seriamente en cómo sacarían a la luz la verdad.

—Ven aquí, amiguito —sacó al conejillo de la jaula y lo puso sobre su mesa de trabajo—. Pfff —suspiró pesadamente—. ¿Qué se supone que haré ahora? Usted, hyung, es un "CONEJO" —hizo hincapié en la última palabra e hizo ademanes de comillas con los dedos—. Y yo ya estoy muerto antes de que acabemos con todo esto.

...Bostezó

—¡Dios mío! —se escuchó una voz soñolienta acercarse—. ¿Por qué hacen tanto ruido? —estiró los brazos, bostezó y terminó por rascarse la nuca.

Este individuo había estado durmiendo, pero, a causa de todo el alboroto que se escuchaba, terminó por despertar y acercarse a pasos lentos y pesados.

—¡Hyung! Pasa que tenemos que terminar con esto, ahora —se acercó el castaño—. Por cierto, ¿qué haces durmiendo en mi laboratorio?

—Deja de gritar —dijo en voz baja—. Soobin podría escucharnos y estaremos muertos.

—No estoy gritando —susurró—. El que tiene suerte de seguir vivo eres tú. Si Soobin te descubriera durmiendo aquí... estarías muerto —exclamó.

—Tengo que admitir que eres muy buen actor, fingir que también crees que soy un conejo. ¡Ja, ja, ja! —se burló acercándose al animal. El conejo comenzó a olfatear la mano que lo acariciaba con delicadeza—. Además, era imposible que Bin me encontrara. Me dormí detrás de todas esas cajas que tienes ahí —señaló al fondo de la habitación.

—Agradezco tus halagos —ambos chocaron las manos viéndose con diversión—. Sin embargo, te prohíbo que vuelvas a entrar aquí —amenazó educadamente.

—De acuerdo, de acuerdo —agitó sus brazos frente a él—. Seguiremos con todo esto solo unos días más. Si le decimos ahora se enojará muchísimo —tragó grueso.

—Se entere cuando se entere, de igual forma va a enfurecer —se cruzó de brazos y siguió—. El problema más grande que tenemos ahora no es Soobin, son tus padres. Se encuentran muy preocupados.

—No te preocupes demasiado —dijo el peliazul—. Sabes que mis padres confían ciegamente en los tuyos. Algo se nos ocurrirá antes de terminar con esta magnífica barzelletta —pronunció con acento italiano—. Todo valdrá la pena cuando lo veamos retorcerse de rabia —se dieron una mirada cómplice.

TaeHyun estaba a punto de salir de la habitación para ir por unos bocadillos, pero paró en seco y se giró hacia su mayor mirándolo con los ojos entrecerrados.

—¿Desde cuándo hablas en otro idioma? —preguntó confundido.

—Es italiano, sir —imitó el acento—. Solo quería que se escuchara más... sofisticado —se burló.

El castaño rodó los ojos ante la tontería que acababa de escuchar.

—Idioteces —se giró y retomó su camino a la cocina.

Ciertamente sabían que estaban jugando con fuego, pero, siendo sinceros, lo peligroso resulta ser mas divertido

Y ellos no perderían la oportunidad de divertirse.

Mi hyung es un conejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora