SEIS

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SooBin había estado pensando mucho tiempo sobre la charla que había escuchado la noche anterior. Si bien pudo haber tomado acciones y reclamarles a esos dos individuos en ese mismo instante, prefería esperar el momento oportuno.

Por el momento se encontraba ideando un plan que hiciera creer a TaeHyun y a YeonJun que estaba considerando otras posibilidades para el pequeño conejo y que, además, se estaba volviendo completamente loco.

Si se llegaran a preguntar, en este preciso momento ya pareciera que está a punto de perder la cordura, dando vueltas de un lado a otro en su habitación, tanto que parecía que le haría un agujero al piso.

Bufó. Una de sus ideas principales era hacer creer a su hermano que había tomado la estupenda decisión de dejar a YeonJun como estaba, en conejo. Aunque era algo descabellado, sabía perfectamente que esta situación crearía presión en el menor, lo llevaría al borde de la desesperación y terminaría por confesar. Justo para iniciar con su plan, salió de casa sin avisar a nadie a dónde se dirigía.

Al regresar a casa, el primero que encontró fue a su hermano, quien con cara preocupada lo había recibido preguntándole dónde había estado y por qué no avisó de su salida.

SooBin sabía perfectamente que tal preocupación no era porque su hermano se interesara realmente por su paradero, sino por lo que llevaba consigo: el conejo que desde el día uno se había vuelto su compañero y que también era la causa del dolor de cabeza de ambos en este momento.

Tratando de no alterarse, el castaño trató de responder de la forma más pacífica que podía, pues si quería vengarse tenía que comenzar a actuar como la persona más sensata.

—No te preocupes, solo fui al parque a dar un paseo con YeonJun. ¿Cierto, YeonJun? —Alzó al conejo frente a su rostro.

Ante ese acto, su medio hermano lo miró de una manera totalmente extraña.

—¿Quieres darme al conejo para seguir con el experimento? —pidió con rastros de confusión en su voz, a lo que SooBin negó inmediatamente, alejando al animal de las manos del contrario.

—¡No! —arrugó el ceño—. Yo y mi "mejor amigo" —hizo énfasis en aquellas dos últimas palabras— hoy tendremos una tarde de películas. Vamos a relajarnos, a comer golosinas y todas esas cosas dañinas para la salud —relajó su voz, haciéndola de una manera más dulce. Acariciaba al conejo con total cuidado, mientras su hermano tenía una cara de mera confusión.

—Pero... —titubeó, siendo interrumpido en el acto.

—¡Ya te dije que no! —suspiró—. Estaba pensando en dejarlo así. Además, ¿cuál es la diferencia?

—¡¿Qué?! No, no, no. No podemos dejarlo así —movió la cabeza frenéticamente, negando—. ¿Qué hay de sus padres?

—Les diremos la verdad, mejor dicho, les dirás la verdad —respondió sereno—. Les dirás "Yo, Choi TaeHyun, convertí a su preciado hijo en un conejo". Posiblemente te arresten por secuestro o, aún peor, por asesinato. Y lo mejor de todo, la cereza del pastel: te enviarán a un manicomio, ya que pensarán que estás loco por decir tal atrocidad. Nada grave, no te preocupes —movió la mano restándole importancia.

Para TaeHyun esto era inaudito. ¿En serio SooBin se había resignado?

—Acaso, ¿te has vuelto loco, Soo? —espetó.

—Para nada —sonrió. Dio la media vuelta y subió a su habitación.

Comenzó a organizar todo para llevar su plan a cabo y que pudiera salir como lo había pensado.

—¡Esos desconsiderados no se saldrán con la suya! —Se carcajeó.

Tenía que salir todo perfecto y, tras ello, poder atraparlos in fraganti. ¡Esto sería genial!

La noche se hizo presente y, como lo había comentado, SooBin haría un maratón de películas. Cobijas y almohadones yacían en el piso de la sala, así como también todo tipo de comida que yacía sobre la mesa ratona frente al televisor y, claramente, lo más importante, su mejor amigo, el conejo.

Mientras tanto, los otros dos individuos que se encontraban en la habitación del menor estaban desesperados buscando la forma de terminar con toda esta farsa y decirle la verdad al castaño.

Parecía que les asustaba un poco que SooBin se hubiera vuelto loco. Con la pequeña discusión que tuvieron los hermanos durante la tarde, ya era preocupante que el joven Choi iniciara a resignarse y querer que su amigo se mantuviera en el cuerpo de un conejo. Era algo que sin duda tenían que concluir de una vez por todas.

De lo contrario, la situación podría empeorar y no les convenía a ninguno de los dos. TaeHyun y YeonJun intercambiaron miradas, conscientes de que tenían que tomar una decisión pronto. Se sentaron en la cama, discutiendo en voz baja, formulando planes alternativos y estrategias para revertir el "hechizo" sin alertar a SooBin.

—Necesitamos una solución antes de que esto se nos salga de las manos —murmuró TaeHyun, frotándose las sienes.

—Lo sé, pero SooBin está vigilándote de cerca. Si sospecha que estas tramando algo, todo podría salir mal —respondió YeonJun, frunciendo el ceño.

Finalmente, acordaron que lo mejor sería intentar hablar con SooBin, esta vez con total sinceridad y enfrentar las consecuencias de sus acciones

Mientras tanto, en la sala, SooBin continuaba con su actuación impecable. El maratón de películas era una distracción perfecta para mantener a su hermano fuera de su alcance mientras él perfeccionaba los detalles de su plan para descubrir a esos dos. Sabía que eventualmente TaeHyun y YeonJun intentarían enfrentarlo, y él estaría preparado para ese momento.

SooBin miró al conejo que descansaba plácidamente a su lado y susurró: —No te preocupes, YeonJun.

Pronto todo esto habrá terminado, y podremos volver a nuestras vidas normales.

Mi hyung es un conejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora