La cena (Veronicaaa c:)

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Como no, a mi "estupendo" novio Michael, se le ocurrió la maravillosa idea de ir a cenar, que bien eh...pft. Me arreglé, y el se puso una de sus camisas, que precisamente no eran baratas. Mientras me miraba al espejo, oí los pasos de Michael acercándose, y segundos después, también veía su reflejo en el espejo, estaba detrás de mi. Sonrió y me agarró por la cintura.

—Creo que se nos va a hacer tarde—Mejor vamos yendo..—Agarré su mano, para así quitarme de la incómoda situación en la que tenía sus brazos alrededor de mí.

—Sí, vamos.—Contestó

Al salir del edificio donde prácticamente vivía, y que el primer día me había parecido enorme, vi que Michael (Como no.) ya se había preocupado de tener el coche aparcado casi delante de la entrada. Subí rápidamente al elegante vehículo de mi novio, mientras este hacía lo mismo, para después sacar las llaves del bolsillo, y arrancar.

No tardamos mucho en llegar a un gran restaurante, lo primero que pensé al ver el establecimiento, fue: Este sitio tiene pinta de ser caro. Se veía a simple vista, decorado de forma lujosa, iluminación tenue, y lo que lo hacía aún más frío, los serios rostros de la gente que comía allí. Me quedo con las pizzerías.

Ambos nos sentamos en una mesa de dos, en el centro de esta había una pequeña y sencilla vela que desprendía algo de calor.

—Oye, tengo una pregunta—Solo por curiosidad.—Aclaró Michael, me esperaba lo peor.

—Me he dado cuenta de que casi todos tus amigos son... chicos.—Continuó

Le miré con cara de extrañeza, esta vez no estaba fingiendo, me salió inconscientemente.

—No había caído en eso, la verdad.

—Pero—En ese caso ¿Habría algún problema?—Añadí

—No.—Que va.

El camarero se acercó y tomó nota de lo que queríamos cenar, después de haber escrito de forma rápida en su libreta, se alejó en dirección a la cocina.

—Te veo distinta.—Dijo Michael apoyando su espalda sobre el respaldo de la silla.

—¿A qué te refieres?—Apoyé los codos en la mesa

Me miró de arriba a abajo

—Ya no eres tan..—Tan sexy.

—Michael.—¿A ti que coño te pasa?—Ósea que eso es lo único que te importa de mi.

—No, sólo que el cuerpo es un factor importante en las personas—¿No?

Este tío es un completo ca****. ¿Su único interés es mi cuerpo?

—A ver, lo siento, me refería a que..—Estas distinta, te noto rara.—Se corrigió

—¿Por qué no en vez de decirme que estoy rara, me preguntas si estoy bien?—Dije incorporándome

—Bueno, cual es el problema.—Dijo Michael, a buenas horas..

—El problema..—Dije pensativa

—El problema eres tú.—Añadí

Dio un golpe en la mesa, me asusté.

—Me estás cabreando.—Dijo gruñendo

—Que sorpresa—Dije sarcásticamente a la vez que sonreía maliciosamente.

—Eres muy predecible.—Añadí.

—Se acabó.—Me agarró del brazo con fuerza

—Michael, que estás haciendo.

—No montes un escándalo, aquí no.—Le susurré mientras le apartaba.

Al final decidimos volver a la habitación, era obvio. Cuando estábamos volviendo en el coche, sentía miedo. Sus ojos brillaban y no miraban a ningún otro sitio que a la carretera, cada vez aceleraba más. Yo sólo estaba deseando volver a la residencia para no estar sola con él.

Abrió la puerta de un golpe, después de haber averiguado cómo funcionaba la cerradura. Miré alrededor, rezando para que  Miranda estuviese allí. No estaba, mierda. Me agarró del hombro y me dijo seriamente:

—Si vengo hasta aquí para visitarte, haces lo que yo te diga.—¿Entendido?

Intenté hablar, pero no era capaz.

—No he viajado hasta aquí solo para visitar a una estúpida que lo único que hace es cabrearme.—Me apoyó contra la pared, mi espada chocó fuertemente contra esta, provocándome bastante dolor.

No iba a permitir que este tío me controlase, ni que me insultase. Se estaba acercando para besarme, y no lo iba a permitir. Le di una patada (todos sabemos dónde).

—Vete de aquí.—Le agarré, y fui hasta la puerta, mientras el todavía se retorcía de dolor.

—No entiendo que te pasa—Dijo intentando hablar

En ese momento me sentí algo mal, en partes tampoco se merecía eso, y me había regalado unas entradas a Tomorrowland (tenía claro que iba a ir, con o sin él.).

—No soy capaz de llevar una relación a distancia.—Le Dije indirectamente.

—¿Qué estas insinuando?—Me miró asustado.

—Que a partir de ahora estoy soltera.—Solté cruelmente.

Se dio la vuelta, y para mi sorpresa, no dijo ni una sola palabra, sólo salió de la habitación, y no lo volvería a ver. Hasta Tomorrowland.

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