Un día más (Verónica)

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La puerta se cerró, alrededor de la hora de comer, mi hermana Jessica, me había hecho una visita. Por lo visto, Michael se ha ido, no sé donde, pero creo que sigue aquí. Me ha cambiado totalmente la idea que tenía de él, es más violento de lo que me imaginaba, pero por fin no estoy con Michael. Miranda también se había enterado de lo que me había pasado con él, y se podría decir, que intentó consolarme de alguna manera; no se le da muy bien..

—Miranda, voy a hacer una visita a Noah, no sé si estaré con él mucho tiempo—Expliqué; en partes quería hablar con él, al menos así me podré distraer un poco—. Nos vemos luego—Añadí.

—¡Vale!—contestó en tono alto; Oí como el metal de la cama chirriaba mientras ella se sentaba.

Al salir de la habitación, me paré en mi taquilla, y me di cuenta de que todavía tenía algunas fotos con Michael pegadas en esta. No tardé en arrancarlas, y deshacerme de ellas. Seguí andando a paso rápido, hasta llegar a la zona donde estaban las habitaciones de los chicos. Cuando ya me quedaba poco para llegar a la habitación de Noah, que estaba al final, vi a un grupo de jugadores de rugby subiendo por las escaleras.

Se podría decir que tienen cierta similitud a una manada de animales salvajes. Subían las escaleras rápido y gritando. Nunca voy a entenderlos. Por fin llegué al dormitorio de Noah. Llamé a su puerta, esperando que estuviese allí, no era seguro, ya que no le había avisado anteriormente de que lo iba a visitar (algo que normalmente hago en ese caso.) Di unos golpecitos en la puerta, antes de que se abriese la puerta, me ajusté el colgante que llevaba puesto, se trataba de una pequeña luna, sencilla y plateada.

—Hola Verónica—Saludó Noah medio dormido. Tengo que admitir que estaba adorable recién levantado, sobre todo, por su pelo desaliñado.

—¿Puedo pasar?—Pregunté

Asintió con la cabeza.

—Espero que no te hayas levantado ahora mismo.—Dije aún sabiendo que así era.—Es casi la hora de comer—Seguí diciendo.

—No, que va.—Se pasó la mano por el pelo.

—Eres adorable cuando estas recién levantado.—Pero no tanto cuando mientes.—Sonreí

—Si quieres que admita que soy un dormilón, lo admito.—Cerró la puerta

—Así me gusta.—Afirmé, todavía con una sonrisa en la cara.

Dejé de mirar a Noah, y al andar un poco más por la habitación, me di cuenta de que Austin estaba allí.

—¿Qué hace él aquí?—Pregunté volviendo a mirar a Noah

—Tranquila, es mi compañero de habitación.—Explicó

No me había gustado que me dijese "tranquila", ¿Tanto se notaba que me incomodaba la presencia de Austin? Eso parece.

—¿Quieres algo de beber?—Ofreció Noah.

—Que va, gracias.

—Hola Austin.—Seguí diciendo. No sabía como manejar esa incómoda situación, pero quedaría muy maleducado ni siquiera saludarle.

—Ey Verónica—Contestó de forma amistosa.

Me extrañó que estuviese tan contento conmigo.

—Por cierto, no se si te has enterado..—Va a haber una excursión.—Informó.

Noah estaba en la cocina enredando con algunos utensilios. Miré a Austin

—Sí. No puedo ir.—Respondí después de unos segundos.

—Ah.—Soltó decepcionado

Noah se acercó y vino con nosotros.

—¿Seguro que no puedes?—Preguntó Noah

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