2. Nebulosa

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Wonpil se pasó mucho tiempo (más del debido) pensando en lo que había hecho Park Sungjin en la azotea. Había pensando mucho en cómo un chico rico y arrogante como él, se había preocupado de darle su libro porque sabía que era lo único capaz de levantar su ánimo. Y entonces, Wonpil, que era la persona más alegre y risueña de la escuela, se pasó los siguientes días en una nebulosa llena de confusión, cabizbajo y más distraído de lo usual. Se pasó muchos días sintiendo que quizás debía hacer algo por él, aunque realmente no fuese nada de otro mundo. De alguna manera, se sintió en deuda y sentía que por lo menos debía decir gracias ya que aquella tarde fue grosero y no lo hizo.

Así que Wonpil, quien es absurdamente infantil e impulsivo compró una paleta de caramelo con forma de oso en una tienda de dulces, esa mañana de martes, la metió en su mochila y caminó hacia la escuela un poco más animado y atento.

Cuando encontró a Sungjin en la biblioteca, su respiración se aceleró y sintiéndose tímido se sentó frente a él, esperando que dejase el libro a un lado, pero él no levantó la mirada y en tono distante (muy contrario al de aquel día) le preguntó a Wonpil que quería.

Sungjin solo levanta la vista de su libro cuando Wonpil le dice que tiene algo para él y lo mira intrigado, pero para Wonpil es solo una expresión vacía que no sabe cómo descifrar.

Con una sonrisa parecida a la de un niño pequeño, Wonpil saca de manera torpe la paleta de su bolsa y la deja en la mesa frente a Sungjin, que luego de unos segundos observándolo lanza una risa llena de sarcasmo. Sus labios curvados a un solo lado mientras mira el dulce como si le estuviesen contando el chiste más aburrido del mundo.

—Es para decir gracias...por lo del libro.

Aquel acto significaba un millón y una de cosas bonitas. Era la forma más sincera del mundo de decir gracias para alguien tan inocente como lo es Kim Wonpil. Un pequeño detalle que llenaría el corazón de cualquiera.

Sungjin entonces suelta una risa irónica.

—Esto es lo único que los pobres como tú tienen para ofrecer.

Pero al parecer no llenaba el corazón de alguien como Sungjin, quien era incapaz de entender los actos de afecto de los demás.

Wonpil se mantiene anonadado por varios segundo, mirando a Sungjin con la boca un poco entreabierta, esperando procesar bien las palabras que escaparon sin tacto de la boca del chico.

—¿Qué?

—Yo no quería hacer nada por ti, fue una estupidez sin sentido. No puedo creer que aún así, seas tan bobo para venir con una cursilería cómo esta.

—¡Sungjin! —reclama con tono ofendido, realmente no levanta la voz, pero había sentido como su nombre salir de su boca le había desgarrado la garganta.

Quiere reprimirlo porqué está siendo cruel, pero luego se lo piensa mejor y se da cuenta de que es lo único que puede esperar de alguien como él.

—Deberías dejarlo estar, Wonpil, solo vete.

Wonpil se pone de pie y no puede creer que haya sido tan estúpido al pensar que Sungjin entendería este tipo de actos. Lo mira unos segundos, él vuelve a estar concentrado en el libro y Wonpil se siente pequeño, casi inexistente.

—Realmente eres un monstruo, Park Sungjin.

Y se marcha molesto, o quizá un poco herido.

Las horas siguientes pasan en una sombría lentitud. Wonpil enojado por ser tan ingenuo, y Sungjin repitiéndose la misma frase una y otra vez encerrado en su habitación.

—Kim Wonpil, eres un tonto —susurra en medio de la asfixiante oscuridad mientras sostiene la infantil paleta con forma de oso. Una sonrisa curva sus labios, es pequeña, pero es la más sincera que ha tenido en muchos años— Un verdadero tonto.

𝐓𝐑𝐄𝐀𝐓 ⎯ sungpilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora