Capítulo 8

4.3K 246 20
                                    

NOAH...

Hemos traído a Lilly a la casa. Mi madre se ha quedado petrificada al ver los golpes en su rostro. La llevo directamente a su habitación y la acuesto con cuidado en la cama. No ha parado de llorar. Sus ojos están sumamente hinchados.

"Nena... lo siento tanto. Siento no haber llegado antes," sus ojos se enfocan en mí.

"No es tu culpa. ¿Cómo ibas a saberlo?"

"No lo sé. Sabía que algo estaba mal, que algo como esto podría pasar. ¿Por qué no me lo dijiste?¿Por qué no confiaste en mí y me lo contaste todas las veces que te pregunté?"

"Confío en tí, Noah, más que en nadie. ¿Crees que era fácil decirte la verdad? ¿Decirte que mi padre y mi madre son unos adictos, que mi padre es un alcohólico también y prostituye a mi madre con sus amigos para poder comprar sus porquerías y mantener el vicio de ambos? ¿Que vivo en una casa en ruinas, sin electricidad ni agua potable? ¿Que he pasado hambre? ¿Crees que es fácil? ¡Pues no, no lo es! ¡No es nada agradable que tu propio padre te amenace con que vas a reemplazar a tu madre y te diga que también haría fila para follarte!" se ahoga con su propio llanto y yo me he quedado sin habla. Después de lo parece una eternidad su llanto cesa y necesito preguntar.

"¿Tu padre? Siempre pensé que era tu padrastro. Lo llamabas por su nombre."

"Sí, es mi padre, lo que lo hace aún más asqueroso. Nunca quiso que lo llamáramos papá," mi estómago se retuerce. Su jodido padre. ¿Cómo carajos se atrevió a hacerle algo como esto?¿Y decirle que haría fila para follarla? Maldito cabrón. Alguien llama a la puerta justo cuando estoy por ir al baño para llenarle la bañera a Lilly con agua caliente.

"Adelante," mi padre entra en la habitación serio.

"Hijo, los detectives ya están aquí y vino una doctora con ellos para revisar que Lilly esté bien."

"Noah, ¿qué está pasando?"

"Conejita, sé que estás estresada y que esto es una situación difícil. Pero necesitamos que des tu versión de los hechos. Tu padre pudo haberte matado, nena. Te ha maltratado por un tiempo ya. Te sacamos de tu casa y eres menor de edad. Tuvimos que dar parte a la policía. Y necesitamos que la doctora te revise para asegurarnos de que estás bien."

"Pero, ¿el haberme sacado de la casa no les causará problemas?" mira a mi padre.

"No te preocupes por eso, hija. Yo me encargo de eso. Lo importante es que ahora estás a salvo y segura. Y te prometo que pase lo que pase, nunca volverás a ese lugar. Pero tenemos que hacer esto para poder hacer una denuncia y poder solicitar tu custodia, así te podrás quedar con nosotros sin ningún problema. Es importante que les digas absolutamente todo y no te guardes nada. De eso dependerá que todo se resuelva a nuestro favor," Lilly lo piensa unos minutos.

"¿Podría darme una ducha rápida antes de hablar con ellos?"

"Lo siento cariño, pero es mejor que te vean y te revisen tal y como te hemos sacado de allí. Necesitarán la evidencia, tu ropa y probablemente te tomarán fotos por los golpes. Es necesario," Lilly traga fuerte y asiente. Mi padre se da la vuelta y sale de la habitación.

"Tranquila, conejita. Todo estará bien."

A los pocos minutos entran dos mujeres. Una es detective y la otra es una doctora privada que mi padre contrató para hacer el chequeo. Lilly me suplicó que no la dejara sola. La detective guardó toda su ropa en una bolsa grande de papel y la selló con cinta adhesiva y escribió el nombre de Lilly en ella y la fecha y hora. Luego procedió a sacarle fotos a todo su cuerpo y rostro en diferentes ángulos. El cuerpo de Lilly temblaba durante todo el proceso y las lágrimas no paraban de bajar por sus mejillas. En varias ocasiones miraba hacia mí y extendía su mano para que me acercara a ella, pero la detective dijo que no era posible. Tenía un doloroso nudo en mi garganta por no poderla consolar. Era horrible verla en esta situación. Ver su cara golpeada y los hematomas en su costado y espalda. Mientras la doctora revisaba su cuerpo y los golpes, la detective iba haciendo sus anotaciones para el reporte policial. Por suerte los golpes de su costado no fueron lo suficientemente fuertes como para provocar una fractura en sus costillas o en su rostro. Una vez que terminó el chequeo físico, envolví a Lilly en una bata de algodón y entró otro detective para tomar la declaración. Para entonces, pude estar sentado en la cama y abrazando a Lilly a mi costado.

Si aún Me Amas... "La historia de amor de Noah Becker" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora