Bajé del avión casi corriendo, no me importó las horas de vuelo con mi pánico a tener un accidente que casi hace que vomite el sándwich que me había comido a toda prisa en el aereopuerto antes de despegar, mi compañero de vuelo vió mi cara de niña del exorcista y pidió otro sitio seguramente por miedo a que mi fluidos intestinales acabaran en su traje lo que hubiera sido lo más probable, tampoco me importaba el niño que tenía detrás y no me paraba de dar patadas en el asiento ( menuda mierda de vuelo de bisness) y al que casi tiro por la ventana del avión, ni si quiera el hecho de que las grandes turbulencias del avión me hicieran pensar que iba a morir ahí mismo y apesar de que la azafata me decía que sólo eran unas leves turbulencias por el viento yo ya me estaba poniendo la mascarilla de oxigeno y escribiendo mi testamento.
Todo eso se vió compensado en cuanto aterricé y conseguí decirme a mi misma que había sobrevivido y no había acabado en una isla desierta a lo perdidos, por fin había llegado el día en el que los exámenes y trabajos me daban un respiro y podía ir a ver a Marco.
La universidad me estaba gustando, aunque los primeros días los pasara a lo niña del pozo deambulando, llorando y diciendo el nombre de Marco por las esquinas (Soy una chica fuerte e independiente y esto no es muy digno pero por favor un poco de compresión). Grace y Aiden estan en Harvard conmigo, Grace estudiando publicidad y relaciones públicas y Aiden marketing.
Yo en cambio había decidido estudiar empresariales, desde pequeña me veía en un gran despacho dirigiendo, en reuniones con directivos internacionales, tomando el control de la empresa de mis padres...
Aunque en un principio decidí llevar una vida solitaria y oscura no tardé en ser arrastrada por el mundo universitario de las fiestas y hermandades. Conocimos a Megan y Harper y poco a poco me fui adaptando hasta el punto actual en el que adoro la universidad.
Pero la mejor parte de mis días es después de comer, cuando exactamente a la misma hora Marco me llama y nos quedamos hablando hasta que me obliga a colgar para que estudie, es bastabte probable que si el no dijera nada me pasaría hablando horas y luego me esperaría una larga cola de suspensos.
Pero volviendo al tiempo real, corrí cómo el correcaminos por todo el aereopuerto, me perdí unas cinco veces, atropellé a alguna abuelita con la maleta hasta que por fin conseguí salir de ese barullo de gente hablando en un idioma desconocido pero tremendamente bonito ( me podrían estar llamando idiota que si me lo dices en italiano me quedaré mirándote mientras se me cae la baba) lo vi a lo lejos y comencé a echar una carrera en plan Usain Bolt hasta que llegué a su lado,le salté encima y le empecé a llenar la cara de besos.
-¡Te he echado tanto de menos!
Sonrió, me revolvió el pelo cariñoso y me dió otro beso pero yo no dejé que fuera corto y lo seguí introduciendo la lengua.
-Espera a casa pequeña fiera, no sabes lo que necesito estar entre tus piernas pero en Italia lejos de lo que puedas pensar no está bien visto hacer eso en público- dijo desviándose de mi boca hasta mi oreja y mordisqueo levemente el lóbulo.
-Echaba de menos tus ironías- respondí riendo.
Me dió un beso en la mejilla y cogió mi equipaje.
-Arnold está aparacado allí, de aquí a casa se tardan unos veinte minutos te podré ir explicando algo de la ciudad.
Yo ya he estado en Roma pero supongo que me gusta verle ilusionado con la idea de que me iba a enseñar el lugar.
Me llevó al aparcamiento y distinguí a Arnold y su limusina entre todos los coches. Me dedicó una mirada de arriba a abajo y cogió mis maletas.
-Creo que no le caigo muy bien- susurré mientras me ponía el cinturón.
-Tiene un carácter peculiar no se lo tengas en cuenta.
El coche arrancó y Marco comenzó a explicar cada detalle que podíamos ver por la ventana.
-¿Cómo es que estás haciendo derecho y no historia del arte?- bromee
-Muy graciosa, simplemente me gusta mi ciudad, mira ahí por ejemplo es un edificio que data del siglo XVI y....- me incliné para verlo y me di cuenta de que se había quedado quieto mirando mi cuello que al moverme había quedado ante él.
-¿Eres el hermano Cullen perdido por que me estás mirando el cuello cómo si te fueras a lanzar a por...- pero no pude acabar la frase por que posó su boca en él y comenzó a besarlo y morderlo.
-He intentado contenerme,de verdad que sí pero te necesito hacer mía- dijo entre besos a la vez que una de sus manos viajaba por la parte baja de mi abdomen.
-Marco aquí no...está Arnold y....
-Llevo tres meses en castidad absoluta y tu eres extremadamente apetecible dime que tu no tienes ganas y paro.
Decir que que no quería era mentira, yo también llevaba tres meses sin él y bueno el sexo es una parte importante de la pareja, no soy ninfómana pero tengo dieciocho años, además técnicamente en el coche no lo vería nadie así que supongo que no pasa nada.
Mi silencio fue una respuesta.
Metió su mano dentro de mis vaqueros y comenzó a rozar por encima de mi tanga.
-Voy a explotar- me susurró al oído y parecía de verdad por que el pantalón parecía que iba a darse de si de un momento a otro con su erección.
Me quité el cinturón y fue hasta su asiento y me puse encima de él, atrapé su labio inferior entre mis dientes y lo estiré levemente.
- La niña inocente que conocí el primer día de clase parece que se la ha tragado la tierra y ha aprecido esta versión feroz
-Supongo que con Marco Ricci es imposible mantenerse inocente.
Sonrió, se quitó el cinturón y me recostó sobre los asientos. Volvió a mi cuello y comenzó a subcionar en nada tendré un chupetón que tendré que tapar con kilos de maquillaje pero me da igual por que la sensación es maravillosa.
A la vez hizo ademán de apartar el tanga pero el coche frenó de golpe y los dos caímos.
-Ya hemos llegado- dijo Arnold.
Me levanté, rozando la parte de la espalda en la que me había hecho daño- lo ha hecho aposta, estoy segura- le susurré a Marco, que me ayudó a incorporarme.
-Que mal pensada eres- abrió la puerta del coche y al salir pude ver una gran casa, del estilo de la que tenían en Nueva York.
-¡Olivia!- Bianca salió a abrazarme,- No sabes lo contenta que estoy de que estés aquí y tranquila Marco me lo ha contado no voy a decir nada a tus padres.
-Aunque creo que ya va siendo hora de que les cuentes lo nuestro- siguió Marco mientras me guiaba por el jardín hasta la entrada de la casa.
-A la vuelta te prometo que se lo contaré todo, pero ahora no quiero pensar en eso.
Sonrió y abrió la puerta principal- Me encanta ser quien te de la bienvenida a mi casa.- dijo con gesto teatral.
Entré y no pude hacer otra cosa que abrir la boca.La casa estaba decorada de manera exquisita, en un estilo clásico pero sin lugar a dudas por alguien con un gusto impecable.
-Es preciosa
-La he decorado yo, se me ha olvidado preguntar por el vuelo espero que no haya habido demasiado movimiento y que hayas podido...
-Ya le preguntarás todo lo que quieras en un rato pero ahora le voy a enseñar mi habitación para...- se quedó pensando unos segundos- que pueda deshacer su maleta.
Me cogió suavemente del brazo y me llevó escaleras arriba.
-Ahora si que sí vamos a inagurar tus vacaciones de invierno
Puse los ojos en blanco y le seguí.
¡Hola!La historia de Liv y Marco se reanuda, estoy muy emocionada. Debo recalcar que esta es la segunda parte de "Esa Virgen es Mía " (por si acaso)
En fin de momento todo va bien, veremos cómo avanza ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
ESTÁS LEYENDO
Esa Virgen Fue Mía [EDITANDO]
Teen Fiction[2 parte de "Esa Virgen es Mía"] A pesar de las distancias Liv y Marco deciden continuar con su relación tras marcharse a la universidad. Pero la calma de esos meses no durará mucho y es que cuando Liv viaja a Italia para visitarle las cosas se tuer...