Uno.

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Realmente no tengo idea de qué fue lo que me hizo decir su nombre, supongo que me invadió el pánico. Estaba harto de que siempre me molestaran con las chicas. Cuando Ben me preguntó qué nombre esperaba sacar en el intercambio de del Santa Secreto, miré alrededor del salón buscando un nombre que decir. Entonces la vi, con sus sonrisa de oreja a oreja y su cabello lacio bien acomodado detrás de su oreja.

- ¿Entonces? ¿Quién quieres que te salga en el intercambio?

- Nadie - dije, intentando sonar firme pero empecé a titubear.

Realmente no, no esperaba que me saliera alguien en especifico, lo que me ponía nervioso era una sola cosa, nadie sabía que me gustaban los chicos, y planeaba que eso siguiera en secreto hasta la universidad cuando pudiera ser libre como papalote hasta que se atora en las ramas de los árboles, o en pitos, en mi caso.

- Lo sabía - Ben me sonrió con malicia - Te gusta alguien ¿quién es?

- Baja la voz - le dije pisandole el pie.

Ben y yo no éramos amigos. Oh no. Claro que no. Yo soy de esos chicos que habla con todo mundo, saluda, sonríe, está en el equipo de basquet e incluso recibe una que otra mirada coqueta de las chicas muy de vez en cuando. No muy popular ni muy fracasado, alguien común. Y llamar la atención no estaba en mis planes. Pero amigos, lo que se dice amigos, no los tengo, puede ser que tenga que ver con fingir todo el maldito tiempo ser alguien que no soy.
Y entre no llamar la atención incluye ser amable con imbéciles como Ben, que comenzó a hablarme desde que se sentó junto a mi en esa clase, y yo no necesito buscarme problemas así que intento mantener una sonrisa colgate siempre frente a él y darle por su lado.

Funciona ¿Saben? Al menos para sobrevivir la preparatoria así.

Manual de supervivencia escolar de Aristóteles Córcega.

- Bueno, pero dime quién es.

Giré rápidamente mi mirada por el salón y ésta se posó en Cuauhtémoc López, al instante observé a la chica que estaba a su lado y lo dije.

- Yolotl Rey. Pe... Pero no me gusta ¿ok? Solo que si tuviera a elegir a alguien en esta habitación... Pues sería ella.

- Relájate wey, estás demasiado nervioso. Y dices que no te gusta.

Negué con la cabeza energéticamente.

- Estoy bien. Es solo que todo el asunto de este pinche Santa Secreto. Se me hace una mamada. Ni que estuviéramos en el kinder.

- Pues la profesora Castañeda cree que sí que estamos.

Y sí. La profesora estaba decidida a que todos fuéramos amigos y nos abrazaramos como hermanos, hasta canciones de Disney nos ponía, aunque lowkey no me molesta escuchar Un mundo ideal mientras hago mis tareas. De cualquier modo no es que sea una clase importante. Se llama Asesorías, básicamente es un tiempo en que tienes que adelantar tus tareas, pero terminas usándolo para besuquear a tu novia, o ver videos de gatitos bebé.

La semana pasada, se puso de frente a la clase y extendió un rollo de papel higiénico. Nos hizo ir a casa uno y arrancar la "cantidad que normalmente usaríamos" like wtf.

Aquí entre nos, les cuento que pues yo uso bastante papel cuando voy a...pues, cagar. Es que a ver, tengo una obsesión con la limpieza ¿de acuerdo?

Obviamente me contuve a mi mismo y tomé una cantidad socialmente aceptable. No quería llamar la atención sobre mi rutina de baño.

Cuando todos volvimos a nuestros asientos la profesora Castañeda nos dijo que por cada trozo que habíamos cogido teníamos que decir a la clase una cosa acerca de nosotros mismos. Debí haber puesto atención.

No solo sus actividades eran vergonzosas sino que también eran ineficaces. Era diciembre y la única persona que conocía era Ben. Y como les dije, lamentablemente yo era la única persona que Ben conocía y entonces se aferraba a sentarse siempre a mi lado.

Cada viernes tenía que escucharlo hablar pestes de su novia, soltar comentarios machistas y homofóbicos. Pero de nuevo, tenía que seguir mi manual de supervivencia.

- Si saco el nombre de Yolo lo intercambio contigo - dijo Ben - No me importa con quien me toque, mientras no sea Temo - se estremeció como si le costara incluso decir el nombre del chico.

Ambos miramos a Temo López. Estaba sentado junto con dos chicas. Temo siempre estaba con chicas. No le conocía ningún amigo hombre, no después de que Diego quien decía ser su mejor amigo, en realidad era su novio y sus padres lo sacaron de la escuela por el bullying que les hicieron cuando los sacaron del clóset al descubrirlos en los baños dándose cariñitos.

Cualquiera que fuera visto hablando con Temo podría muy bien despedirse de su vida social.

- Yo no voy a comprar un regalo de navidad para un maricón - dijo Ben.

Me estremecí por su comentario pero como siempre lo deje pasar.

- En realidad es hacerlo.

- ¿Qué?

- Hay que hacer los regalos - le comencé a decir - Uno a la semana durante las próximas tres semanas ¿no estabas escuchando? No podemos gastar más de 150 pesos en el material.

- Lo que sea - dijo Ben - compraré unos chocolates o cualquier cosa.

La profesora caminaba por el salón con su frasco de reno Rodolfo lleno de pedazos de papel. Ben metió la mano y sacó un nombre.

- Tengo a Carlota y ¿tú?

Traté de no hacer ningún gesto mientras miraba fijamente el nombre en mi hoja de papel: Temo López.

(...)

Metí el papel en mi bolsillo, haciéndolo bolita.

- Es un secreto - dije simplemente.

- Oh vamos ¿Soy yo?

- No te diré.

- Si soy yo quiero el iphone 11.

Me reí de él y negué con la cabeza

- Eres un idiota.

- Y tú un marica.

- Prefiero ser un marica que un idiota - dije rápidamente sin pensarlo.

- Ni madres. Prefiero ser un idiota a un maricón.

Entonces Temo nos vio de reojo y vi como sus labios se fruncían. Puta madre. Probablemente pensó que estábamos hablando de él. De todos los nombres que podría haber sacado para el intercambio ¿por qué tenía que sacar el suyo?

¿Por qué me odias Dios? Si voy a misa los domingos y cuando me la jalo quito el crucifijo de mi cuarto para no faltarte al respeto.

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¿Quieren que la siga subiendo o mejor no? ¿Alguien está con ánimos de leer esta historia?

Bastones de caramelo (Aristemo) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora