Una vez que mi hermano se fue a la cama, le pregunté a mamá si podíamos hablar. Fue duro. Una de las cosas más duras que he hecho nunca
— Necesito tu ayuda, mamá. — dije.
— ¿Qué es? ¿Qué pasa?
— Se que no debería haber esperado tanto tiempo. —
Le mostré los calcetines de Temo, aquellos que había dejado en mi coche el día que le robaron los zapatos. Los que yo había lavado (obviamente) y después había escondido en el cajón de los calcetines donde podrían mezclarse en el fondo con los míos. Mi voz era temblorosa mientras continuaba — ¿Me ayudas a coser con estos un mono de calcetín? No quiero meter la pata.
— Cariño ¿qué te ocurre?
— Temo y yo tuvimos una pelea, creo.
Me rodeó con su brazo.
— De verdad te preocupas por él ¿no es así?
Asentí.
— ¿Cómo un amigo? ¿O es más que eso?
Yo jugueteaba con los calcetines mientras reunía el valor suficiente para decir lo que tenía que decir.
— Más.
Mamá me dio un abrazo.
— ¿Qué pasó?
— No lo sé. Creo que entré en pánico, las cosas fueron demasiado aceleradas para mí y reaccioné de la peor manera. Finalmente encontré a alguien especial, alguien con quien puedo ser yo mismo, y lo aparté. Todo porque tenía miedo de lo que otras personas dijeran de mí. Pero estaba equivocado. La gente murmura y dice cosas sobre Temo todo el tiempo. Y es una de las mejores personas que conozco. Así que si comentan las mismas sobre mí, no debería importarme. Lo sé, pero lo hace. Solo quería encajar mamá. Ser normal.
— Escúchame cariño. Primero, debes dejar que culparte. Eres un chiquillo, todos cometemos errores, si supieras cuantas veces te dejé caer de chiquito...
La miré con la boca abierta.
— Y segundo — continuó — preocuparse por alguien nunca es una equivocación, no importa lo que la gente piense de ti. Temo parece un chico muy especial. Sabes mejor que la mayoría lo importante que es atesorar el tiempo que tienes con las personas a las que les importas mientras puedes. No te atrevas a dejar que unos acosadores se interpongan en tu camino. Si ser una persona normal significa perderte a ti mismo, entonces al demonio la normalidad.
La miré un poco más tranquilo y me acerqué un poco a ella para acurrucarme como niño pequeño. Ella empezó a hacerme piojito en la cabeza y un beso en la sien.
— Ari, si algo se es que eres una buena persona y te mereces ser infinitamente feliz. Mi niño valiente, se que harás lo correcto.
— Lo sé. Me hubiera gustado haberlo entendido antes.
— Misterios son los caminos del Señor. Los tiempos de Dios son perfectos.
— Mamá no inventes, no estamos en misa.
— Habla con Temo. Si él siente lo mismo por ti, estoy segura de que serás capaz de resolverlo.
— ¿No te importa que yo...que él sea un chico? ¿Qué yo sea gay?
Me abrazó más fuerte.
— No, no me importa, con tal de que seas feliz. Esto no es exactamente una sorpesa, ya sabes. He visto la forma en que te iluminas cuando hablas de él. He tenido mis sospechas desde hace tiempo. Y después de lo de la gran Operación Zapato...pues estuve bastante segura.
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Bastones de caramelo (Aristemo) TERMINADA
RomanceUn intercambio navideño, un chico desastroso y muchos bastones de caramelo. ........ Historia corta navideña. ........ Adaptación Aristemo. La idea original no me pertenece. Todos los derechos de los personajes utilizados son de Televisa.