Diez.

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No hace falta decir que no invité a Temo al cine el sábado. Arqui eligió la película y por supuesto, terminamos viendo Frozen 2.  Temo me había enviado una petición de amistad en facebook la noche anterior, y yo había estado muy inquieto por eso desde entonces. La gente en la escuela tenía cientos de amigos en facebook. No significaba nada. Ni siquiera quería decir que fueran realmente amigos. Pero no podía dejar de pensar que si aceptaba su solicitud de amistad, la gente se daría cuenta. Me preguntarían por que éramos amigos y lo que eso significaba

¿Y si Temo publicaba algo en mi muro y otras personas lo veían?
Gracias por traerme  a casa Ari. Gracias por devolverme los zapatos Ari
¿Podría lidiar con los chismes?
¿Podría lidiar con salir del clóset después de todo este tiempo?

Temo en la escuela no me hablaba y yo no sabía si eso era mejor o peor para mí. Extrañaba escuchar su voz, incluso el lunes soñé con su carita cuando le di sus zapatos, pero en mi sueño me despedía de él con un beso.

El martes decidí que hablaría con él, pero hasta después de clases, cuando él fuera a su práctica de tejer o eso.

Mientras daba vueltas haciendo tiempo decidí ir al salón de asesorías, curiosamente la profesora Castañeda estaba ahí y Temo también.

— Ho... Hola.  — dije estúpidamente, porque aun no me habían visto y podía haberme ido sin que me notaran.

— Oh, Aristóteles. Buenas tardes ¿necesitas algo? — preguntó la profesora apilado sus hojas — ya me iba.

— Oh no no, mi...lápiz. Lo perdí — dije, sintiéndome idiota por la excusa tan barata.

— Qué bueno que están aquí ambos. Así podrán ayudarme. Obviamente les daré puntos extra. — dijo la profesora mientras salía del salón y cerraba con llave, obviamente ambos la seguimos sin hablar.

Ya afuera de la biblioteca vimos el jardín y supimos lo que quería.

— Tengo que ir al festival de mi hija, pero el árbol necesita estar decorado antes de mañana. Solo son unas cuántas esferas ¿Qué dicen?

Mi pensamiento se fue a cuando solía decorar con mi familia entera, incluido mi papá así que rápidamente empecé a asentir — Claro, claro. Yo lo hago.

Temo en todo ese tiempo no había hablado y como siempre abrazaba su mochila contra su pecho, luego miró hacia las cajas con adornos y levantó la cabeza.

Casi me caigo de culo. Temo traía puesta la araña que me había dado, no de la forma que esperaba pero la traía puesta. La había convertido en un choker, amarrado el adorno con un listón negro.

— Sí, está bien — respondió Temo.

— Gracias, chicos — y se despidió con la mano antes de irse.

(...)

Los primeros minutos fueron algo incómodos, no se por qué, después de todo ya habíamos hablado antes. Fui por la caja de adornos y empecé a examinarlos.

— Son lindos.

Temo se acercó y también se puso a verlos — Lo son.

— ¿Tú pones arbolito? — le pregunté.

— A veces —se encogió de hombros —  Papancho tiene demasiadas ocupaciones, incluyendo mis hermanos. A veces solo lo pone con ellos.

— ¿Tienes hermanos?

— Un montón. Pero ahora solo vivo con dos. Igual ahora están en Toluca, de vacaciones, y estamos solo Papancho y yo. Es algo...solitario.

Le sonreí y le extendí una esfera.

Bastones de caramelo (Aristemo) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora