Capítulo 10

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La arena entre los dedos de los pies era una sensación que le gustaba, la arena se estaba volviendo fría a causa de la noche.

— ¿Te gusta la playa, eh?

— Mucho — contestó Hermione con una sonrisa de oreja a oreja — gracias por traerme aquí.

— Un placer poder haber hecho algo bien al final.

Hermione rió.

— Hombre... no todo ha sido malo...

— ¿No?

— No... habría estado mejor si no te hubieses colado en mi baño... y si te hubieras ahorrado esos comentarios.

— Eran verdad.

— ¿El qué?

— Tienes un culo bonito... muy bonito.

— Draco... — su tono era de advertencia.

— Y un cuerpo precioso... — susurró él.

Ella aceleró el paso, como se parase... sólo Dios sabía que pasaría si ella se quedara quieta. Podría ser que se lanzase a sus brazos, o bien que lo abofeteara, aunque estaba más segura de la primera opción.

— ¡Hermione!

Ella bajó el paso y él tomándola de la muñeca la hizo girarse.

— D...Draco...

— No te ofendas... sólo te dije la verdad.

— Quizás... quizás... quizás no quería oírla.

— ¿Tartamudeas?

— Por tu culpa...

Él sonrió. ¿Cómo no hacerlo? Hundió la mano en el espeso cabello de ella, tan suave y sedoso como una caricia, enredando los dedos entre sus rizos, se llevó uno a la nariz para olerlo.

— Yo tengo otro problema contigo... — murmuró él.

— ¿Sí, cuál? — preguntó Hermione, tragando saliva.

— Me vuelves loco...

— Como tú a mí — replicó ella.

— ¿Te vuelvo loca?

— Aja...

— Habrá que buscar una solución, ¿no crees?

— La tregua...

— Es una opción ¿Eso significa que la aceptas?

¿Por qué le costaba tanto respirar? ¿Y por qué le daba la impresión de tenerlo cada vez más y más cerca? Podía sentir su pecho contra el suyo, sus piernas fuertes, pegadas a las suyas. Su respiración en la cara, su mano en la espalda, la caricia en su cuello de aquellos dedos fuertes, junto a su pelo.

— Por el bien de los dos... — aceptó ella — Ningún comentario más, ni intromisión en el baño.

— A menos que tú me permitas el paso...

— Draco...

— Hermione... ahora debemos hacer algo con mi locura...

— Ya hicimos... la tre... tregua.

— Mi locura es otra, cariño... me vuelves loco, pero de deseo.

— Draco...

— ¿Qué te parece si sellamos la tregua? — preguntó él, pegándola más a su cuerpo. Con la respiración más pesada, ella entreabrió los labios. Quizás debiera quejarse, pero lo único que hizo fue responder al beso cuando él unió su boca a la de ella.

Una ducha diferente [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora