Capítulo 13

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Hermione suspiró pesadamente cuando la lengua de Draco recorrió su vientre, recogiendo las palomitas que había sobre ella.

No estaba muy segura de cómo había sucedido, pero su camiseta se había subido más de la cuenta y mostraba algo de sus senos. Su pantaloncito corto, tenía la cinturilla bajada peligrosamente, y la boca de Draco iba de abajo hacia arriba y viceversa.

Le costaba respirar de vez en cuando y procuraba no gemir. ¿Pero cómo evitarlo con aquellas caricias tan sensuales?

Maldito fuese...

— ¿Has... has terminado ya? — preguntó Hermione. ¿Por qué tenía la voz tan ronca?

Draco alzó la vista, la miró sonriente. Hermione no pudo evitar fijarse en su boca. Estaba tan sensual y provocadora después de haber recorrido todo su vientre varias veces.

— Uhm... — se fijó en que él miraba a sus pechos y tuvo que tragar saliva. Como la tocase más íntimamente, estaría totalmente perdida — me parece ver una palomita escondida...

Hermione tragó saliva cuando él se inclinó sobre ella y su boca rozó uno de sus pechos.

Respiró profundamente. De alguna forma debía de controlarse.

— Me parece que no quiere salir — murmuró él — pero no me ganará — dijo.

Y Hermione sintió su húmeda lengua lamer cerca de su seno, tocándolo poco a poco. Draco se colocó sobre ella sin tocarla. Tenía una mano a cada lado de su cuerpo y se sostenía con ellas. Su cabeza empujaba su camiseta luchando con aquella palomita que se escondía.

"Cógela ya, cógela ya" — rogó Hermione. O la cogía o ella acabaría totalmente perdida.

Dios santo. ¿Cuándo se le había ocurrido aquel estúpido juego en el que se había puesto totalmente a su disposición? Si se levantaba, si decía que se había acabado el juego y se encerraba en su cuarto... aquella tortura acabaría. Dulce tortura...

El aire acarició sus pezones erectos y ella no pudo evitar jadear al sentir el pelo de Draco acariciárselos.

— Draco — dijo ella desesperadamente.

— Ya la conseguí — susurró él.

¿Por qué le daba la sensación de que esa palomita no existía? La nariz de Draco le acarició uno de sus senos, despacio y suavemente hasta que llegó a la cima.

Con los ojos bien abiertos, aunque nublados por aquel deseo fogoso, Hermione lo observaba. Sólo debía de levantarse y todo acabaría...

Abrió la boca para decir que ya se acababa el juego, pero de su garganta tan solo escapó un dulce gemido cuando los labios de Draco se cerraron en torno a uno de sus pezones.

Si antes sentía calor, ahora sentía como todo su cuerpo ardía.

Draco acababa de encender un lujurioso fuego en su interior... que iba a ser difícil apagar.

Un calor líquido se alojaba en su entrepierna, mojando sus braguitas. Se retorció bajo Draco y arqueó su espalda sin poder evitarlo. Su respiración se había agitado y no sabía el modo de controlarla.

¿Y si lo empujaba y echaba a correr? Después se daría una buena ducha de agua fría...

— Te deseo — las palabras de Draco la hicieron dejar de pensar. Su mente nublada por el deseo intentaba retomar sus pensamientos, pero la visión de Draco lamiéndole los pezones junto con el placer que sentía por el acto, la hacía no saber pensar.

— Draco — gimió cuando él dejó de lamer un pezón para ir por el otro...— ah... — tan tenue, tan sensual...

Él no pudo evitar chupar con más pasión aquel montículo tan sabroso que adornaba la cima de su bello seno. Mientras que con la boca se encargaba de mimar aquel bello pecho y hacerla gemir. Con una mano, se dedicó a pellizcar el pezón que se había quedado sin sus caricias, segundos atrás.

Las manos inquietas de Hermione, rendidas a todo aquel placer, acariciaban el cuerpo de Draco. Su espalda desnuda por debajo de su camiseta, su pecho esculpido como si fuera un rey, fuerte y suave.

Hermione apretó los puños para no encaminar sus manos hasta el interior del pantalón de Draco. Tan solo tenía que introducir su pequeña mano por debajo del elástico y encontraría aquello que en ese momento anhelaba.

— Aah — jadeó arqueando su cuerpo por completo y haciendo que ambos se pusieran en contacto — Draco — jadeó al sentir la erección de Draco contra ella.

El cuerpo de Draco cayó sobre el de ella aplastándola levemente. Podía sentir la erección de Draco presionada contra su sexo mojado. Sus piernas estaban separadas y lo acogía entre ellas.

Él continuaba atendiendo sus senos y ella revolvía su pelo antes de bajar por su espalda de nuevo. De arriba abajo, hasta volver a alcanzar aquel pantalón. Introdujo un poco los dedos sobre la tira del pantalón y alcanzó los calzoncillos. Los levantó un poco y acarició su piel antes de volver a subir.

Dejó de saborear sus pechos para mirarla a la cara sonrojada. Sus mejillas color escarlata lo hacían endurecerse más. Necesitaba tenerla. Necesitaba besarla. Aquellos labios entreabiertos, pedían a voces sus besos.

Subió un poco y la oyó gemir al encajar más su erección contra su parte más íntima.

Una ducha diferente [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora