Sentía un poco de náuseas, sumado a eso el dolor de cabeza que lo llevaba consumiendo desde hace una hora atrás. Su cuerpo temblaba de frío a pesar de las temperaturas que indicaban calor, sabía que no era normal nada de lo que estaba sintiendo.
Aún así no quería decir nada.
— ¿Seguro que te encuentras bien Minho?— Chan le pregunto al chico que había apoyando su cabeza sobre la mesa. No había dado ni un solo bocado a su comida, tampoco un sorbo a su bebida mucho menos intentaba provocarlo como de costumbre.
— Si no te sientes bien, puedes subir y descansar en la habitación— murmuró el de pecas acercándose hasta el rostro del contrario.
Minho negó.
— Estoy bien.
Bang negó, sabía que Minho se sentía mal. Pero también sabía que el orgullo de este nunca le dejaría aceptar tal cosa, sería como una derrota caer frente a él. En parte comprendía el sentimiento pero por una vez que se mostrará débil no iba a acabarse el mundo, aunque en la mente de Minho las cosas parecían funcionar así.
— Quizás deberíamos descansar, podemos continuar mañana— Bang sonrió. Felix asintió de acuerdo con lo que el mayor había dicho, Minho no se encontraba bien de salud.
Así que si, probablemente siguieran con su plan inicial, en cualquier momento el coreano terminaría perdiendo la consciencia por ser tan obstinado y no aceptar su situación de salud. Minho negó, rehusando se a aceptar lo que ambos chicos ofrecían, se levantó de la mesa con la intención de dirigirse al karaoke, que era la próxima parada según el organizado calendario que ambos chicos australianos habían hecho, su cuerpo se tambaleaba de un lado a otro, su visión era borrosa pero aún así se forzaba a caminar apoyándose de las paredes cercanas, obligando a la gente que se encontraba a los alrededores a hacerse a un lado para dejarle pasar, su aspecto de enfermo ayudaba a que lo hicieran sin reprochar o soltar queja alguna.
Sus piernas tropezaron con sí mismas, obligándolo a caer de rodillas en un instante, rápidamente el de pecas se acercó preocupado, Minho intento levantarse pero le fue imposible, su cuerpo estaba débil.
Chan se acercó hasta el chico casi inconsciente en el suelo, tocó con delicadeza la frente ajena sintiendo todo el cuerpo de Minho arder en fiebre.
— Debemos llevarlo a descansar, rápidamente— sugirió levantando al coreano, cargando lo en su espalda con la leve ayuda de Felix.
— Chan hyung, ¿Puede quedarse en mi habitación?— el contrario pareció sorprendido. El pelinaranja bajo su mirada jugando con sus dedos — el ha cuidado de mi todo este tiempo, creo que es justo que yo haga algo por él.
Bang sonrió.
— De acuerdo.
[...]
Minho se removió en aquella extensa cama mientras quejidos de dolor salían de su boca, acompañados de ciertas incoherencias y de vez en cuando risas sin sentido que asustaban al de pecas.
Este se encontraba al lado del mayor, cambiando cada cierto tiempo aquella pequeña toalla húmeda que dejaba reposar sobre la frente del contrario hasta que la fiebre evaporaba toda el agua.
— Hyung, ¿Estás despierto?— el menor habló suavemente al notar que el Minho se aferraba a su camisa aún teniendo los ojos cerrados, por su parte este, lentamente fue abriéndolos para posar su vista sobre el menor.
— ¿Por qué haces esto?— murmuró débilmente.
— ¿Hacer qué?— preguntó el contrario con inocencia haciendo sonreír al Lee mayor levemente.
— Cuidarme, después de todo lo que te he hecho Felix, ¿No tienes amor propio?— tal vez estaba siendo muy cruel, pero necesitaba saber la razón del porque el menor seguía siendo amable con él.
Felix dibujo una pequeña sonrisa en su rostro, tomando la toalla de la frente de Minho para llevarla hasta un pequeño recipiente con agua y humedecer la ahí.
— Porque eso es lo que hace una persona cuando ama a alguien.
El corazón de Minho se aceleró.
«Nuestro tercer encuentro, será cuando esté débil, cuando tus manos cálidas me hagan sentir en casa, ahí sabré, qué me gustas».
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He hecho unos pequeños cambios en la historia, igual, sigue siendo la misma. Nada de que preocuparse.
