Capitulo 2

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Una hora después de la reunión con el Maestro, Sakura ya estaba lista para la misión, se había puesto unos shorts con una pollera negra y una musculosa del mismo color, el pelo prefirió no tapárselo. Se encontró con sus compañeros en la entrada. Los dos también vestían de negro, Naruto como siempre, llevaba atada en su cabeza una cinta azul oscura, sus dos katanas las usaba colgadas en la espalda, de la misma forma que Sakura. Sasuke prefería llevar su única katana en la cintura. Además de eso los tres tenían múltiples armas ocultas, aunque tampoco se preocupaban si no tenían nada. Sus habilidades eran suficientes.
Salieron de la guarida hacia Suna, donde vivía el objetivo. Sakura miró a sus compañeros de reojo. Por mucho que el Maestro quisiera separar a Sasuke de su hermano, a ella de Sasori y mantener vigilado a Naruto, no terminaba de comprender por qué mandarlos a los tres a realizar una tarea tan simple. El hombre no parecía ser una gran amenaza, excepto para quien había ordenado su muerte.
Pararon a la noche para descansar, al otro día llegarían y debían estar en perfectas condiciones. No habían cruzado una sola palabra en todo el camino. Y nadie parecía tener intención de hacerlo en ese momento tampoco. La mujer suspiró, si antes su vida le parecía horrible, ahora sería una constante tortura. Se sentó en el suelo. Oyó pasos y al levantar la mirada se encontró con Sasuke.
-¿Qué quieres? –preguntó cortante.
-¿Por qué hiciste esas preguntas al Maestro?
-Curiosidad –contestó como si nada. Observó cómo el rostro del morocho se contraía involuntariamente en una mueca de incredulidad.
-Nunca vi a un asesino interesado en saber la clase de persona que es quien va a matar.
-Quizá no conociste suficientes –su cercanía le molestaba, o mejor era decir que la perturbaba.
-No, no es eso. Conozco muy bien a los de mi clase. Sucede que tú no perteneces a ella y ahí está mi problema. Porque si no eres una asesina, entonces el trabajo se complica. Me gustan las cosas bien claras, así que elige con cuidado tus próximas palabras Sakura –pronunció su nombre con algo de desdén y eso la inquietó, definitivamente estaba tratando con alguien peligroso, pero eso no iba a amedrentarla.
-¿Por qué?, ¿vas a matarme si no te gusta mi respuesta? –respondió sonriendo como si no le temiera.
-Puede ser.
-Ja, eres gracioso.
-Yo que tú no me reiría.
-Oh, perdón, tampoco te gusta eso. Genial. Tendremos una relación de compañeros interesante.
-¿Acaso no me escuchaste? –Naruto, que se había mantenido apartado cortando una rama con un cuchillo, se acercó.
-Sasuke, cálmate.
-¿No ves que si esta chica tiene problemas de conciencia, puede arruinarlo todo?, no pienso arriesgar mi pellejo.
-¿Tienes miedo que yo pueda llegar a detenerte?, gracias, veo que me tienes un alta estima. Pero no te preocupes, no voy a detenerte, sé que no podría –los dos jóvenes notaron la tristeza en su mirada y se extrañaron aún más, los asesinos no solían tener ese tipo de sentimientos- sólo, hagamos esto rápido, así podemos volver.
-Bien... -Sasuke miró de reojo a Naruto, quien en seguida comprendió y se volvió a sentar, no tenía ganas de pelear- mañana recolectaremos la información que necesitemos para acabar con ese hombre. Recuerden, debemos saber a dónde va, con quiénes se relaciona, y cuál sería el mejor momento y lugar para acabarlo sin que nadie nos descubra.
-No es la primera vez que hacemos esto, Uchiha –usaría el mismo desdén para hablarle que el que él usó con ella- creo que sabemos cómo hacerlo.
-Sólo quiero que nos pongamos de acuerdo. En la mañana nos dividiremos, no me gusta estar acompañado, y somos muchos de por sí. El punto de encuentro si surge algún problema y no nos vemos será este mismo sitio.
-Bien.
-Sakura –la mujer miró al morocho- ¿vas a estar bien? –la pregunta le sonó hasta rara a él tanto como a sus dos compañeros, pero la hizo casi sin pensar.
-Si... -respondió la pelirrosa extrañada. Naruto observó a ambos y bufando se levantó.
-Bien, iré a comer algo y luego a dormir. Ustedes dos parece que necesitan estar solos.
-Eres un idiota –Sasuke también se alejó.
Sakura se quedó algo confundida sentada. Un rato más tarde, fue Naruto, quien se acercó a ella, se alejó un poco de forma instintiva. El rubio se arrodilló para estar a su altura.
-¿No piensas comer?, no me digas que no te trajiste nada.
-No tengo hambre –dijo a la defensiva ¿qué era lo que pretendía?
-Come –le tiró un sándwich en la falda, mientras se levantaba- no quiero que te andes desmayando mañana porque si lo haces tendré que cargarte y no sería bueno para tu orgullo –Naruto le pareció menos peligroso, sus palabras sonaban como si no le importara pero su mirada le había dado a entender lo contrario.
Sakura tomó el sándwich y comenzó a comer. La verdad era que sí tenía hambre. Con la furia de todo lo que había pasado olvidó guardar su comida. El rubio no se había ido aún, la miraba de una forma que no terminaba de comprender. Terminó por ponerse incómoda.
-¿Gracias? –fue una pregunta porque en realidad no sabía si era eso lo que quería escuchar. Pero al parecer no era eso porque él dio un respingo y se fue sin decir nada más.
-Qué caballero –se burló Sasuke cuando Naruto pasó a su lado.
-Cállate estúpido –refunfuñó Naruto sintiéndose él más estúpido que nadie.
Al otro día Sakura se despertó antes que sus compañeros. Normalmente dormía poco. En silencio preparó sus cosas y partió hacia Suna. No tenía por qué esperarlos si ya habían decidido qué hacer. Cuando fuera necesario volver a estar juntos los encontraría. Era bastante buena en ello. Llegó a la ciudad cerca del mediodía. Pronto se transformó en una niña de cabellos rosas y comenzó a caminar entre la gente. Escuchaba atentamente todas las conversaciones, siempre se interesaba por todo lo que pudieran decir los pueblerinos, muchas veces había conseguido información interesante de esa forma. Y para su suerte logró divisar a quien sería su objetivo. Un hombre de mediana edad. Estaba comprando algunas cosas. La vendedora le sonreía mientras él le contaba algunas anécdotas. Pagó y al dar media vuelta tropezó con ella. Sakura al tener un tamaño pequeño no pudo conservar el equilibrio y cayó sentada al suelo.
-Oh, lo siento pequeña –le tendió una mano, la pelirrosa lo miró asombrada, nunca pensó que el hombre fuera tan amable- ¿estás bien?
-Sí, señor, lo lamento, estaba distraída.
-Jajaja, los niños deben ser distraídos, tengo dos pequeños, uno es de casi tu edad, y le suelen suceder estas cosas. No te preocupes. Me alegro que no te hayas dañado.
Ella se levantó con su ayuda. El hombre le revolvió el pelo con cariño mientras le mostraba una gran sonrisa. Luego revisó entre la bolsa con cosas que había comprado y sacó una manzana.
-No tengo dulces, pero quizá quieras esto.
-Gracias...
El hombre siguió su camino. Sakura rebuscó entre su mochila y sacó el papel que Madara les había dado. El nombre del sujeto era Okai Makumo, la descripción decía que se trataba de un obrero que trabajaba en una obra en las cercanías. Sakura frunció el ceño. ¿Obrero?, qué extraño, nunca había tenido que asesinar a alguien tan corriente. Debería haber leído con anterioridad el papel.
-Las niñas no deberían tener esa cara de preocupación –levantó la mirada asustada y se encontró con un hombre de cabello rubio largo. Su rostro podía haber cambiado, pero estaba segura de quien era: Naruto.
-Tampoco hablan con extraños. Con permiso.
-Tu cabello es muy llamativo, Sakura.
-El tuyo también, Naruto.
-Je, sólo lo hice para que reconocieras a por lo menos uno de los míos.
-¿Uno?
-Estás rodeada de mí mismo –dijo orgulloso extendiendo los brazos a los lados. Sakura frunció el ceño y miró a su alrededor. Entre la gente varios la miraron y guiñaron un ojo.
-¿Kage bunshin?
-Si eres más, puedes abarcar más terreno. Con permiso –le dijo haciendo una burlona inclinación- ahora que ya sé que también estás aquí, seguiré con el trabajo.
-¿Ahora que lo sabes?, ¿qué significa eso?
-Nada.
El rubio sonrió y desapareció entre la gente. La verdad era que una parte de él se había preocupado un poco al despertar y no encontrarla. Salió de inmediato, seguido de Sasuke, aunque era posible que a él poco le importara ella. Quizá debería pensar así, pero no podía. Por eso odiaba tener compañeros. Aunque se mostrara frío la mayor parte del tiempo, siempre se preocupaba por sus compañeros. Para colmo esa mujer... largó un suspiro, mejor se dedicaba a la investigación.
A la noche Sakura se alejó de Suna a los alrededores. Estaba de mal humor. Había estado todo el día siguiendo con distintos aspectos a Okai y el hombre parecía ser una buena persona. Ayudaba a cualquiera que lo necesitara y además tenía una hermosa familia, una linda esposa que lo recibió con la cena, y dos niños pequeños que corrieron a abrazarlo al verlo. Golpeó un árbol cercano generando una grieta.
-Demonios...
-Bueno, tu humor no mejora con el pasar de las horas –Naruto de nuevo. Se dio vuelta para mirarlo.
-Supongo que esta vez sí comiste.
-Sí.
-Qué lástima, esperaba que me invitaras a comer, pero bueno.
-¿Qué descubrieron? –Sasuke habló esta vez, subido en una rama de un árbol, los observaba desde la altura, entre las sombras.
-Creo que lo más fácil será acabarlo en su propia casa. Al parecer no sospecha nada –dijo Naruto.
-Sí, yo pensé igual –Sasuke bajó del árbol y se acercó a ellos. Sakura se alejó de ambos en silencio- en el día está rodeado de mucha gente. Su casa queda en los alrededores.
-Tiene familia –lo interrumpió Sakura, los dos hombres la miraron- no podemos hacerlo con ellos ahí. Sería demasiado cruel.
-Si te parece muy cruel, podemos acabar con todos, así nadie sufriría –dijo Sasuke como si nada.
-¡¿Cómo puedes tú decir esas palabras?!
-¿Y eso a qué viene?
-Conozco tu historia, sé que mataron a tu familia frente a ti y tu hermano. ¿Cómo puedes no pensar en esas personas y sus sentimientos?
-Justamente pienso en ellos –Sasuke se acercó a ella y la acorraló entre un árbol y su cuerpo- en ese momento yo deseaba vivir, pero luego pensé que quizá lo mejor hubiese sido que me mataran a mí también, les estaremos haciendo un favor.
-Piensas en la vida de las personas como si no valieran nada, eres de lo peor.
-La vida no vale nada, ¿por qué darle valor a algo que no lo posee? Tú no eres ninguna santa tampoco. ¿Qué pasa? Ahora no quieres seguir con estos trabajos.
-Es que... yo nunca tuve que matar a nadie que fuera inocente...
-Aaah, ya veo. Al parecer Madara fue benévolo contigo mucho tiempo. Eres demasiado blanda para este trabajo –le susurró al oído.
-Sasuke... -Naruto también se había acercado a ellos, colocó una mano sobre el brazo del Uchiha que estaba a punto de alcanzar el rostro de Sakura, quien estaba tiesa apoyada contra el tronco del árbol- no es momento para que estés jugando. Hoy descansaremos y mañana acabaremos con esto. No hay mucho más que hacer. No será difícil.
-Bien –Sasuke sonrió con malicia- luego volvió a mirar a Sakura- ¿sabes por qué nos ordenaron matarlo? –ella levantó la mirada y la posó en sus ojos- quería mejores tratos para él y todos sus compañeros y organizó un grupo para presionar a su jefe. Fue ese jefe quién ordenó que lo eliminaran para acallar al resto.
-Sasuke... -Naruto miró al morocho con odio, ¿qué estaba buscando diciéndole eso a ella?, la observó, la pelirrosa estaba petrificada- ya, a dormir, mañana será un día largo.
Sakura bajó la vista. No podían pedirle que matara a esa persona. Por lo general las misiones eran matar a gente que lo merecía, o que quizá había cometido algún error en su vida (de esos en especial se encargaba Sasori) Ella no podía hacer eso. De por sí odiaba su trabajo, pero esto, era demasiado cruel. Además esos niños... tenía hijos... sus propios padres habían sido asesinados estando ella allí. Decía que no recordaba nada, una mentira que deseaba que se volviera realidad algún día, pero le era imposible. Dormía poco porque siempre tenía malos sueños, y había uno, una pesadilla, que se repetía con mucha frecuencia. Sus padres muriendo, su padre abrazándola para protegerla. Su madre llorando y corriendo con ella en brazos, sus gritos... se tomó la cabeza y se dejó caer.
-No puedo... no lo haré...
-Escúchame bien –Sasuke la tomó de la remera para obligarla a levantarse.
-¡Sasuke! –Naruto apretó su brazo. El morocho lo miró de reojo.
-Aléjate de mí, idiota.
-Suéltala ya, no es momento de estar peleando.
Sasuke suspiró y luego activó su Sharingan, soltó a Sakura y su cuerpo se iluminó con una gran corriente eléctrica que pasó a Naruto quien salió despedido hacia atrás. Sakura abrió los ojos asustada. Ese hombre no era normal, no tenía ninguna posibilidad contra él si deseaba matarla.
-Ahora me escucharás –le dijo a Sakura, volviendo a mirarla. Ella asustada pasaba sus ojos de él al caído Naruto, quien parecía ser su aliado en ese momento- no me importa si quieres o no matarlo. Si es tu deseo puedes quedarte aquí, pero ni sueñes con interferir. ¿Me escuchaste?
-Sí –respondió. Él le dio la espalda para observar a Naruto que se estaba levantando bastante enojado.
-Te dije que te alejaras, no me quisiste escuchar, Naruto. ¿Qué harás ahora?
-Te mataré –respondió el rubio furioso, al mirarlo sus ojos habían cambiado de color, eran rojos y su pupila era recta. Sasuke frunció el ceño, ¿quién demonios era ese tipo?, o mejor dicho, ¿en qué se había convertido?, lo conocía de cuando eran pequeños y sabía que no tenía ningún tipo de habilidad especial, o eso creía.
-Alto –Sakura apareció entre ambos, sorprendiéndolos, era muy rápida aunque nunca lo había demostrado- Naruto, dijiste que no era momento para pelear. Tenías razón, no lo es, y además tenemos órdenes –miró a Sasuke- y hay que cumplirlas. Mañana.
-Tsk –Naruto escupió a un lado, y cuando volvió a mirarlos sus ojos eran azules- sí, mejor me voy a dormir.
-Te conviene –dijo Sasuke. El rubio lo observó de reojo, pero luego pareció pensarlo mejor y dando media vuelta desapareció del lugar- no es conveniente que te metas entre nosotros dos, Sakura –le dijo Sasuke de un modo bastante amable, seguramente estaba fingiendo- será mejor que duermas.
-Eso haré –respondió.
-No quiero que nuestra relación de compañerismo se arruine por esto. Simplemente no te metas en mi camino y te irá bien –le dijo tomándola de la barbilla.
-Perfecto –respondió alejándose de un rápido movimiento.
Sasuke desapareció, Sakura apretó los puños. Ese maldito Uchiha, ese estúpido Naruto, no le importaba su lealtad para con el Maestro, no podía quedarse sin hacer nada. Por una vez en su vida haría algo que valiera la pena. No dejaría que nadie le pusiera las manos encima a ese hombre. Comenzó a correr hacia Suna. El hecho de desobedecer a Madara le produjo un escalofrío, sería la primera y última vez, quizá muriera por ello, pero no importaba, no podía seguir con eso.
-Va a avisarle –dijo Sasuke. Naruto apareció a su lado.
-Sí –respondió el rubio de forma monótona mientras la veía desaparecer en la oscuridad de la noche.
-Hay que detenerla. Lo haremos hoy, después de todo.
-Parece que sí...
-Vamos.
Sakura llegó a la casa de Okai media hora después. Ya era de noche, posiblemente la familia estuviera cenando. Dio varias vueltas frente a la puerta, no sabía cómo explicarse, ¿le creerían?, y lo más importante era ¿qué harían luego?, si se iban de Suna, Naruto y Sasuke los encontrarían irremediablemente. No sabía qué hacer, pero algo haría. Tocó la puerta. Okai fue el que abrió y la miró extrañado. Posiblemente recordara a la niña de cabellos rosas que había chocado esa mañana que se parecía a la mujer que estaba ahora frente a él.
-Okai Makumo, necesito que me escuche atentamente. Sé que le costará creerlo, pero he venido a salvar su vida, o por lo menos a intentarlo.
-¿Qué?
-Sé que suena loco, pero tiene que escucharme. Dos hombres... junto con... junto conmigo, fuimos contratados para asesinarlo por haber armado una revuelta en su trabajo –le tendió el papel con su descripción y fotografía.
Okai miró la hoja sorprendido y poco a poco fue palideciendo. Miró a Sakura y retrocedió. Ella le tomó el brazo con una rapidez inusual, definitivamente no era alguien normal.
-No le haré daño, porque no considero que usted deba morir por tratar de hacer lo correcto. Pero tiene que escapar de aquí con su familia. Porque mis compañeros no piensan igual, ellos lo cazarán siempre.
-Si siempre me cazarán, entonces no podré escapar jamás... -dijo asustado- yo... no tengo dinero, no puedo pagar por protección.
-Nadie podrá protegerlo de ellos... -Sakura se sintió mal. ¿Por qué había ido?, esto era inútil, ni ella podía resguardarlo.
-¿Por qué?...
Otra vez esa pregunta. Uno de los niños apareció al lado de su padre. Éste ni siquiera lo había notado. Estaba atónito y temblaba.
-¿Papá? –preguntó el pequeño.
-Señor, ¿me dejaría pasar? Quizá se me ocurra algo...
El hombre miró a su hijo, y luego a ella. Asintió afligido y se corrió. Sakura entró. Okai le indicó dónde se encontraba la cocina. La pelirrosa se quitó las botas que llevaba. Supuso que el hombre la había dejado pasar porque le parecería imposible que llevara un arma para asesinarlo con la ropa que tenía, pero no la necesitaba, podía matarlo de un solo golpe si lo deseara. O quizá sólo la dejó pasar porque tenía una leve esperanza de salvación, y esa estaba ahora depositada en la persona de Sakura.
-Okai, ¿qué pasa? –preguntó su esposa, sabía que se llamaba Hinamori, una mujer muy hermosa, al instante de verla, Sakura sintió una punzada de envidia. A pesar de todo, tenía una vida mucho mejor que la suya, y una familia que la amaba.
-Hina... -el hombre aún estaba pálido, y su mujer al notar eso corrió a su lado.
-¿Qué pasa?, ¿quién es ella?, ¿qué te dijo?
-Será mejor que los niños vayan a sus habitaciones –dijo Sakura. El hombre asintió. Y los pequeños al instante obedecieron. El rostro de su padre les indicó que no era momento para protestas.
-Hinamori-san... -comenzó Sakura.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Su esposo está en peligro. He venido a advertirles. Deben irse de Suna de inmediato.
-¿Cómo?, pero... ¿cómo vamos a creer eso?
-Hina... créele –sólo pudo decir Okai.
-Pero...
-Su jefe ordenó que sea eliminado por haber causado disturbios en donde trabaja.
-Eso no puede ser... -la mujer cayó al suelo- pero... nosotros... Okai sólo deseaba mejorar la calidad de vida de sus compañeros, que pudieran trabajar en mejor estado y...
-Al parecer a su jefe no le gustó nada el revuelo que sus ideas están causando... lo siento...
-¿A dónde vamos?, Okai...
-Podemos ir a Konoha, a donde vive tu hermana.
-Deberán partir hoy mismo. Dejen todo atrás y huyan lo más rápido que puedan. Yo... intentaré darles tiempo.
-¿Y por qué hace todo esto?
Los dos la miraban. El hombre con el rostro deformado por el miedo, la mujer algo más altiva ahora y decidida también. La sorprendió que pudiera mantener la calma, era fuerte, quizá más de lo que ella era. Sabía por qué lo era: era fuerte porque tenía algo que proteger, porque tenía una familia.
-Porque... porque es lo correcto y...
Sakura abrió los ojos grandes cuando una sombra apareció detrás de ella. Se dio vuelta y se encontró con Sasuke. Sonreía, quizá porque había estropeado sus planes, o quizá porque efectivamente ella había hecho lo que él pensó. Sakura no perdió tiempo y lanzó un golpe directo a su estómago, el Uchiha no se esperaba el ataque por lo que lo recibió de lleno. Resbaló varios metros por la fuerza de la mujer, que era tremenda, y cayó de rodillas sin poder respirar.
-¡¡Corre!! –gritó Sakura a Okai que parecía paralizado por el terror. Sakura lo tomó del brazo y lo obligó a moverse- tienes que correr, tu mujer estará a salvo, te buscan a ti...
El hombre abrió los ojos. Su esposa también le gritó que corriera con lágrimas en los ojos. Sasuke se estaba recuperando. Había activado su Sharingan y miraba furioso a Sakura.
-Maldita, vas a pagar por esto –sacó su espada y se lanzó contra la pelirrosa.
La punta del arma se detuvo a escasos centímetros del rostro de Sakura. Naruto había aparecido y había vuelto a detener el brazo de Sasuke. Estaba muy serio. Miró por un segundo a Sakura y luego a Sasuke.
-Ella no es el objetivo... se está escapando –señaló a Okai que estaba comenzando a correr tomado de la mano de su esposa a quien casi arrastraba.
-Lo sé, ¡encárgate de ella! –dijo Sasuke y desapareció.
-¡¡Nooo!! –gritó Sakura y salió corriendo tras la pareja y su asesino.
Naruto no la detuvo, simplemente los siguió con paso tranquilo y las manos en los bolsillos. Miró a un lado y vio a dos niños acurrucados en un rincón llorando. Negó con la cabeza. Nadie los había notado, ni siquiera sus padres quienes quizá habían ido por ellos o pensaban que estaban a salvo si huían. Caos, eso era lo que generaban, caos y terror...
Un grito de una mujer. Sakura llegó para ver cómo Sasuke retiraba su katana del pecho de Okai, quien caía muerto. Su esposa gritaba desesperada pidiendo por ayuda. Sasuke en un rápido movimiento se colocó delante de ella y le tapó la boca al atrapar su rostro con una mano. Estaba más que furioso, su semblante estaba deformado, asustaría hasta al más valiente.
-¡No lo hagas! –gritó Sakura. El morocho la miró- si le tocas un pelo, te consideraré mi enemigo... -dijo tratando de mantener firme la voz. Todo su cuerpo temblaba por el miedo, pero no iba a retroceder.
-Tú ya eres mi enemigo desde el momento en que te interpusiste entre mi presa y yo. ¡Naruto!, te dije que la detuvieras –el rubio venía caminando hacia ellos con parsimonia, el pelo le tapaba los ojos.
-Lo sé, pero no me pareció necesario, ya que sabía que terminarías el trabajo antes de que ella llegara. Suelta a la mujer, ya acabó, Sasuke. Nuestra misión era matar a Okai, nada más –lo miró, los ojos de Naruto habían cambiado de color, o quizá era sólo la imaginación de Sasuke.
-¿Acaso piensas igual que ella?
-Nunca quise salvarlo, simplemente no me gusta matar gente que no me ordenaron matar. Okai está muerto, volvamos al castillo.
Detrás de Naruto aparecieron los dos niños. Sasuke soltó a la mujer quien corrió hacia sus hijos llorando para impedir que lleguen al cuerpo de su padre y al mismo tiempo para protegerlos de su enemigo.
-¡Dijiste que nos ayudarías! –gritó la mujer entre las lágrimas a la pelirrosa.
Sakura estaba paralizada. Respiraba entrecortadamente con la vista fija en el cuerpo sin vida de Okai, un pobre hombre que temía morir, y que no lo merecía. Adelante estaba Sasuke Uchiha, la persona que lo había matado, sin ningún tipo de remordimiento y ahora volviendo a esbozar una sonrisa sobradora. A su espalda, estaba Naruto, quien había salvado a la mujer quién sabe porqué, pero que aún así era tan peligroso como el morocho.
-Eres un maldito... -le dijo a Sasuke.
-Y tú eres una tonta, Sakura. ¿De verdad creíste que podrías salvarlo?, nada de lo que hagas borrará la muerte que has causado a lo largo de tu vida, tú estás tan condenada como nosotros.
-Basta, Sasuke. Vámonos de aquí antes de que vengan los ninjas –replicó Naruto. La situación lo tenía bastante molesto.
-Sí –Sasuke desapareció. Naruto se acercó a la pelirrosa.
-Vamos, ya no puedes hacer nada.
La pelirrosa lo miró con furia, lo que hizo retroceder un poco al Uzumaki. Se acercó a la mujer quien abrazaba a sus hijos con fuerza mientras lloraba, quiso tocar su hombro, pero se arrepintió, le dio la espalda y susurró un simple "lo siento" antes de desaparecer. Naruto observó una última vez la imagen y negó con la cabeza, demasiado tarde, Sakura había arruinado todo el plan.
El rubio llegó al lugar donde habían estado a la mañana y se encontró con que Sasuke y Sakura estaban discutiendo otra vez. Suspiró. Después era él el que no tenía control de sí mismo y se enojaba con facilidad, pero esto era ridículo, era como la tercera o cuarta vez que los detenía, no le gustaba ser el pacifista del grupo, pero si alguien no conservaba la cordura, se terminarían matando entre sí, aunque lo más probable fuera que Sasuke matara a Sakura.
-... ¡eres una traidora!, ¿cómo pudiste hacer eso?, casi pones en peligro la misión entera.
-¡No me importa!, esa gente... esos niños... -cayó de rodillas al suelo mientras silenciosas lágrimas caían por sus mejillas. Sasuke la observaba completamente sorprendido. Eso sí que no lo esperaba.
-¿Sakura? –preguntó el morocho algo incómodo. Por alguna razón no quería verla llorar- está bien, no le diré nada al Maestro...
-¡No es eso lo que me interesa! –gritó la otra furiosa.
-Bien, ya me estoy cansando de esto –Naruto los interrumpió- tú deja de llorar, no eres una niña y menos una mujer indefensa y buena. Eres una asesina, así que compórtate como una. Y tú, Sasuke, sería bueno que comenzaras a calmarte. Había escuchado que eras una persona fría y tranquila, no puedo creer que una mujer haya llegado a exasperarte tanto que tienes que comportarte como un completo idiota.
-Je –rió el morocho para tratar de ocultar su momentánea preocupación por la mujer que hacía solo unos minutos casi mata- ¿y a ti que te pasa, Naruto?, ¿quieres ser el caballero en esta situación?, no paras de defenderla. Si tienes alguna intención con ella no creo que debas esforzarte tanto, seguramente es una perra como todas.
Sakura se levantó furiosa con un kunai en la mano (Naruto se preguntó de dónde lo había sacado con la poca ropa que llevaba) y corrió hacia el Uchiha gritando. Sasuke sacó su espada. Ambos quedaron con sus respectivas armas en el cuello del otro respirando agitados.
-¿Qué pasa, mujer?, ¿tampoco me puedes matar a mí?, soy de los malos, recuerda...
-Lo mismo te pregunto, Uchiha, pensé que me querías muerta.
-No estoy de humor para soportar las críticas del Maestro cuando sepa lo que hice –respondió relajándose y sacando su katana del cuello de Sakura.
-En serio –dijo Naruto- ¿pueden terminar con todo esto?, me estoy cansando.
El rubio calló, los otros dos miraron hacia él. A su espalda se escuchaban pasos. Sacó su katana. Alguien los había seguido. Sus compañeros corrieron hasta ubicarse a su lado. Ninguno dijo nada, los tres sabían qué hacer perfectamente en ese tipo de circunstancias. Realizando los sellos necesarios cambiaron sus aspectos para no ser reconocidos en el caso de que hubieran sobrevivientes. Más pasos se oyeron a su alrededor. Los estaban rodeando.
-Nos descubrieron... -susurró Sasuke.

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