Capitulo 9

942 64 2
                                    

Los tres asesinos llegaron a las puertas de la gran fortaleza de su objetivo. El señor Makoto era un hombre sumamente poderoso que había labrado sus riquezas vendiendo esclavos. Ninguno pudo disimular su admiración ante semejante estructura, el castillo donde ellos vivían era magnífico pero este era mucho mejor, tenía una mezcla de belleza con poderío, el arquitecto era alguien con gran visión y que al mismo tiempo conocía sobre cómo defender un lugar. Sería sumamente difícil, sino imposible para un ejército entrar, pero ellos eran mucho más astutos y estaban muy bien entrenados como para temer por esos detalles.
El cuerpo de los tres se tensó al presentir una amenaza inminente, pero sólo uno de ellos se movió. Naruto detuvo una flecha a sólo milímetros del rostro de Sasuke, que, aunque en su interior no se había inmutado, tuvo que fingir una cara de sorpresa. Sakura observó a ambos y también actuó sorprendida. Naruto era un excelente guardián, podían estar seguros de que nada los tocaría jamás mientras él estuviera allí con el objetivo de protegerlos. Sin embargo, ¿quién los había atacado?
-¡Alto! – un hombre de mediana edad y bastante corpulento apareció en la muralla que daba a la entrada del lugar- no disparen... ¡Señor Masuke!, disculpe la torpeza de mis guardias, me alegro que tenga a alguien tan habilidoso cuidando sus espaldas, sino ya no podría contar con usted, mis arqueros son muy buenos, jejeje.
-Señor Makoto, estuve a punto de morir infartado. Espero que esto no vuelva a pasar, por suerte contraté a este hombre por si nos encontrábamos con algún ladrón en el camino.
-Han llegado antes de lo esperado, por lo cual sorprendieron a mis guardias, por favor, pasen, las puertas de mi fortaleza están abiertas para los amigos...
Sasuke miró de reojo a Naruto, quien ocultó su rostro bajo la capucha que llevaba. Estaba todo vestido de negro con una capa del mismo color. Quiso agradecerle, pero luego lo pensó mejor, no tenía por qué agradecerle nada, el trabajo del rubio era ese, así que debía cumplirlo a la perfección para que ellos pudieran seguir con el plan. Comenzó a caminar, seguido por Sakura, Naruto se retrasó unos momentos para poder ir más alejado y vigilar desde la distancia.
El rubio observó la espalda de la pelirrosa, interpretaba su papel de mujer sumisa de manera espléndida. La cabeza levemente gacha, los hombros hacia abajo, un paso por detrás de su marido, y seguramente, aunque no pudiera verla, llevaba una leve sonrisa de complacencia. Reaccionó por instinto ante la flecha y agradeció ello, de lo contrario, el morocho estaría muerto. No debía moverse, ya que supuestamente tenía los reflejos de un hombre común, sin embargo, le sorprendió que ni siquiera pestañeara. ¿Acaso confiaba ciegamente en él?, era extraño de su parte entregar su vida en manos de alguien que ya no conocía bien, quizá en su interior admitía que Naruto era bueno y lo respetaba, o quizá no valoraba demasiado su vida. ¿Podía ser esto último?, Sasuke tendía a ser muy meticuloso, nada se le escapaba, controlaba todo su entorno, siempre un paso por delante... había una tercera opción, y era que pensaría que podía esquivar esa flecha si veía que Naruto no llegaba a atraparla. ¿Podía ser tan arrogante?, una flecha por más malo que fuera el arquero, era muy veloz, y aunque un experto podría esquivarla o atraparla, habían límites de tiempo, Sasuke no podía detener el tiempo, Naruto frenó la flecha a escasos milímetros de su rostro... no... de alguna manera lo más lógico para pensar era que el morocho confiaba en él, y por un momento, eso lo alegró, porque, aunque jamás lo admitiera, significaba que lo consideraba un igual y un rival digno. Sasuke Uchiha no pondría su vida en manos de cualquier persona. Sacudió la cabeza, no estaba allí para eso, tenían una misión, y esta vez se trataba de alguien de quien se podía prescindir, ya que ese hombre Makoto era ruin y una horrenda persona. No haría nada por frenar el asesinato, esta vez ayudaría en lo más que pueda. Esperaba que Sakura estuviera bien, al fin y al cabo, esta misión también podría dañarla, ya que ese hombre esclavizaba mujeres, algo muy similar a lo que ella había vivido y vivía cada día.
Sakura se limitó a caminar lentamente con la cabeza gacha, el kimono no la ayudaba demasiado a ir más deprisa de todas formas. Observaba todo de reojo, no perdió detalle del lugar en el que estaban entrando. Cuando Makoto se presentó frente a ellos apretó los puños con fuerza. Naruto se colocó a su lado y disimuladamente le rozó con sus dedos una mano. Ella lo miró y él con un simple gesto de su mirada le dio a entender que debía calmarse. Sakura pestañeó, era increíble cómo ese hombre leía todo su ser. Parecía que jamás le quitaba un ojo de encima. Tardó unos segundos en desviar la mirada de sus ojos, tenían un color tan hermoso, y brillaban con una calidez que no era normal en un asesino. Oyó a Sasuke hablar con Makoto, pero no podía concentrarse. Naruto retrocedió un paso para ubicarse tras ella y volvió a ocultar su rostro tras la negra capucha. Su presencia la ponía nerviosa, la desestabilizaba completamente, hacía que todo su alrededor pareciera poco importante, ¿por qué se sentía así a su lado?, ¿qué era lo que le estaba pasando?, con ningún hombre sentía ese tipo de cosas.
-Cariño... -Sasuke le tocó el brazo, Sakura pestañeó varias veces y lo miró sorprendida- el señor Makoto te estaba haciendo una pregunta.
-Oh, disculpe mi señor, estaba distraída.
-Es comprensible, fue un largo viaje, mejor vayan a sus habitaciones y descansen un poco, en la cena seguiremos la charla. Fu, mi sirviente, les indicará dónde dormirán. Para su guardia le prepararán la habitación de al lado.
-Muy amable de su parte, señor Makoto –respondió Sasuke haciendo una leve inclinación, luego tomó a Sakura por el brazo, ambos comenzaron a caminar hacia donde les indicó Fu.
Al llegar a su cuarto, Sasuke cerró la puerta y se quedó escuchando atentamente, cuando estuvo seguro que el sirviente se había ido miró a Sakura enojado.
-¿Qué fue lo que te pasó hace un momento?, si no te concentras esto se irá al balde...
-Lo siento –se limitó a responder la pelirrosa.
La ira de Sasuke  se esfumó tan rápido como había llegado al ver el rostro de la mujer, tenía una mirada muy triste.
-¿Estás bien?, si este trabajo es demasiado aún hay tiempo, podemos decirle a Makoto que tienes que irte, Naruto y yo podemos hacerlo...
Sakura lo miró sorprendida, no esperaba esa amabilidad del frío Uchiha menor. Aunque ya desde hacía un tiempo que venía siendo así. Quizá no era tan malo como aparentaba, podía usar una máscara como todos. Esbozó una sonrisa lo cual pareció crispar un poco la poca paciencia de su compañero.
-¿Qué te pasa ahora?
-Nada es que... te ves raro con ese bigote, ese pelo largo y... no sé, creo que no te puedes quitar el personaje. El Sasuke Uchiha que conozco no suele comportarse así.
-No conoces a Sasuke Uchiha, he ahí tu error –respondió él volviendo a estar enojado, con el ceño fruncido y tirando su capa de viaje a un lado.
-La gente habla...
-No significa que lo hagan con la verdad. No soy... -¿acaso iba a decir que no era un villano?, ¿qué se suponía que era un asesino?, él no se inmutaba al tener que matar a un padre de familia, a una persona inocente, a cualquiera, ¿cómo iba a decir que no era un villano?- olvídalo.
-No quise ofenderte Sasuke, supongo que estoy cansada. Pensé que esa flecha...
-Yo también, pero no fue así, por suerte el idiota ese sabe lo que hace. Si me movía lo echaría todo a perder.
-¿Calculas todo todo el tiempo?
-Hmp –sonrió- algo así.
Sakura observó a su compañero, su rostro había cambiado pero se podía notar en su mirada al Uchiha. "Es un hombre orgulloso, sólo eso posee y eso es lo que más valora en el mundo"
-Deberías darte un baño, en un rato tendremos que ir a comer con ese gordinflón.
-Si... -Sakura lo seguía observando, tenía muchas máscaras, demasiadas para su gusto, sin embargo no dejaba de intrigarle una de ellas, cuando se ponía la máscara del hombre gentil que quería ayudar, ¿cuánto habría de verdad en ello?
-No voy a mirarte a escondidas si eso es lo que está pasando por tu cabeza, no me interesas...
-Lo siento... -sonrió, lo cual causó que el Uchiha se sorprendiera- no estaba pensando eso... simplemente... deja, no interesa, en quince minutos estoy lista.
-Qué raro que una mujer tarde tan poco en el baño.
-Soy una mujer si... pero también una asesina, la velocidad y el sigilo son parte de mí. No deberías sorprenderte Sasuke Uchiha, no soy como todas.
El morocho frunció el ceño, cuando ella desapareció en el cuarto de baño suspiró.  ¿Qué estaba haciendo?, él no era amable, no se preocupaba por nadie y...
Alguien tocó la puerta. Sacudió la cabeza  para liberarse de cualquier pensamiento estúpido y fue a abrir. Se encontró con su rubio compañero, que en ese momento no era rubio, aunque sí tenía sus tan característicos ojos celestes. La capucha le ocultaba la mitad del rostro, dejando sólo al descubierto un poco de su nariz y su boca, que esbozaba una leve sonrisa de suficiencia.
-No quería interrumpir su momento a solas con su esposa, mi señor. Pero debemos hablar unas cosas, si se puede adentro mejor...
Dejó que se vieran sus ojos, con su brillo característico, esos ojos que parecían mofarse de todo y en especial de él. El Uchiha, frunciendo el ceño, lo dejó pasar y cerró la puerta tras de sí. Habían sido amigos en el pasado, pero ahora sólo sentía que lo detestaba con todo su ser.
-¿Y Sakura?
-Dándose un baño...
-Aah, bien... no pasa nada, puedo hablar contigo de esto, se me ocurrió la grandiosa idea de hacer que ella pueda ingresar a las mazmorras, si intentamos meternos por nuestra cuenta estaremos en problemas, este lugar está lleno de guardias, mas de los que supusimos, por los pasillos hay ojos y oídos. En las habitaciones no, un descuido por parte de nuestra querida víctima.
-¿Quieres que Sakura entre sola en las mazmorras?
-¿Preocupado Uchiha? –Sasuke se cruzó de brazos y miró a otro lado- no, sola no iría, yo la acompañaría... si no te molesta claro. Mientras tú sigues representando tu precioso papel de señor bobo, nosotros averiguamos que hay allá. Estoy casi seguro de que tiene a la persona que buscamos ahí. A no ser que la guarde en su propia alcoba, pero sería poco... profesional supongo que sería la palabra... digamos que no serviría para su negocio si usa la mercadería antes de venderla. ¿Me entiendes?
Sasuke lo miró con asco, el tema le parecía repugnante, al igual que ese asqueroso ser que iba a ser su víctima, en todo el tiempo no había dejado de ver a Sakura, y ella ni siquiera se había puesto tan hermosa, si la viera en realidad... un segundo, ¿por qué pensaba eso?
-Parece que sabes mucho del tema –dijo para tratar de pensar en otra cosa.
-Pues... digamos que traté con mucha gente como él en mis tiempos de solitario. Eran mis víctimas preferidas.
-Jaja –rió Sasuke- ¿quieres tener la consciencia limpia de que al menos mataste gente mala Uzumaki? A la hora de la verdad eres igual a todos, un simple asesino, no importa la culpabilidad del hombre del que te encargues.
-No... te equivocas... mi consciencia no está en absoluto limpia, pero por lo menos, me gusta pensar que ayudo a otros con mis acciones "malvadas"
-¿Y bien Naruto? –dijo Sakura saliendo del baño con una toalla cubriéndose únicamente, cosa que ambos hombres no pudieron dejar de notar- ¿cuál es el plan tan ingenioso que elaboraste para meternos en la mazmorra?
............
Cuando Sasuke salió de la habitación seguido de su esposa, sentía que quería matar a Naruto. Sakura había dado el visto bueno al plan del rubio, en cambio a él le pareció insultante. Pero no podía dejar de admitir que podría funcionar y lo que era mejor, podrían terminar la misión mucho más temprano de lo que pensaban si todo resultaba bien. Tampoco era cuestión de mucho tiempo el que contaban. Los informantes de Sasuke le comentaron que Makoto pensaba realizar una subasta en dos días, allí es donde comenzaría la puja por la mujer que les habían ordenado rescatar. Al morocho no le gustaba eso del rescate, pero a Naruto y Sakura parecía infundirles valor y energía, los dos se tomaron muy en serio la misión y por ahora venían llevándola mejor de lo que había esperado el Uchiha. Definitivamente la consciencia de esos dos iba a terminar matándolos. No podía ser que dudaran en asesinar a alguien inocente y no titubearan ante alguien culpable. La situación era la misma, estaban matando. Si uno se ponía en moralista no tenían derecho de quitar una vida por más miserable que sea. A él le habían quitado su Clan y familia sin dudarlo por lo que no iba a perdonar a nadie jamás. El Maestro les había dado un hogar y un objetivo, no era lo mejor del mundo, pero sí lo mantenía entretenido.
Mientras pensaba en todo esto, habían bajado las escaleras y ya se encontraban frente a Makoto, los dos lo saludaron con una inclinación de cabeza. Sakura estaba espléndida, se había puesto un precioso kimono rosado con dibujos de flores en rojo. Su cabello era largo y negro ahora, por lo cual se lo había atado con unos mechones sueltos que caían sobre su cara. Su actitud sumisa le resultaba molesta, siempre prefirió estar con mujeres de ese estilo ya que era más fácil controlarlas, pero no quería a Sakura así, le gustaba su actitud, le gustaba que lo enfrentara, sus respuestas afiladas, hasta le gustaba las miradas furiosas que le echaba de vez en cuando ante alguna frase machista u orgullosa suya. Apretó los puños con fuerza, no quería que la tocara...
Tuvieron un almuerzo digno de reyes. Makoto no se privaba de nada. Sakura se mantuvo callada, y sólo hablaba para responder las preguntas del anfitrión. En cambio, Sasuke hablaba más de lo que le gustaba, explicándole algunas de las ideas que el verdadero arquitecto le había estado contando para poder llevar a cabo su papel a la perfección.
Sakura se excusó antes del postre. Dijo que no se sentía bien y que deseaba retirarse a su habitación. Sasuke casi hace rechinar sus dientes, la sola idea lo torturaba. Sin embargo, sonrió y la dejó partir, al igual que Makoto.
Terminaron el postre y Makoto le pidió los planos de la construcción a Sasuke. Éste sonrió para sus adentros por un segundo, las cosas estaban resultando bien, debía admitirlo.
-Oh, mi señor, los dejé en mi habitación, si me acompaña hasta allí se los mostraré con gusto.
-¿Su esposa no estará durmiendo?
-No no, en absoluto, le cuesta dormir, así que se queda leyendo hasta altas horas de la noche.
-Bien, vamos entonces.
La sonrisa de Makoto le repugnaba. Se levantaron y caminaron por los largos pasillos que los llevarían hasta la habitación de Sasuke. En su interior cada vez ardía más la furia. Sabía lo que encontraría, sabía lo que vería, y aunque accedió a ello le molestaba profundamente.
Abrió la puerta y allí los encontró. Sobre su cama, Naruto que ahora tenía el pelo marrón sobre "su esposa" que aún conservaba la ropa para su tranquilidad, pero de todas formas se estaban besando y él tenía una de sus manos sobre un pecho de ella y con la otra acariciaba su pierna derecha.
-¡¿Qué es esto?!
Los dos saltaron de la cama. La mujer tratando de arreglarse, el ninja con una cara impasible.
-¡Mi propia esposa! ¿Cómo pudiste hacerme esto? –decía Sasuke. ¡Qué idiota sonaba!, ninguna mujer suya lo traicionaría así, sería ridículo cambiar un Uchiha por cualquier otro tonto y más por alguien como Naruto.
-Querido... yo... -actuaba tan bien que hasta podía ver la culpabilidad en los ojos de la mujer.
-Mi querido amigo... -dijo Makoto sonriendo abiertamente y colocó una mano sobre el hombro de Sasuke, creyó verlo relamiéndose los labios- si es tu deseo, puedo hacer que esta mujer pague por lo que te ha hecho.
¡Perfecto! Había caído tal cual lo dijo Naruto, aunque no le había gustado la frase de "pagar" le sonaba a algo más cruel que sólo encerrarla.
-Y por supuesto lo mismo le sucederá a ese ninja que trajiste...
-¿Creen que me dejaré atrapar tan fácilmente? –respondió un orgulloso Naruto, a Sasuke le dio la sensación que estaba imitando sus actitudes y gestos. Más odio lo invadió.
-Haz lo que quieras con ellos, no deseo volver a verlos nunca más –respondió con una voz llena de dolor sin dejar de verla a ella. Luego dio media vuelta y se fue. Tal y como lo habían planeado. Escuchó el sonido de vidrios al romperse y un grito de Sakura, pero no se inmutó, sabía que sucedería a continuación, ya todo estaba armado, la mosca había caído en la telaraña, su rol estaba cumplido, por lo menos hasta que tuvieran que hacer lo que realmente habían ido a hacer.
Naruto sonrió y corrió hasta la ventana, ésta cedió ante el choque de su cuerpo y se rompió en mil trozos, cayó al vacío pero pronto logró agarrarse de las piedras de la pared con un poco de ayuda de su chakra, lo pasó a los pies y comenzó a correr por la pared, el suelo estaba muy lejos y no corrió demasiado rápido, la idea era que lo atraparan. Había escuchado los gritos de Sakura, aunque su instinto le decía que debía ir a salvarla su cabeza le recordó que no lo necesitaba y ese era el plan. Un grupo de ninjas lo esperaba en el suelo. Saltó antes para esquivarlos, sin embargo le lanzaron una especie de soga y le atraparon un pie, por lo que cayó de bruces al suelo. El golpe había sido fuerte, pero estaba acostumbrado, si hubiese sido real se hubiera levantado en un instante y acabado con todos, pero no, se quedó en el suelo quejándose como haría cualquier ninja común. Aparecieron más hombres que lo apuntaron con sus katanas. Levantó los brazos rendido. Había sido divertido, especialmente la parte de besar a Sakura.
La pelirrosa gritó al ver a Naruto salir por la ventana, en un instante y a causa del llamado de Makoto, tres ninjas estaban rodeándola. Suplicó clemencia y gritó nuevamente al recibir un golpe en la boca del estómago como respuesta. Makoto se acercó con una gran sonrisa en su rostro.
-No sabes lo feliz que me ha hecho tu pequeño juego, una cara tan bonita y semejante cuerpo no puede ser de ese tonto hombre al que llamas marido. No, ahora que me dejó tenerte, te venderé a un excelente precio, muchas gracias, niña. Jajajaja –se fue riéndose.
Sakura lo observó irse con un odio creciente en su interior, las personas no eran objetos, no se debían vender y las mujeres... a cuántas pobres niñas habrá ese hombre maltratado y vendido a cualquier cerdo. Se vengaría por ellas, oh sí que se vengaría, al final rogaría por una muerte rápida.
La llevaron hasta la parte más alta del fuerte. Allí se encontraban los calabozos. Vio que también llegaba Naruto y los ninjas que lo habían capturado. Tenía el labio partido y un ojo morado pero conservaba la sonrisa. Sakura pensó que quizá la situación había sido de lo más entretenida para su compañero ya que se había excedido un poco en la representación del acto de traición, la idea era solo un beso, no beso y manos por doquier. No le había disgustado en absoluto, Naruto besaba con la pasión y energía que lo caracterizaban, sin contar con que acarició su cuerpo como un experto y despertó sus deseos al instante, mucho más rápido de lo que lo hacía Sasori. Sakura no tenía mucha experiencia con otros hombres, Sasori siempre había sido su pareja, sólo había besado a algún desconocido en momentos determinados pero nada del otro mundo. Sacudió la cabeza, debía concentrarse. Caminaron un buen trecho hasta que llegaron a las celdas, una, dos, tres, Sakura llegó a contar treinta hasta que la metieron en una. En todas habían mujeres atadas y algunos niños y niñas. A Naruto lo colocaron en la celda al lado de la suya. Tenía las manos atadas con grilletes, lo suficientemente separadas como para que no pudiera hacer sellos. A Sakura en cambio, sólo le habían puesto una cadena atada al cuello. Cuando los guardias se fueron, se asomó un poco para comprobar que no la escucharan.
-Naruto... -susurró.
-¿Si? -respondió el aludido.
-¿Puedes soltarte?
-Mmm, no tengo una fuerza sobrehumana y no llego a hacer sellos -sonaba calmado, ¿acaso tenía otro plan en mente?- dame un minuto.
-Yo tengo este collar metálico, con una cadena muy gruesa, puedo romperla pero haría algo de ruido, quizá lo oigan... podemos esperar a que se duerman.
Escuchó un clic en la celda de al lado y unos segundos después Naruto estaba frente a las rejas de la suya.
-Buenas señorita -dijo sonriendo. Sakura estaba asombrada, aunque no costaba demasiado averiguar lo que había hecho. De alguna forma consiguió un objeto punzante para abrir los grilletes, de todas maneras estaba segura de que tenían un jutsu, ¿cómo pudo burlarlo?
-¿Cómo...?
-Un mago no revela sus secretos o dejaría de ser mago y asombroso ante los ojos de los espectadores. Sólo debes creer que la magia existe y listo, jeje.
Sakura frunció el ceño. Qué hombre más extraño, a veces tenía un humor espléndido y otras parecía tan parco que si siquiera se le podía hablar.
-Bien, guárdate tu secreto, ahora sácame de aquí.
-A la orden... ¿viste toda la gente que tenían encerrada? ¿Lograste encontrar a la chica? -le preguntó mientras se acercaba a la cerradura de la reja, Sakura intentó ver lo que hacía, pero no había mucha luz y Naruto fue demasiado rápido. Abrió la puerta al instante y se acercó a ella para quitarle la cadena.
-No lo sé, habían muchas chicas... no podemos dejarlas aquí Naruto -Sasuke no lo entendería pero por alguna razón sabía que Naruto sí lo haría.
-Obviamente no, cuando acabemos con ese bastardo es seguro que su gente huirá y alguno querrá llevarse un premio.
-Sasuke nos matará.
-Jajaja siii, ya lo creo que sí.
-Parece que te estás divirtiendo...
-Oh sí, más de lo que me he divertido en años. Listo, libre de nuevo, señorita, ya puede besarme como pago.
Sakura sonrió levemente, fue un acto casi reflejo para ella, no sonreía muy a menudo, pero el rubio le causaba gracia, esa energía que lo rodeaba era contagiosa. Miró el collar de grueso acero que tenía el rubio en la mano cuando se lo quitó, estaba rajado como si de un trozo de cartón se tratara, aún se veía algo de rojo.
-¿Qué...
Trató de preguntar de nuevo, pero el rubio ya estaba levantado y salía de la celda.
-¡Rápido! Puede que en cualquier momento vengan, tenemos que ir primero nosotros al ataque.
-Si...
Al salir Sakura vio la cerradura de su celda, el hierro parecía haberse derretido. Frunció el ceño totalmente extrañada, estaba segura de que Naruto no sabía utilizar el elemento fuego. Su compañero la tomó del brazo tironeando para apurarla. Más tarde le preguntaría qué había hecho, ese no era ni el momento ni el lugar. Pasaron corriendo delante de las demás celdas, sus habitantes los observaron asombrados.
-Es ella -le dijo la chica al rubio cuando pasó delante de una de las primeras celdas.
Naruto frenó y sin apartar demasiado la vista del frente donde se encontraba la única entrada a las mazmorras volvió sobre sus pasos.
-Eres Shane ¿verdad? -preguntó Sakura. La chica estaba sentada en un rincón de la celda, se abrazaba las piernas con fuerza, levantó la vista del suelo y la miró, tenía los ojos celestes casi blanquecinos.
-Ese es mi nombre -respondió con un tono de voz muy extraño.
-Sakura, primero debemos encargarnos de los guardias -la apuró Naruto preocupado porque los descubrieran- si dan la alarma tendremos un pequeño de problema...
-Sí, ya voy... -respondió la pelirrosa- no te preocupes más Shane, hemos venido a salvarte, tu hermano nos pagó para que te rescatáramos.
-Pero... ¿de qué hablas? -preguntó la chica casi riendo- si fue mi hermano quien me vendió a ese hombre... jajajaja han caído en una trampa chicos, y ya no saldrán de aquí... nadie sale...
Sakura y Naruto se miraron entre sí. Luego comenzó el caos, los guardias llegaron con Makoto a la cabeza. Sakura contaba unos quince ninjas. Pero podía haber más, el pasillo era muy estrecho. Retrocedieron unos pasos, Naruto bajo su mano por su brazo que aún no había soltado y ahora la agarraba de la mano con fuerza. No tenían armas pero sí sus jutsus, no debía ser difícil. De entre el grupo salió un ninja vestido de oscuro, llevaba una máscara muy extraña por lo que no se podía ver su rostro y traía sobre los hombros un cuerpo. Lo tiró al suelo, Sasuke Uchiha estaba desmayado pero aún vivo. Al perder el conocimiento, el jutsu que lo hacía cambiar de aspecto había desaparecido. Sintió que Naruto tensaba todo su cuerpo a su lado. Si habían vencido al Uchiha, eso sólo significaba que esa persona era muy buena, demasiado buena.
-No les aconsejaría resistirse mis queridos asesinos, no sería muy sabio de su parte sabiendo que su mejor arma fue vencida.
-¿Quién dice que es el mejor de los tres? -preguntó Naruto de manera arrogante. Sakura estaba estática, definitivamente Sasuke era el mejor, no conocía demasiado a Naruto, pero ¿quién podía ser mejor que un Uchiha?, el Maestro pertenecía a ese clan, eran los mejores.
-Pensé que los Uchiha se habían extinguido, no se imaginan mi sorpresa al ver los ojos de este joven cambiar... pero eso no fue suficiente, verán, mi buen amigo aquí es el mejor ninja que existe, alguien como yo debe ser precavido. Tengo ninjas, samurais, el mejor de todos, alguien que siente el chakra y muchos informantes, más de lo que imaginan. Un grupito de tres asesinos no bastará para eliminarme.
-Esto fue una trampa... -susurró Sakura a su compañero. Nuevamente caían en una trampa, algo estaba pasando.
-Pero ni Makoto sabe de la trampa por completo... -le respondió su amigo.
-¿Van a rendirse niños? -preguntó el vendedor de esclavos con una repugnante sonrisa en el rostro- ¿o debo obligarlos?
Naruto cambió su aspecto al verdadero, Sakura lo observó algo sorprendida, ¿qué pensaba hacer?
-Sakura... ¿cuento contigo? -preguntó el rubio, vio sus ojos, estaban decididos, pensaba plantar cara a su enemigo pero sólo si ella lo ayudaba, si se negaba se rendiría, estaba segura que eso quería decir su pregunta.
Volvió a mirar el cuerpo de Sasuke, no sabía cuán herido estaba pero tenía que ayudarlo, podía ser grave. Naruto esperaba a su lado, lo mismo el enemigo. Sakura asintió y miró con decisión al rubio mientras cambiaba su aspecto al original, si Naruto pensaba mostrar su verdadero rostro era porque nadie saldría de ahí.
-Hasta el final tienes mi fuerza Naruto -le respondió, no iba a quedarse sumisa esperando a ver qué les pensaban hacer, la trampa estaba casi cerrada pero aún tenían oportunidad, sólo si Naruto era tan bueno como decía ser.

AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora