Capitulo 14

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Sakura y Sasuke salieron al día siguiente de la fortaleza. La pelirrosa miró hacia atrás, sabía que él estaba observando, volvió la vista al frente tratando de mantenerse firme, Naruto había sido claro, si querían vivir, no debían demostrar nada, Madara no podía sospechar que había algo entre ellos. Por eso eligió a su otro compañero para la salida, por eso y para ver si podía convertirlo en un aliado. El morocho no la miraba parecía perdido en sus propios pensamientos, prefirió el silencio; ella también necesitaba pensar muchas cosas.
Naruto apoyó la mano en el vidrio de la ventana de su habitación tratando de contener su desesperación, no quería dejarlos solos, no quería que ella estuviera con Sasuke, temía por su seguridad, su antiguo amigo ya no existía, lo pudo ver en sus ojos mientras luchaban en la fortaleza de Makoto, el Sasuke que él conoció había muerto dejando paso a un Uchiha solitario, frívolo y que no paraba por nada hasta lograr sus objetivos. Confiaría en que no le haría daño a ella por temor a Madara. Sólo eso le quedaba, supuso que en ese momento, la estrecha y extraña relación que había entre Sakura y Madara era beneficiosa, aunque creía que lo fue siempre, ya que por ello nadie se le acercó jamás a Sakura ni osó molestarla. Le dio la espalda a la ventana, seguir mirando lo torturaba, mejor se ponía a entrenar, aunque el simple hecho de pensar en que Sasuke disfrutaba matando no lo iba a dejar dormir.
Sasuke no entendía por qué le había pedido que la acompañara, tampoco entendía por qué no se negó, él no tenía ninguna razón para estar allí, no era un guardaespaldas, no era SU guardaespaldas. Abrió la boca para decir eso y volver al castillo pero la cerró. Ella se veía demasiado hermosa esa mañana. Llevaba un kimono corto de color negro con detalles en rosa y una cinta fucsia en la cintura, allí tenía sus katanas, no tenía idea cómo podía caminar con tanta elegancia y soltura con esas botas de taco alto, pero parecía cómoda. Giró la cabeza rápidamente apartando su mirada de esa endemoniada mujer, ¿por qué le pasaba eso? No quería sentir algo por ella, simplemente quería usarla para ganarle a Naruto, pero eso ya no parecía importante, no le gustaba la idea de dañarla. ¡¿Tenía que andar tan seductora esa mañana?! Comenzaba a molestarle que lo atrajera de esa forma.
-¿Por qué me pediste que viniera?
-Ya te lo dije ayer, Madara me ordenó que no saliera sola, que sólo podía salir si iba con uno de ustedes.
-Y como con Naruto no te llevas bien... -por alguna razón no creía completamente en eso, era imposible si él estaba enamorado de ella desde siempre, aunque quizá se sintiera decepcionado, quizá siempre tuvo una idea equivocada de esa mujer pensando que era más parecido a él, más débil de mente como le gustaba llamarlo a Sasuke.
-Exacto, tú eras la única opción.
-Estuvieron toda una noche juntos, en el bosque, te salvó la vida...
-Eso no significa que nos llevemos bien. Me salvó porque es su naturaleza, le gusta ayudar, no quiere decir que me haya tratado bien el resto del tiempo.
-¿Y qué pasó?
-El simplemente... se quedó callado y yo me dormí...
Le parecía extraño, Naruto no era el tipo de persona que cerraba la boca con facilidad, en especial con la persona que amó desde el primer momento que la vio. Quizá sería para alejarla, él la amaba, pero puede que notara que era imposible tenerla, ella era del Maestro, todo se lo confirmaba. Así fuera como hija, le pertenecía. Apretó los puños, no quería que fuera de otro. También podía ser por la actitud de ella cuando mató a Makoto, él vio los ojos del rubio, algo se había quebrado en su interior al notar cómo era Sakura en realidad, pero ¿sería esa su verdadera naturaleza o estaría actuando? Nadie mataba con tanta frialdad si no era así, pero Sakura no le parecía ese tipo de persona, en especial cuando había tratado de impedir que él mismo matara a alguien, la diferencia entre ese objetivo y Makoto era que uno era inocente y el otro no, pero también podía haberla cambiado lo que sea que el Maestro le hubiese mostrado esa vez que la torturó psicológicamente... ¿Por qué demonios seguía pensando en ella?
-¿A dónde vamos?
-Esperaba que lo preguntaras, aunque quizá un poco antes... -lo miró sonriendo, se veía demasiado hermosa así- la verdad es que me seguiste sin mucha réplica, me sorprendió.
-Simplemente quería salir del castillo, y ya que no venía el ruidoso de Naruto...
-¿Lo odias?
-No, simplemente no lo soporto.
-¿Por qué? Parece que se llevan bien en la pelea.
"No soporto saber que es más fuerte que yo" esa era la realidad, pero el Uchiha jamás lo diría.
-Hmp, no me respondiste.
-A buscar algo que mi maestro me dejó antes de morir.
-¿Por qué le dejaría algo a su asesina?
-... -Sakura sintió un fuerte golpe en el pecho, era cierto, ella lo mató, pero él se lo había pedido, no le dejó opción- tonterías de enamorados -dijo sin ningún atisbo de emoción.
Él la miró durante un tiempo que le pareció eterno, estaba examinándola, la probaba a cada instante. ¿Cómo convencerlo cuando parece sentirse tan a gusto en la Hermandad?
-Enamorado... ¿él te amaba?
-Desconozco sus verdaderos sentimientos, sólo sé que me quería mucho. Fuimos amantes mucho tiempo.
-¿Y tú a él?
-¿Crees que podría matar a alguien que amo? –no lo miraba y eso lo estaba molestando, no le sonaba demasiado sincera si actuaba así.
-Aún así mataste a alguien que estimabas mucho. Puedes decir que no lo amabas pero sí lo apreciabas, porque si de algo estoy seguro, es que no eres el tipo de mujer que se acuesta con cualquier hombre.
-Quizá sólo necesitaba cariño y... -él la tomó del brazo y la obligó a mirarlo.
-No te creo, dime la verdad.
-¿Qué quieres que te diga, Uchiha?, ¡era él o yo! -el morocho aflojó el agarre pero no la soltó y ella sintió que iba a explotar por el dolor que sentía en el pecho- elegí mi vida, sí soy una cobarde, porque maté al único hombre que me quería de verdad en este infierno en el que vivo por sobrevalorar mi propia vida -se soltó y retrocedió unos pasos- quizá no fue buena idea que vinieras...
-Lo... siento... -Sakura se sorprendió, eso no lo esperaba- no quería lastimarte... -estaba hablando casi en susurros, le costaba oírlo- sólo quería entender...
-... no hay nada que entender cuando una persona está vacía, Uchiha... esto es lo que hace la Hermandad, nos vuelve vacíos, sin respeto por la vida.
-La Hermandad es nuestro hogar, la única familia que poseemos.
-Qué suerte que tienes de verlo así, yo no puedo. Estoy sola, siempre lo estuve, Madara no me permitió tener amigos. Mi familia había muerto, solo me entrenó para ser la mejor, para que nada ni nadie me hiciera daño, para que no pudieran hacerme lo que a mis padres... pero olvidó algo muy importante, olvidó los lazos y su significado en la vida de una persona... el único que pude forjar luego de tanto tiempo... fue con... Sasori -nombrarlo se sentía como una daga en el corazón, ella lo había matado- él hizo que cortara ese lazo... no tuve opción, Madara quería eso y... Sasori también.
-Ya no estás sola... nos tienes a mí y a Naruto -¿por qué le decía eso?, ¿por qué intentaba consolarla?
-Ojalá se sintiera así.
El morocho se acercó a ella, quería retroceder, tenía algo de temor hacia su persona, pero no lo hizo, también debía probarlo, quizá pudiera ayudarlos después de todo, sólo debía entender. Levantó su mano, estaba a punto de acariciar su rostro cuando se detuvo y dando media vuelta siguió caminando.
-¿Es muy lejos ese lugar al que quieres ir? -preguntó sin mirarla y caminando más rápido que antes.
-Un poco más de un día de camino.
-Bien, entonces sigamos.
Sasuke no volvió a hablar, y Sakura se alegró de ello, recordar a Sasori le dolía muchísimo y sus palabras fueron ciertas, el primer lazo que pudo hacer en la Hermandad y el Maestro se lo había quitado, por alguna razón no le gustaba que ella se acercara a nadie, Madara nunca le había insinuado nada, así que no podía ser celos, la quería como a una hija, eso era todo, quizá consideraba que Sasori no estaba a su altura, o que nadie lo estaba, pero eso lo decidía ella no él, no era su dueño, o eso pensaba, quizá él creyera que sí lo era. En ese caso Naruto estaría en peligro si supiera que sentía algo por él, por esa razón el rubio se mantenía alejado. ¿Acaso nunca podría tener un mínimo de felicidad? Apretó los puños con fuerza, pronto Madara se daría cuenta de su error, ella no le pertenecía a nadie y menos a él.
Al caer la noche Sakura se metió en su bolsa de dormir y cerró los ojos sin siquiera saludar a su compañero, sin embargo, escuchó pasos cerca suyo y al levantar la vista vio que Sasuke estaba sentado a su lado.
-¿Lo odias?
Sabía que estaba hablando de Madara, suspiró y se sentó.
-Él me dio otra oportunidad, me salvó de la muerte... pero sinceramente no puedo considerar que lo que me dio es una vida digna... yo no quería matar, se lo dije una vez, la primera vez -sonrió con cierta melancolía- en ese tiempo aún le llamaba padre...
-No quiero hacerlo padre, por favor -lloraba sin detenerme, tenía frente a mí un hombre temblando de pies a cabeza que me miraba suplicante, no podía moverse, estaba demasiado herido, yo sólo debía terminar lo que Madara había comenzado- ¿por qué?
-Porque es nuestro trabajo Sakura, es lo que hacemos, y es hora de que tú también aprendas, hazlo ahora.
-Acabé con la vida de ese pobre hombre mientras más lágrimas salían de mis ojos, lágrimas derramadas por un desconocido según Madara, lágrimas por mi vida perdida según yo misma, aprendí a no llorar, aprendí a matar, y es todo lo que él me enseñó, ese día dejé de llamarle padre, porque me di cuenta que una persona así no podía ser mi padre jamás. Sasori me enseñó que existen otras cosas en este mundo. Me preguntaste si lo amé, no, nunca lo amé, no pude, pero sí lo quise muchísimo más de lo que nunca había querido a quien una vez llamé padre. Él me hizo matarlo, nos obligó a ambos, a Sasori y a mí a ponernos en una situación límite, ¿qué crees que siento por Madara ahora?
-... -Sasuke la miraba seriamente. Ella no sabía qué estaba pasando por su cabeza y quizá se había arriesgado demasiado con lo que había dicho, pero sus ojos mostraron cierta compasión ante sus palabras. Si llegaba a entenderla, si comprendía por qué ella y Naruto no podían seguir allí, en la Hermandad, aunque sea un poco, quizá Sasuke no intervendría o los podría ayudar.
-Estoy cansada, dormiré unas horas y luego puedo hacer la guardia yo.
-Descansa lo que necesites, yo no tengo sueño.
-Gracias.
Cuando Sasuke la despertó ya era de día. Desayunaron lo que cada uno se llevó para el viaje y luego continuaron. Pasaron casi cinco horas hasta que por fin llegaron hasta las ruinas en las que Sakura sabía que Sasori le había dejado lo que fuera que le dejó. Las vieron desde lejos y frenaron.
-¿Es seguro? –preguntó el morocho mirando el lugar con recelo.
-¿Tienes miedo Uchiha? –preguntó la mujer sonriendo de lado- no te preocupes, no suelo ir a un lugar así sin antes investigarlo.
Se mordió el dedo y realizó algunos sellos, luego tocó la tierra y frente a ambos, apareció un pequeño gato negro que llevaba una cinta roja en la cabeza.
-¿Un gato ninja? –Sasuke levantó una ceja y miró a Sakura.
-Son muy eficientes para trabajos sigilosos, es imposible escucharlos y en muchos casos hasta verlos.
-Pero esto es del tamaño de una pulga –replicó el morocho para nada convencido señalando al pequeño animal que se lamía una pata despreocupadamente.
-Los grandes son para batallas, ahora sólo necesitamos ver si es segura la zona. Koneko –el animal la miró atento- necesito que revises el lugar, infórmame si ves algún movimiento.
-A su servicio Sakura-hime.
El gatito desapareció tan rápido como había surgido, Sasuke se sorprendió por su velocidad y era cierto que no escuchó nada cuando se alejó.
-¿Hime? –preguntó casi divertido por cómo la llamaban.
-Los gatos son muy ariscos, si logras ganarte su respeto jamás te traicionarán y te servirán por siempre. Les gusta tratar a la gente con sumo respeto.
-Seguro les obligaste a que te llamen así.
Sakura sonrió levemente. Sasuke podía llegar a ser algo normal y divertido si quería, ojalá fuera así todo el tiempo, le caía mucho mejor. Unos minutos después el gato negro regresó.
-No hay nada, Sakura-hime, el lugar está vacío.
-Muchas gracias Koneko, puedes volver.
-Como ordene –el animal miró a Sasuke, le sacó la lengua y desapareció en una nube de humo.
-Ese animal acaba de...
-Vamos.
Volvieron a caminar hasta llegar al lugar, lo recorrieron en silencio observando los detalles de la estructura que el paso del tiempo y el abandono casi había destruido. La pelirrosa sonriendo colocó una mano sobre una de las paredes llena de musgo. Sasuke no le preguntó nada y lo agradeció, los recuerdos que tenía de esas ruinas eran suyos y no los quería compartir.
Ya no soy una niña Sasori deja de tratarme como una!
-Jajajaja, Sakura tienes 15 años, eres una niña.
-¿No te parece que con las cosas que hago puedo ser considerada una adulta aunque mi edad no lo diga? -ya no estaba jugando, quería que él se diera cuenta. El rostro de su maestro había cambiado, ahora la miraba con seriedad y con algo de tristeza. Suspiró y se acercó a ella, seguía siendo algo más alto, pero ya casi lo alcanzaba, Sasori no tenía demasiada altura.
-No es lo que yo querría para ti... no sabes lo que me estás pidiendo...
-Sí que lo sé, quiero estar contigo... prefiero que seas tú y no alguien desconocido por alguna misión...
-No es algo fácil para mí...
-¿Por qué no? Eres hombre, sé que los hombres quieren esas cosas – qué ilusa era en ese tiempo, ¡qué ciega había sido! Había hecho que Sasori hiciera algo que no deseaba, en realidad sí lo deseaba y ese era el problema, no vio lo que sentía hasta que fue demasiado tarde.
-No todos los hombres somos iguales Sakura -él se había adelantado y ella retrocedió hasta topar con una pared, esa pared que ahora estaba frente a ella varios años después.
El pelirrojo acortó el espacio entre ambos y la besó. A pesar de que normalmente las mujeres de la Hermandad solían hacer uso de su femineidad para los asesinatos no era su caso, ese era su primer beso, Madara nunca quiso que ella fuera como las otras y Sasori aprobaba eso. Fue tan extraño y excitante al mismo tiempo, tan húmedo y tan delicioso. Todo su ser ardió de deseos al instante, las hormonas juveniles hacían bien su trabajo.
En ese lugar la había besado por primera vez, y luego de eso habían pasado la noche juntos en una posada cercana, también fue su primera vez, y aunque le dolió la disfrutó, porque Sasori era un gran amante, tan complaciente y tan tierno que era increíble creer que su trabajo era asesinar personas. Pero como le pasó a ella, fue el destino lo que llevó a Sasori junto a Madara y después no pudo escapar de sus garras. Esperaba tener mejor suerte en ese sentido. Pidiendo disculpas internas a los que en el pasado habían construido ese lugar golpeó con fuerza la pared, al romperse se pudo observar un hueco en el cual Sasori había dejado un cuaderno y unos pocos frascos.
Sasuke se acercó nuevamente a ella y observó los objetos con cierta curiosidad bien disimulada.
-Es el cuaderno donde Sasori escribía todos sus venenos y antídotos... también está... -aún muerto parecía seguir pensando en ella y sus preocupaciones. Sakura luego de haber estado con él le manifestó su inquietud sobre quedar embarazada, no quería tener un hijo y que viviera esa vida. Su fiel compañero y maestro le dio al otro día unas pastillas que debía tomar todos los días para que eso no pasara. "Las hice para ti" le dijo simplemente. Y ahí estaba escrita la fórmula, para que ella no pasara por los mismos temores si decidía estar con otra persona.
-Debemos irnos ya, así que guarda eso y salgamos de aquí -dijo Sasuke interrumpiendo sus pensamientos.
Sakura lo miró sin comprender, pero luego agudizó sus sentidos, podía sentir un chakra poderoso acercándose, y al instante unas pocas gotas de lluvia comenzaron a caer.
-Esto es... -extendió la mano para poder tocar el agua.
-Sí... esto es Pain -Sasuke le confirmó sus temores. "Rainmaker" una vez le dijo Sasori con una sonrisa al verlo llegar precedido por su lluvia. "Así es cómo encuentra a la gente Sakura" le explicó su maestro. Sakura guardó rápidamente la libreta en su mochila.
-Por qué... -no terminó su pregunta ya que Pein apareció frente a ellos.
-Buenas tardes, Sasuke, Sakura...
-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó la pelirrosa, Sasuke se interpuso entre ambos.
-El Maestro me mandó, sabía que no nos darías lo que Sasori te dejó voluntariamente, así que decidió esperar y que te siguiera cuando vinieras por eso.
-¿Cómo lo supo? -el corazón le dio un salto, ¿cómo podía saberlo todo?
-Sasori era alguien muy importante para la Hermandad, tenía una libreta donde anotaba todos los venenos y antídotos que producía, esa libreta no la encontramos entre sus objetos personales, por lo tanto te la dejó a ti, su más preciada alumna y la única que sabe cómo hacer las cosas que él realizaba.
-Aquí no hay nada, ya revisamos y como ves, tenemos las manos vacías -dijo Sasuke adelantándose.
-No intentes engañarme Sasuke, sabes que eso es imposible.
-Ni siquiera pienses en acercarte o juro que te mato -respondió el morocho entre dientes, tenía una mano sobre su katana. Sakura estaba estática, Pein era demasiado poderoso, no podrían contra él.
-Oh, eso sería interesante, sé que quieres luchar contra mí para ver si eres el mejor, pero ambos sabemos que no es así.
-Je, no me tientes Pein, da la vuelta y ve con tu amo a decirle que no encontramos nada.
-Hasta donde sé, es tu amo también, o ¿acaso estas traicionando al Maestro Sasuke? Éstas son sus órdenes, ella debe entregar lo que Sasori le ha dejado.
El morocho pareció dudar, la miró por un momento, Sakura retrocedió.
-Eso que le dejó fue un regalo para ella, le pertenece, no vas a quitárselo.
-Sasuke... -apreciaba lo que estaba haciendo, no tenía necesidad de defenderla, pero ahí se encontraba entre los dos.
-Sakura, no querrás hacerme enojar y peor aún, volver a decepcionar al Maestro.
-Hablaré con él, pero no te daré esto a ti -dijo con firmeza.
-Bien como quieran, no puedo matarlos, simplemente los dejaré lo suficientemente lastimados para que sepan que no deben meterse conmigo.
Pein levantó una mano, una gran fuerza comenzó a hacer que Sasuke y Sakura fueran atraídos hacia él, el morocho clavó su katana en el suelo y se aferró a ella con fuerza, cuando Sakura pasó a su lado la tomó de una mano y la atrajo hacia él. Conocía esos trucos, no iba a caer tan fácil. Cuando el ataque se detuvo, el Uchiha no perdió tiempo y corrió hacia su contrincante, Pein esquivó su embestida sin mucho esfuerzo y desapareció de su vista. El morocho se dio vuelta, tenía el Sharingan activado, podía leer todos sus movimientos, sabría donde aparecería.
-¡Sakura, detrás tuyo! -gritó, la pelirrosa entendió y se agachó justo a tiempo, lanzando una patada hacia arriba que dio en el pecho de Pein. Éste salió despedido varios metros hacia atrás debido a la gran fuerza de la mujer.
Sasuke nuevamente fue tras él corriendo lo más rápido que podía, Sakura casi ni lo vio pasar a su lado, pero no pensaba quedarse quieta, también ayudaría a su compañero, cuando iba a seguirlo alguien se interpuso en su camino.
-Tu... -la pelirrosa frunció el ceño, por supuesto, Pein no salía solo, tenía una compañera.
-Lamento los inconvenientes Sakura Haruno, pero órdenes son órdenes, entréganos lo que te dejó Sasori.
-¡Nunca! ¡Es mío! En manos equivocadas es demasiado peligroso, hablaré con el Maestro, por favor, déjanos ir Konan, dile a Pein que se detenga, sé que a ti te escuchará -miró tras la mujer, Sasuke luchaba con toda su velocidad, astucia y fuerza pero no parecía ser suficiente.
-Siempre has sido demasiado mimada niña, ¿no entiendes lo que significan las órdenes?
-Y ustedes se olvidan de que si algo me pasa, deberán rendir cuentas con mi padre -debería usar esa estrategia, otra no le quedaba.
La mujer pareció dudar, miró a Pein. Suspiró, odiaba la lucha, le molestaba seguir órdenes y detestaba la persona en quien se había convertido su mejor amigo.
-Yahiko... -Pein se detuvo de inmediato, tenía del cuello a Sasuke, quien aprovechando la distracción de su enemigo se soltó y lanzó una bola de fuego.
Pein esquivó el fuego y desapareció apareciendo delante de la mujer.
-¿Qué pasa?
-No podemos lastimarlos, déjalo así, los acompañaremos de vuelta con el Maestro al castillo.
-Je, ya no me dejas divertirme...
-Hubo una época en que no le llamabas diversión lastimar a otros...
Sakura observó a la mujer, se veía triste, quizá estaba tan mal internamente como ella, quizá también sentía que todo eso estaba de cabeza. Pein, que al parecer se llamaba Yahiko, la miró unos segundos y después suspirando miró a Sasuke quien estaba agitado y tenía varias heridas.
-Si en dos días no están en el castillo volveré a buscarlos, saben que los encontraré donde sea que se oculten y nadie ni nada detendrá mi poder.
Los dos desaparecieron tan rápido como habían aparecido. Sakura corrió hacia Sasuke.
-¡Sasuke! ¿Estás bien? Dios mío, te ha lastimado bastante...
-¡Aléjate! -Sasuke la apartó con bastante delicadeza a pesar de que su voz demostraba que estaba sumamente enojado.
-¡No seas así! ¡Déjame ayudarte!
-¡No quiero que estés cerca mío más! -soltó entre dientes mirándola con furia.
-¿Por qué me dices eso?
-¡Demonios! Ese maldito de Pein... -se dejó caer al suelo furioso y se miró las heridas en brazos, torso y piernas-casi no pude verlo... espero que tu regalo sea lo suficientemente valioso, quedé como un completo inútil gracias a ti y nuevamente desobedecí las órdenes del Maestro.
-Lo siento... no sabía que el Maestro conocía la existencia de esto... por favor, déjame ayudarte...
Volvió a mirarla con bronca, pero no se apartó cuando ella se acercó y se quedó quieto mientras lo curaba.
-Ustedes los Uchiha son muy orgullosos.
-Hmp -el morocho apartó la vista de ella.
-Pein es muy fuerte, que hayas vivido más de cinco minutos cuando él te consideró su enemigo demuestra que eres un gran guerrero.
-Pero no el mejor.
-No tienes que ser el mejor...
-Sólo siendo el mejor podré obtener lo que quiero y... cuidarlo... -la miró fijamente, ella levantó los ojos de lo que estaba haciendo y se encontró con los de él.
-¿Lo que quieres?
El morocho colocó una mano sobre su mejilla y acercó su rostro al de ella.
-¿Cómo podré ganarle a Naruto? ¿Cómo cuidarte si no puedo vencerlos?
-No necesito que me cuides -estaba demasiado cerca, muy peligroso, su mente le gritaba desesperadamente, su corazón palpitaba con fuerza, no podía apartar los ojos de los de él, tan oscuros, se veían tan siniestros en comparación con los de Naruto... Naruto... - y Naruto no es tu enemigo... -susurró.
-Dudo que puedas cuidarte sola... -sonrió él y unió sus labios.
Sakura no se movió al principio, sorprendida por su accionar y al mismo tiempo disfrutando de su contacto, sus bocas se abrieron casi al mismo tiempo y ella dejó que su lengua fuera aún más profundo, sentía el cuerpo entero reaccionando a su contacto, una mano de él estaba ahora en su cuello presionando y otra acariciaba su pierna, subiendo por su cintura, acercó más su cuerpo y ella terminó cayendo de espaldas sobre el pasto a causa de su peso, se separaron por falta de aire, su mirada era tan penetrante, se veía anhelante, volvió a acercar sus labios a los de ella, Sakura estaba demasiado perdida en las sensaciones de su cuerpo para poder pensar con claridad, pero nuevamente el recuerdo de Naruto la trajo a tierra. Apartó al morocho con fuerza y se levantó de un salto.
-No... Si te acercas a mi corres peligro -sólo pudo decir eso, y aunque era cierto no era por eso solamente que lo había alejado, Sasuke le atraía, físicamente era imposible no sentir algo por ese hombre, pero sus sentimientos eran más fuertes al lado de Naruto, esos sentimientos que despertó con ese beso en la fortaleza de Makoto.
-No me molestaría correr el riesgo si la recompensa eres tú -sonrió él nuevamente, parecía un demonio, un hermoso demonio tentándola con su mirada, con sus movimientos, con su voz y con su cuerpo, Sakura retrocedió, no podía ceder, no le iba a hacer eso a Naruto aunque aún no hubiera nada serio entre ellos.
-¿Olvidas quien me protege? -preguntó, nuevamente volvía a usar esa carta. Pareció funcionar, Sasuke se detuvo y dudaba.
-¿Le tienes miedo? -su mirada volvía a cambiar, ahora parecía estar hablando en serio y no jugando con ella.
-Tú deberías temerle.
-No me respondiste.
-No es importante que te responda.
-Lo es para mí, quiero saberlo.
-... -sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar a Sasori y por el simple hecho de pensar que Madara pudiera hacerlo eso a Naruto y a Sasuke- si... pero no por mí.
-Está bien -Sasuke se alejó, pareció entender lo que ella quería decirle- hay un pueblo cerca, vamos a la posada de allí, descansaremos un poco, mañana temprano podemos ir al castillo.
-Me parece bien...

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