Capitulo 5

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Sakura se levantó antes de que amaneciera. Deseaba entrenar un rato tranquila. Se vistió con ropa cómoda y salió hacia el campo de entrenamiento de la Hermandad. El fresco de la mañana la inundó, respiró profundo y tomó su katana. Comenzó haciendo movimientos tranquilos y lentos, luego fue aumentando la complejidad y la velocidad, saltando los obstáculos que habían a lo largo de todo el lugar sin dificultad.
De pronto, sintió una presencia a su espalda, un leve cosquilleo que le recorrió desde la espina hasta la nuca. Se dio vuelta rápidamente apuntando con la espada a quien fuera. Resultó ser uno de sus compañeros de equipo. La observaba seriamente y ni se inmutó ante la amenaza de ella. Sakura no bajó su espada, por alguna razón no confiaba en ese hombre, despertaba muchos sentimientos en ella, la mayoría confusos y contradictorios y eso hacía que su cabeza le gritara que estuviera alerta y se manejara con cuidado, al fin y al cabo, pertenecía a un Clan del cual había escuchado muchas cosas, el mismo Clan al que pertenecía el Maestro. Arrugó el entrecejo.
-¿Qué haces aquí?
-Venía para lo mismo que tú, y me sorprendió verte aquí, así que decidí observar las habilidades de mi compañera, ya que solo pude disfrutar de una de ellas en nuestra primera misión –respondió con un tono calmado pero que se sentía amenazador.
Sakura recordó el golpe que le había propinado al morocho, haciendo que terminara seriamente herido. Enrojeció levemente a causa de ello, aunque una parte de ella, la más rebelde, le decía que había actuado correctamente. Sin embargo, el Maestro se había encargado de recordarle cuál era su lugar muy bien.
-No me gusta que me observen.
-Bien, entonces, entrenemos juntos. Sería bueno que conociéramos nuestros movimientos así podremos actuar en equipo.
-Pensé que no te gustaba este equipo y que no te gusta trabajar con otros.
-Es cierto, pero, ¿qué opciones tengo? Al igual que tú, debo obedecer órdenes.
-Yo no te caigo bien.
-No, pero ¿es eso importante?
-Para que un equipo funcione creo que sí. Yo no confío en ti, ni tú en mí. No te caigo bien tampoco...
-¿Y yo te caigo bien a ti?
-Dije que no confiaba en ti, me parece que eso aclara lo que siento al respecto de tu persona –dijo sin importarle la manera en que él la estaba mirando, no iba a temerle a ese hombre- además falta un integrante del equipo.
-Naruto ya me conoce, no necesita saber nada, y tiene la capacidad de adaptarse perfectamente a cualquier situación, por lo tanto, es el mejor de nosotros para un trabajo en equipo.
-Eran amigos de pequeños ¿no es cierto? –Naruto no le había dicho demasiado y estaba muy intrigada con respecto a su relación.
-Se podría decir que si –el Uchiha comenzó a dar vueltas alrededor del lugar, era obvio que no le gustaba admitir esas cosas, pero por alguna razón se estaba abriendo un poco con ella. Quizá fuera en beneficio del trabajo, pero por lo menos era algo.
-Me hubiese gustado tener a alguien de chica... a alguien a quien llamar "amigo"...
Sasuke la observó sorprendido. Ahora que lo recordaba, Sakura había sido entrenada, antes de estar con Sasori, por el Maestro, un honor que solo ella tuvo. Algo muy difícil. Se decía que no le dejaba mucho descanso y que tampoco le permitía tener contactos con otros jóvenes de su edad. Su propia niñez había sido dura, pero por lo menos había tenido a su hermano y a Naruto para acompañarlo. El rubio siempre fue un tonto y una molestia para Sasuke, pero muchas veces le levantó el ánimo, y luego se convirtió en un rival digno de admiración.
-No es la gran cosa, está sobrevalorado –dijo sin darle mucha más importancia al asunto, no era de eso de lo que deseaba hablar con ella. Debía ser práctico, si pensaban trabajar juntos, tenían que mejorar su relación. Además le interesaba por otros asuntos- Escucha, mujer, voy a confiar en ti en la próxima misión, si no vuelves a traicionarnos tendrás mi confianza el resto del tiempo que sigamos siendo equipo. Lo estuve pensando y no podremos cumplir las misiones bien si seguimos así.
-Ok, supongo que también puedo intentar confiar en ti, aunque hayas intentado matarme.
-Hmp, tú también quisiste hacerlo.
-Es cierto –sonrió.
-Deberías sonreír más a menudo.
Sakura se sorprendió con el comentario. No pudo decir nada porque el Uchiha ya había sacado su katana y la esperaba para poder comenzar.
Entrenaron durante dos horas, para cuando Sasuke dijo que descansaran, el lugar ya se había llenado de otros asesinos que también deseaban practicar, algunos los habían estado observando con curiosidad, era realmente fascinante verlos luchar ya que eran muy buenos. Una de las personas que se hallaba entre el público era Naruto. El rubio se acercó a ambos luego de que acabaran.
-Una demostración excepcional. Ahora puedo dormir tranquilo cuando hagan la guardia...
Sus palabras y su tono de voz eran amables, pero su rostro tenía una cierta sombra que Sakura no supo interpretar. Los miraba extraño también, en especial al morocho.
-Yo que tú no lo haría de todas formas... -respondió el Uchiha mirando a Naruto con una sonrisa bastante maliciosa.
-Deberías habernos acompañado Naruto –dijo Sakura para tratar de calmar el ambiente. No estaría mal que todos se llevaran bien. Las misiones podrían ser mucho más pasables.
-Con observarlos me basta, podré amoldarme a sus movimientos, no te preocupes.
-Sasuke me dijo eso... -los dos hombres intercambiaban miradas, uno divertido, el otro cada vez más furioso- y no lo dudo, pero yo no conozco tus mov...
-Te dije que no te preocuparas, yo me encargare si se da el caso. Con suerte, no tendremos que volver a enfrentarnos a tantos ninjas como la otra vez.
Trajo a colación ese tema a propósito. Quería ver la reacción de ambos. Pero ninguno pareció reaccionar de manera comprometedora. Madara lo había averiguado todo sin necesidad de preguntar, o podía ver sus interiores con esos malditos ojos o tenía a alguien que los seguía. Había una tercera opción, uno estaba actuando en su contra. La pregunta de todas maneras era ¿por qué juntarlos si no iba a confiar en ellos? Le costaba pensar en esas cosas cuando veía lo que Sasuke estaba haciendo. Él no quería el bien del equipo, eso no era lo que lo motivaba principalmente. No, él quería ganarle en todo, y si podía obtener a la mujer de la que estuvo enamorado de chico, mejor. Todo era una competencia para Sasuke porque le molestaba tener a alguien de su nivel, alguien que podría hasta vencerlo. El problema era que ahora ella se estaba convirtiendo en otro de sus caprichos. ¿Valdría de algo decirle que ya no sentía nada por ella? No, Sasuke no lo creería jamás. Era demasiado astuto, demasiado perspicaz y lo conocía bien. Sakura se había convertido en una hermosa, inteligente y fuerte mujer, si antes se había enamorado de ella, ahora debería ser lo mismo. Además, estaba el hecho de que había actuado de manera precipitada la noche anterior al tratar de detener a Madara. Él nunca cambió, quizá ahora estaba más serio, pero Sasuke sabía que en su interior seguía siendo el mismo y eso lo hacía vulnerable frente a él, que era un potencial y temible enemigo. Los años habían cambiado al morocho muchísimo, no contaba con su misma ventaja, porque sentía que no conocía nada de su anterior amigo. Sasuke era impredecible y si no lo vigilaba terminaría dañando a Sakura. No debería preocuparse por ella, pero no podía evitarlo.
Los observó, Sasuke le estaba hablando sobre uno de sus movimientos. Sakura parecía estar mejor. Quizá se alegraba de poder dialogar un poco más con los miembros del equipo. Como le había dicho Sasori, ella era una persona muy vulnerable y que necesitaba apoyo de quienes la rodeaban. Por ello era tan unida a Sasori, y por ello Madara los había separado, como lo había hecho desde que la trajo. Siempre apartándola de todo el mundo, ¿qué es lo que pretendía? Un hombre muy peligroso, quizá hasta más que Sasuke. Se preguntó si serían ciertos los rumores de que tenía algo con la pelirrosa. Era cierto que la protegía mucho y siempre la trató de un modo especial. De todas maneras agradecía eso, de lo contrario ese día no estaría allí parada, más bien estaría en una mazmorra siendo torturada. ¿Qué fue lo que le habría hecho ver Madara? Tendría que haber sido algo terrible porque a pesar de todo, Madara seguía siendo cruel.
-Iré a darme una ducha y a cambiarme, nos vemos luego –saludó la mujer y se fue, al pasar a su lado se detuvo un instante- sin ofender pero si se diera el caso, me gustaría contar con la misma información que tú, Naruto.
El rubio desvió la mirada algo avergonzado, había sido duro con ella, pero le molestaban en cierta medida sus sentimientos, sin contar con que se interponían bastante en sus planes.
-Luego hablamos.
-Si...
Los dos hombres la siguieron con la vista hasta que desapareció en el castillo.
-Sé lo que te propones, y te lo advierto, deja de hacerlo ya.
-¿El bondadoso Naruto Uzumaki va a darme una lección?
-No es un juguete, no puedes jugar con ella como con todas. Es nuestra compañera y...
-Je, me parece que me estás tratando de decir lo que tengo que hacer, Naruto y ¿sabes?, eso no me gusta. Mete tu nariz en tus propios asuntos.
-Es nuestra compañera Sasuke.
El Uchiha sonrió. Esa era justamente la razón. Si se metía con su compañera quizá los separaran y no tendría que seguir trabajando con esos inútiles. Además estaba aburrido y quería probar algo nuevo, ella parecía ser un buen entretenimiento. También estaba el simple hecho de que era la mujer que Naruto quería, y si él la podía obtener antes, entonces le habría ganado en algo más a su eterno rival. Aunque debía admitir que era más buena de lo que pensaba. Entrenar con ella fue una excelente idea, ahora sabía cómo se movía, y si volvía a causar problemas no tendría que recurrir a su Sharingan siquiera, podría inmovilizarla sin demasiado trabajo. Había algo que también le molestaba y que le recordaba lo que su hermano le había dicho. Ella era especial para el Maestro, pero ¿por qué? No parecía que fueran amantes. Pero no la había torturado como pensó luego de que se había enterado de lo que hizo, si hubiera sido cualquier otra persona, el castigo psicológico no hubiese sido suficiente...
-Ya te dije, mete tu nariz en tus propios asuntos.
-Si te metes con ella, lo haces conmigo –respondió el rubio entre dientes.
-Actuando como el príncipe valiente no lograrás nada estúpido. Salte de mi camino ahora.
Se miraron por unos segundos fijamente. Sasuke estaba pensando en activar su Sharingan y darle una lección a ese tonto de una buena vez, pero justo en ese momento Naruto se corrió. Pareció pensarlo mejor, eso estaba bien, tenía que darse cuenta de con quien se podía meter y con quien no.
Naruto vio alejarse a Sasuke con su arrogante andar. Apretó los puños con fuerza. Su amigo, su hermano del alma, lo había perdido, nada quedaba de lo que una vez conoció, pero no dejaría que eso le pase a más personas. Estaba decidido a cambiar esa vida, sólo debía encontrar el momento justo y a alguien que lo ayudara.
..........
Dos días después llegaron al castillo Itachi y Sasori. Sakura se alegró mucho de ver al pelirrojo. Las cosas habían mejorado con Sasuke, a la mañana se encontraba con él para entrenar y por lo menos ya no la trataba mal ni con desprecio, sino como a un igual. Con Naruto era otra cosa. Por alguna razón el rubio estaba cada vez más alejado y solitario. Hacía ya un día que no lo veía y aunque lo buscó para poder charlar sobre el asunto del entrenamiento no lo pudo encontrar.
Sin embargo, nada le importaba ahora que había vuelto Sasori. No se había dado cuenta de cuánto lo extrañaba. Tantos años juntos, se había convertido en una costumbre verlo y ahora necesitaba de sus consejos, su palabra, su amabilidad y cariño. Lo esperó en su cuarto, como siempre. Él abrió la puerta y al verlo, Sakura supo que algo había pasado.
-¿Sasori? –se acercó a él- ¿sucede algo?
-¿Qué?, ah no, Sakura... -le sonrió- sólo estoy un poco cansado. Me gustaría dormir si no te molesta.
-Claro...
Sus palabras la tomaron por sorpresa, nunca estaba tan cansado para charlar o entretenerse un rato.
-Gracias.
-Sí...
Salió algo confundida y no se dio cuenta que alguien la había visto.
-¿Viniste a saludar a tu ex-compañero? –miró a Sasuke aún impresionada por la forma en que había actuado Sasori. Algo muy malo había sucedido y por alguna razón no se lo quiso decir.
-Sasuke, tu hermano también llegó ¿no?
-Sí, ¿por?
-Necesito hablar con él.
-Está en su habitación... ¿pasó algo?
-No –respondió secamente y se fue lo más rápido que pudo hacia la habitación de Itachi, Sasuke frunció el ceño y decidió seguirla.
Sakura golpeó la puerta de la habitación del Uchiha mayor. ¿Qué pudo haber pasado? Esperó impaciente hasta que Itachi le dijo desde el interior que podía pasar. Entró sin demoras y cerró la puerta a sus espaldas. El Uchiha se levantó de la silla en la que estaba sentado, al parecer leyendo algo y la observó esperando que ella empezara a hablar.
-Perdona mi intromisión, Itachi-san. No quise molestarte, pero necesito saber si algo ha sucedido.
-¿A qué te refieres? –preguntó el aludido con su calma de siempre.
-Si algo pasó en la misión... Sasori está... raro...
-Aaah... -el Uchiha la miró de arriba abajo como si la estuviera evaluando- nada importante.
-Yo creo...
-Tú no deberías creer, ni pensar, ni deducir nada acerca de alguien que ha dejado de ser tu compañero. La relación que tienes con Sasori es peligrosa para ti y para él. Deberías darte cuenta. Quizá él ya lo hizo y por ello actúa de forma "rara".
-Sasori jamás actuaría de esa forma sin decirme nada. Si quisiera que dejemos de llevarnos me lo diría.
-Sakura, hazme caso. No te metas con quienes deberían ser sólo tus compañeros. Este trabajo es difícil y peligroso.
-No tienes derecho a decirme qué es lo que tengo o no tengo que hacer –no la iba a intimidar su presencia como le sucedía al resto. La pelirrosa no solía ser cobarde.
-No, es cierto. Simplemente te doy un consejo como integrante de la Hermandad.
-No necesito tus consejos –respondió la mujer de forma altiva, cada vez más furiosa por el tranquilo actuar del morocho.
-Por tu bien, Sakura, aléjate de Sasori y dedícate a hacer tu trabajo... -dijo el Uchiha acercándose de manera bastante amenazadora.
-No des ni un solo paso más.
-¿Por qué?, ¿piensas que podrás golpearme al igual que a mi hermanito?, no creas que soy tan iluso.
-¿Vas a hacerme algo?
-¿A la favorita del Maestro y la amante de mi compañero?, jamás. Todo lo que digo, lo digo por tu propia seguridad.
-¿Y por qué te importaría mi seguridad?
-Eres una pobre mujer en un mundo que no está hecho para ti. Sinceramente... porque me das lástima –su mirada confirmó sus palabras y Sakura sintió una gran furia recorrer todo su ser, ¿lástima? ¿Eso generaba?
-Tú qué sabes. No necesito tu lástima... -sólo pudo decir temblando de ira.
-Sé mucho, porque he visto mucho...
El Uchiha la observó. Esa mujer sería la perdición de Sasori. Eso no le molestaba. El problema era que podría ser también la perdición de su hermano. Y eso sí que no lo permitiría. Alguien abrió la puerta de golpe. La mujer se sobresaltó, él ni siquiera se inmutó. Fijó sus negros ojos en Sasuke, éste entró y tomó del brazo a Sakura.
-Será mejor que te vayas a dormir, ya es tarde –le dijo sin quitar la vista de su hermano.
-Sí... -respondió la pelirrosa mirando a ambos. No sabía qué estaba haciendo Sasuke allí, pero pensaba hacerle caso, al fin y al cabo, era obvio que Itachi no le sería de ayuda.
La mujer se fue bajo la atenta mirada de Sasuke. Quien luego se volteó para poder enfrentarse a su hermano mayor. No sabía cuáles eran las intenciones de Itachi con respecto a ella, pero no le gustaban para nada.
-¿Qué estabas haciendo? –le preguntó.
-Dudando... -respondió éste volviendo a sentarse en su escritorio.
-¿Dudando?
-Sí, dudé en si debería deshacerme de un problema ahora o arriesgarme a enfrentar uno mayor después. ¿Qué te dije de la mujer? –lo último sonó más como una amenaza que como una pregunta.
-¿Piensas que estoy tratando de seducirla?
-Las paredes hablan en este castillo, Sasuke. Recién he llegado y ya me enteré que has estado estos días con ella.
-Entrenando...
-Sí... eso es lo que quieres que todos crean, pero yo no soy tan iluso.
-¿Naruto ha venido a hablarte acaso?
-Deja de jugar con algo tan peligroso. Eso es lo único que diré.
-Tú deja de meterte en mis asuntos. Es lo único que diré.
Sasuke dio media vuelta y comenzó a irse cuando su hermano se cruzó en su camino. El maldito era rápido y silencioso, Sasuke estaba seguro de que aún no era lo suficientemente fuerte como para ganarle.
-Si algo te sucede por su culpa, tendré que matarla, y no me gustaría.
-¿Acaso te cae bien? No me digas que tú también estás interesado en ella...
-En lo absoluto. Aunque me llama la atención que digas "también".
-Ja, simplemente porque tiene muchos hombres que la desean.
-Aaah ya has averiguado todo de ella...
-Las paredes hablan solas en el castillo, hermano, creo que tú me lo dijiste.
-No has averiguado lo suficiente de todas maneras...
-¿Y qué es lo que tengo que saber?
-No es necesario que lo sepas. Limítate a hacer tu trabajo. Mujeres, hay miles en el mundo. No te matara no estar con esta.
-Lo prohibido siempre es tentador, hermano.
-Por algo, es prohibido. No me obligues a hacer algo que no quiero –se notaba triste, a Sasuke le recordó otro momento, hacía varios años cuando Itachi sufrió mucho y se veía de la misma forma, infeliz y al mismo tiempo incapaz de poder hacer algo al respecto.
-En serio, me encantaría saber porqué te interesas tanto en ella.
-No es ella, eres tú. No dejaré que algo te suceda.
-Creo que soy lo suficientemente grande como para cuidarme. Ahora déjame salir. ¿O quieres que peleemos ahora?
-Sólo por una vez en tu vida, Sasuke, hazme caso –respondió Itachi casi parecía estarle suplicando.
El Uchiha menor lo observó con el ceño fruncido y algo confundido, luego salió de la habitación sin decir nada más.
Itachi volvió a la silla donde estaba sentado y pasó una mano sobre la tapa de un libro. Se lo había regalado alguien que significó mucho para él, alguien que le dio todo y que también lo perdió todo a causa de ello. Suspiró, Sasori no tenía oportunidad ya, estaba perdido, pero quizá habían esperanzas para Sasuke...
.........
Sakura caminó durante un rato por los alrededores del castillo con la vista fija en el suelo y algo deprimida. Deseaba saber qué le pasaba a Sasori, pero no quería molestarlo. A veces se sentía una niña. No podía enfrentarlo y él tampoco la trataba como a un igual y le contaba lo que le pasaba. Después de tantos años aún le seguía ocultando cosas. Escuchó un ruido y al levantar la vista vio a Naruto, se había detenido y la miraba sorprendido.
-Sakura... yo...
-Está bien, Naruto... no vine a buscarte.
-Me di cuenta... ¿Estás bien?
-Sí, claro –respondió como si no le interesara- mira, haz lo que quieras. Si no vas a entrenar con nosotros, la verdad ya no me importa. No es necesario que te sigas escondiendo o buscando excusas. No sé qué es lo que te pasa conmigo o qué ocultas pero yo... -suspiró cansada- ya no importa...
-Lo siento, sé que quieres que nos llevemos bien y todo... -se acercó un poco a ella. Una parte de su ser le advertía que no lo hiciera pero por una vez no iba a escucharlo- no creo que estés bien, ¿sabes?
-Estoy cansada, cansada de que todos me traten como a una niña, como a una simple mujer que no puede hacer nada sola. Odio los secretos, las mentiras y... -"odio mi vida" estuvo a punto de decir, pero se lo guardó. Naruto no era su amigo y no podía estar confiando en él ni en nadie de la Hermandad.
-No es que quiera esconderte algo, pero es mejor así.
-No lo digo por ti, de todas formas –respondió enojada.
-Aaah... no sé si quieras escucharme, pero yo no te considero débil, ni mucho menos. Tampoco te trato como a una niña. Sé de lo que eres capaz, he escuchado muchas historias sobre ti y tus misiones con Sasori... también pienso que puedes ser aún mejor... -se alejó y miró hacia otro lado, verla en ese estado no le gustaba, pero no podía hacer nada tampoco- solo eso... te dejaré sola, parece que es lo que quieres –el rubio pasó a su lado, Sakura lo tomó de la muñeca para detenerlo. Él la miró.
-Gracias... por alguna razón me has hecho sentir mejor.
-De... nada... -se soltó rápidamente y se alejó sin decir nada más. Sakura lo observó algo confundida.
Naruto era muy extraño. A veces la trataba bien, como en ese momento. Y otras parecía ser una roca que no deseaba tener contacto con nada. Apretó los puños. No iba a sufrir por nadie. Desde que había llegado a ese lugar, Madara le dijo que iba a estar sola y era cierto. Podía tener compañeros de trabajo, amantes o personas a su alrededor, pero siempre estaría sola porque ese era su destino. ¿Por qué preocuparse entonces?, Sasori fue su Maestro, confidente y amante durante muchos años, pero ahora que ya no trabajaban juntos, los lazos se habían roto. Si él ya no quería verla, entonces no la vería.
................
Itachi entró en la habitación de Sasori. Lo observó mientras el pelirrojo guardaba algunas cosas en una mochila.
-Sakura vino a verme hace un rato.
-Lo imaginé. ¿Qué le dijiste?
-La verdad, que era mejor que no se metiera en tus asuntos ni en los de nadie de la Hermandad.
-Un buen consejo.
-No dejaré que ella lleve a mi hermano por tu mismo camino.
Sasori miró a su compañero. Itachi se mostraba siempre frío y distante, pero la verdad es que tenía un buen corazón. Sólo deseaba proteger a su hermano, y sabía que se lamentaba que estuviera allí. Eran iguales. Él también quería cuidar de Sakura y quería sacarla de allí. Sabía lo infeliz que se sentía. Por ella hacía todo.
-Tu hermano es fuerte e inteligente. Sabrá decidir bien.
-Sasuke aún tiene mucho que aprender, es orgulloso, iluso...
-No muy diferente a ti hace años ¿no?
-Supongo, pero maduré más rápido.
-Sí, es cierto pero tu maduración dependió de una relación...
-Y esa relación costó la vida de una persona. No quiero que vuelva a suceder, no permitiré que mi hermano muera...
-¿O que pierda algo importante como te pasó a ti?
-Eso no sucederá... él... jamás le haría daño...
-Ojalá sea cierto... Lamento irme así, pero es lo mejor. Espero sinceramente que ella esté bien.
-La cuidan Naruto y Sasuke, está en las mejores manos. Me guste o no...
- Son jóvenes, pero sé que tienen el potencial para cambiar las cosas. No te preocupes tanto Itachi o terminarás con el cabello blanco.
-Lo mismo te digo a ti. El Maestro quiere verte, no le gustó nada que no fueras a darle el informe de la misión.
Sasori sonrió, tomó unos frascos y los miró con detenimiento antes de responderle a su compañero.
-Lo sé. Aquí tienes, es lo que me pediste –le entregó dos frascos.
-Gracias. ¿Qué vas a decirle?
-Lo que quiere oír como siempre.
-Buena suerte...
Sasori lo saludó con un simple movimiento de su mano y salió dejando su mochila a un lado de la puerta. Primero debería ir a ver a Madara o tendría graves problemas. Tocó la puerta de su despacho y luego de que éste le permitiera el paso, entró. Inclinó su cabeza en señal de respeto y esperó.
-¿Qué hacías Sasori?
-Estaba acomodando algunas cosas, Maestro, disculpe que no pude venir antes...
-Itachi ya me informó el resultado de la misión. Como siempre todo salió perfecto. No esperaba menos de dos guerreros tan buenos como ustedes.
-Sus halagos siempre son importantes para ayudarnos a crecer, Maestro.
-Me dijo también que deseabas salir unos días mientras descansaban.
-Si es posible, Maestro, lo agradecería.
-¿Cuál es el motivo?, sabes que la libertad aquí es escasa.
-Lo sé, Maestro. Necesito arreglar algunos asuntos personales... del pasado. Sólo serán unos días.
-Está bien, puedes ir.
-Muchas gracias.
-¿Hiciste lo que te pedí?
-Por supuesto. Aquí está, Maestro –dejó un frasco sobre la mesa.
-Perfecto, puedes irte.
-Gracias, Maestro...
Sasori salió, mientras Madara fruncía el entrecejo. Una figura oculta entre las sombras apareció a su espalda.
-Síguelo...
-Sí... Maestro...
La figura desapareció igual de silenciosa a como surgió. En la Hermandad nadie era libre. El que se unía debía saberlo. Llegabas a convertirte en el mejor, pero cualquier cosa que quisieras primero debía ser aceptada por el Maestro. Nadie era obligado a entrar en la Hermandad, así que todo aquel que llegaba a ella debía atenerse a esto. Lo extraño era que a pesar de todo siempre llegaban nuevos. Madara sonrió. La libertad era un bien que pocos apreciaban. El problema era que tarde o temprano alguien terminaba por añorarla. En esos momentos era cuando esa persona dejaba de servir. Pocos integrantes de la Hermandad no habían podido elegir. Sakura y Naruto habían sido dos de ellos. A Sakura la había encontrado y a Naruto lo necesitaba. Sasuke e Itachi llegaron luego de la masacre de su Clan y terminaron por quedarse para poder obtener venganza. La pregunta era si aún la deseaban o los años habían terminado por extinguir ese fuego.
.......
Naruto se sentó en el pasto y observó unas aves que estaban comiendo, sonrió. A veces se sorprendía a sí mismo cuando cosas de ese estilo llamaban su atención, algo tan simple... una vida simple... sabía que con su forma de ser jamás podría vivir demasiado quieto. No, siempre pensó que sería un buen ninja, uno de esas grandes villas, haciendo misiones, corriendo riesgos, pero siempre por algo bueno. Si fuera ninja no mataría, perdonaría todas las vidas, hasta la más insignificante o la más despreciable, porque era algo valioso, y los errores debían ser pagados mientras uno estaba vivo, eso creía. Él pagaría por todas las vidas que quitó, les traería algo de paz a sus almas en pena, para que pudieran descansar y para que él también pudiera por fin quitarse ese peso que llevaba.
-Ah mira Kakuzu, si es el demonio amarillo... -Naruto miró de reojo a los dos hombres que se acercaban y suspiró con cansancio. ¿Por qué no podía tener un rato de tranquilidad?
-Sinceramente poco me importa este niño Hidan, me voy a mi habitación, tengo que guardar mis nuevos tesoros...
-Pff siempre es lo mismo contigo tu... -cuando Hidan miró a su lado, su compañero ya había desaparecido- bueno... como decía, ¿qué estás haciendo aquí chico?
-Tratando de descansar de personas como tú supongo –respondió el rubio con calma, aunque en su interior se estaba tensando, Hidan era poderoso y peligroso, como casi todos los asesinos.
-Vamos niño, eso es aburrido, estar ahí sentado, sin matar a nadie...
-No tengo tu sed de sangre brujo inmortal –se levantó y se sacudió la ropa, definitivamente ya habían arruinado su tarde.
-Jajajaja, brujo inmortal, siempre con tus lindos apodos. Me enteré que tienes nuevos compañeros. Entre ellos está la favorita del Maestro, ¿qué tal es?, siempre me llamó la atención, si es tan importante debe ser buena...
Sí, Sakura siempre había llamado la atención de todos, que alguien como el Maestro se interesara tanto por otra persona sólo podía significar que era excepcional. Sakura era buena, pero Naruto dudaba que fuera tan poderosa como todos pensaban, tenía que haber algo más, algún tipo de relación que desconocía. Sin embargo, prefería que creyeran que Sakura era invencible, así nadie se metía con ella.
-Lo es...
Hidan se acercó más, llevaba una gran guadaña como arma, la cual se veía bastante amenazante ya que la movía sin fijarse si podía llegar a cortar a alguien. Naruto esquivó el arma sin mucho esfuerzo, a pesar de que Hidan siempre se llamaba a sí mismo "el mejor" resultaba muy lento, el único problema con ese hombre era que no se lo podía matar.
-Me encantaría probar su sangre, sería interesante verla sufrir un poco...
El rubio arrugó el ceño visiblemente furioso, le era imposible no ponerse así cuando alguien realizaba una amenaza hacia Sakura así sólo fuera verbal. Tomó a Hidan del cuello con una rapidez inusual y clavó sus uñas en su cuello con fuerza, estás habían crecido hasta convertirse en garras.
-Jamás se te ocurra tocarle un pelo o sabrás lo que es el dolor...
-No me amenaces niño, sabes que nada me daña por completo, ni siquiera siento dolor...
-Sólo pruébame y encontraré alguna forma para que lo sientas y te arrepientas eternamente.
Lo soltó y dando media vuelta se fue. Sí, habían arruinado su tarde, su día y quizá hasta su semana, porque ahora no podría dormir bien pensando en que ese enfermo quería dañar a su tan querida pelirrosa.
-Naruto... -se giró pensando que golpearía al idiota que lo estaba molestando pero se sorprendió al ver que se trataba de Sasori.
-¿Sasori?, ¿qué...
-No tengo mucho tiempo, cuídala Naruto. Hagas lo que hagas, sólo cuídala, y si puedes, dale una vida mejor, una que valga la pena vivir –el rubio frunció el entrecejo.
-¿Por qué hablas así?
-Porque yo no puedo hacerlo... me gustaría... pero no puedo... -Sasori sonrió con tristeza, nunca quiso enamorarse de ella, no quería amarla, sabía que sufriría porque ella jamás lo amaría, pero le fue imposible, odiaba y amaba el día que la conoció- dale la fuerza que necesita y no te arrepentirás, es una buena persona, sólo que no puede demostrarlo en este lugar...
-Sasori... no entien...
-Suerte Uzumaki Naruto, dejo en tus manos lo que es más importante para mí, espero que no me decepciones, a cambio te daré un regalo... -"un último regalo de mi parte" pensó el pelirrojo con algo de nostalgia.
-¿Un regalo? ¿De qué hablas?
-Tiempo...
Así como apareció, desapareció. Naruto no tuvo oportunidad de decir nada, ni siquiera sabía qué decir a todo eso. No necesitaba que se lo pidieran, él la protegería porque ahora podía hacerlo, pero a ¿qué se refería con tiempo?

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