Pasaron meses, meses sin volver a besarse, meses en los que, sin darse cuenta, Richie y Eddie se distanciaron, meses en los que ya no tenían clases juntos, meses en los que, a escondidas de los demás, Eddie se veía con una chica, Myra, meses en los que Eddie volvió a besar a alguien, pero no se sentía bien, no se sentía "mágico" como la primera vez que besó a su amigo.
—¿Quién mierda es ella? - preguntó Richie a los demás mientras se sentaba en una de las mesas en la cafetería.
—Parece ser su novia, cree que no nos hemos dado cuenta, pero es muy malo para esconder secretos. - respondió Bev refiriéndose a Eddie, el cual se encontraba a unas cuantas mesas sentado con una chica.
—Maldita sea.
Richie dejó de hacer chistes, o al menos no como antes. Ya no tenía a quién molestar con sus bromas y eso hacia que Richie se pusiera triste. Le dolía perder a un amigo, aunque Richie aún sentía cosas por Eddie, solo quería recuperar su amistad, sin importar que solo fueran eso, amigos.
Myra se fué a sus clases, dejando a Eddie solo y Richie aprovechó la situación para ir con él.
—¿Qué haces Richie?
—N-no lo de-detengas Stan.Richie se paró atrás de Eddie, pero este aún no notaba la presencia de su viejo amigo.
—¿Qué te pasa Eddie?
—¡Mierda! Me asustaste idiota.
—¿Qué te sucede?
—Estoy bien, mejor que nunca.
—¿Por qué nos evitas?Eddie no respondió y tomó la mano del alto, llevándolo a un lugar más vacío y "privado" para hablar.
—No soy gay.
—Lo sé, yo ya no siento nada por ti.Richie mentía, al igual que Eddie, pero no era momento para ponerse cursis.
—Queremos que vuelvas al club de los perdedores, te extrañamos, hablo por todos cuando te digo esto. - agregó Richie.
—Bien, los veo hoy a las 5 en el bosque.
—Bien.Ambos se fueron, Richie les contó lo que pasó con Eddie y todos estuvieron de acuerdo en ir, querían a su amigo de vuelta.
Richie, por un lado estaba feliz, parecía que todo volvía a ser como antes, o al menos casi todo, pero, por otro lado estaba triste, a pesar de volver a hablar con Eddie, fue la conversación más aburrida que jamás haya tenido, incluso hablar con la pared es más divertido.