Slate Warriors: El Contraataque

Alejandro: Fuerza y Misterios. Capitulo XL

                                      XL

Alejandro. Un chico con un comportamiento algo peculiar y que ponía en tela de juicio muchas de sus acciones. Joaquín, un chico que odiaba las multitudes, amaba a su familia y amigos y respetaba todo ser viviente. Una cosa en común: Ambos querían el título de Slate Maior, el título que tenía Alastair. Desde el momento que se conocieron en el castillo de Rhodaria, nunca se dejaron de lado las supuestas intenciones que se tenían mutuamente. Nadie entendía mejor que esos jóvenes que, el futuro de ese mundo que debían proteger estaba en esa última pelea: la que definiría todo.

-Ahi estan. Los últimos guerreros que faltan por luchar- Dijo un recuperado Alex, tragando un poco de saliva.
-Cierto. Pero, ¿Creen que Joaquín pueda vencerlo? Ustedes vieron como Alejandro detuvo el ataque de Daniel.- Preguntó Noel, algo inquieto.
-No lo sé. Pero, solo podemos confiar en Joaquín.- Expresaba Niselma, levantándose para presidir el encuentro. Saiesty regresaba del terreno justo para sentarse en su lugar.
Los jóvenes estaban esperando a que llegara su nuevo árbitro. Era lógico que no pudieron estar callados antes del encuentro.
-Por fin veré que tan fuerte es el heredero de Alastair.- Decía Alejandro.- Necesito equiparar tu fuerza con las de él.
-¿Acaso lo conociste?- Preguntó Joaquín, algo extrañado.
-No, pero con solo oír los relatos que decían de él, puedo asegurar que soy el indicado para seguir sus pasos.
-Muchos han visto cosas de él en mi. No defraudare a quienes piensan eso. Demostraré que soy digno.

Al terminar esa pequeña charla, Niselma se aproximó para darles las normas.
La batalla estaba a punrto de comenzar. Se sintió un tenso silencio antes de que la guardiana diera la señal para comenzar.

-¿Listos jóvenes? ¿Preparados? ¡Empiecen!
Cuando la guardiana bajó su mano, las armas de ambos chicos estaban listas para chocar la una con la otra. Tanto Ochi como Ryokusho estaban impacientes por ver la pelea.

"La hora ha llegado. Todo depende de lo que elijas ahora, Alastair" Pensaba Ryokusho.
Ochi tan solo pensaba en ver acabada las esperanzas de Ryokusho depositadas en esos jovenes. "Espero que Alejandro no me decepcione. Con esta victoria, mis aspiraciones serán cumplidas".

En el terreno, ambos luchadores estaban analizando primero el cómo atacarse. Alejandro fue el primero en hablar después de haber visto la señal de Niselma para que comenzaran.

-¿Estas listo? Debes demostrarme que tienes con que. Yo no te lo dejaré fácil.
-Voy con todo- Respondió un Joaquín con los ojos tornados en un azul eléctrico.

Al terminar esta pequeña aclaratoria se sintió en el centro del campo un chocar de armas. El sonido fue bastante fuerte y los impresionados vitoreos de la multitud también. Solo podían verse ráfagas chocando unas con las otras.

-¡Atacan bastante rápido!- Comentaba Andrea.
- Es obvio.- intervino Raicel- Son guerreros de elite. Todo humano entrenado en nuestro mundo se convierte en un ser muy poderoso.

Los choques de armas continuaron al igual que las caras de angustia de sus respectivos amigos y camaradas. Por la parte de Ochi ninguno estaba confiado. Alejandro había puesto en discusión sus actitudes que no parecían ser muy afines a las de su maestro. Sin embargo, Maiky era la que más serena estaba.

-Sé bien que son fuertes pero, Alejandro tiene más experiencia. Él puede ser el ganador. Aunque hay algo en ese chico Joaquín que me inquieta. Igual, no se debe tomar ésta pelea a la ligera. Es la definitiva.
Bianca estaba hecha un manojo de nervios, Daniel estaba orando en silencio y Joan; aún resentido por la batalla contra Noel estaba en estado catatónico: no decía ni expresaba nada.

De pronto, en el campo se dejaron de escuchar los entrelazamientos de las armas. Al parecer, estaban respirando y tomándose el tiempo para serenerse.

-Eres bueno. Muy bueno- Decía exhalando fuertemente Joaquín.
-Gracias. Lástima que no pueda decirte lo mismo a ti.- Indicó un Alejandro que no tenía símbolos de agotamiento físico.
-¿Como?- Preguntó intrigado Joaquín.- Te estoy siguiendo el paso. No me has dañado ni una sola vez. ¿Dices que no estoy a tu nivel?
- En efecto eso dije. He analizado todo desde que los conocí, Joaquín. Y éstas peleas me abrieron mucho más los ojos de lo que nosotros los jóvenes podemos ser capaces en este mundo; especialmente si somos Slate Warriors. Tal vez no te has dado cuenta pero, ambos, tu y yo, no somos tan diferentes.

Joaquín no captaba de todo el por qué conversaba tanto con el. Es como si le diese indicaciones. Pero ¿Eso de que servía? Alejandro era su oponente, no su camarada. Sin embargo, decidió por prestar atención.

-Veras- Continuó Alejandro.- Hemos recibido entrenamiento que nos hacen mas fuertes que los humanos comunes. Ya por tener ese beneficio, podemos seguir luchando por proteger éste lugar. Pero, éstas batallas me ayudaron a describir mejor a tus amigos y lo que, ahora siendo guerreros, representan para este mundo. Andrea pudo liberar la energía acumulada para protegerse siendo ella algo retraida y que no tenía iniciativa. Karen, por su lado, analizaba todo y medía la fuerza que queria utilizar, hasta que comprendió que salirse de control la ayudaba a desatar mejor sus habilidades. En el caso de Alex fue especial. Fue uno de los que más me impresionó. La interacción de su fuerza con su arma y tablilla es excepcional, aunque tanta dureza de alma y de mente no lo hacen sobresalir como es debido. Noel tiende a ser muy llamativo cuando habla, y esa fue la llave que le hizo ganar. Usó una estratagema para desafiar la psique del oponente y hacer que el juego estuviese bajo su control. Ahora dime, ¿Que tienes tú? ¿ Que puedes demostrarme para saber que eres digno de usar ese tridente?
Esas razones sonaban bastante lógicas para Joaquín. Pero, habían datos de sus amigos que no sobresalían en la batalla. Era como si alguien más le hubiese dado ese tipo de información.

-Un momento. ¿Quien te habló de nosotros? ¿Nos espiabas de alguna forma?- Preguntó Joaquín intrigado.
-No era necesario.- Dijo el joven- Ya había alguien que me daba todo de ustedes.