Agilidad. Capitulo XIII

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XIII

-Ponte esto.- Dijo Niselma extendiéndole sus manos junto a unas zapatillas deportivas hechas de cuero, un pantalón blanco y una pequeña y ajustada camisa rosa con mangas blancas y cortas.
-Está bien maestra. ¿Dónde puedo cambiarme?- Pregunto la chica.
-Yo te ayudaré.
En ese instante, Niselma creo un remolino de hojas a su alrededor para que pudiese cambiarse tranquilamente. Al terminar de hacerlo, las hojas se fueron.
-Muy bien mi niña- Le indico Niselma.- Quiero que veas esos blancos que están en aquel extremo. Tu misión será impactar en el centro de cada uno. Aquí manejaremos la precisión.

Karen, algo nerviosa y saliendo del asombro con respecto al remolino de hojas, tomo el Arco mágico de Hysalta con una mano y la delicada tablilla con la otra.

-¿La tablilla va en esta ranura maestra?- Preguntó la inquieta niña.
-Así es. Colócala cuidadosamente.

En el instante de haberla colocado, Karen se sintió más relajada. Sentía dentro de su cuerpo un aire de tranquilidad y serenidad.

-Es muy...relajante-. Dijo Karen, suspirando.
-Lo sé. Lamyta era una druida muy pacífica. Es natural que sientas esa misma tranquilidad. Esas sensaciones que se manifiestan en tu interior son los sentimientos de paz del alma de tu tablilla.
Su arco estaba rodeado por un aura rosada, señal que la resonancia entre usuario, arma y tablilla estaban perfectamente acopladas.
-Ahora, sujeta fuertemente la cuerda y el mango de tu arco.- Le indico su maestra.

Rybwyvern que estaba en un extremo estaba a la expectativa de los resultados que arrojarían estos entrenamientos. Era extraño que él mantuviera silencio siendo tan escandaloso, aunque la situación lo ameritaba.
Karen, tomo la cuerda, considerando que no le habían dado flechas para lanzar, pero igual obedeció lo que Niselma le decía. Al hacer tensión, vio como aparecía un relámpago de color rosa. La chica no salía de su asombro.

-¡Impresionante!...Este arco no necesita flechas... ¡Es realmente mágico!- Exclamó Karen.
-¿Creías que ibas a estar lanzando flechas comunes y corrientes por ahí? Son algo estorbosas y rudimentarias. Este arco es la fuente de la precisión de Hysalta. Era mejor arquera que yo.- Dijo Niselma, mientras se apartaba de Karen para que tuviese espacio para lanzar.

La joven chica estaba preparada para lanzar. Se estaba empezando a adaptar a esa energía relajante que corría por su cuerpo. Cerró los ojos. Su mente estaba completamente en silencio. La relajación y el no vivir estresada eran parte de su rutina, eso la ayudaba más en los estudios, pero eso a veces no era tan grato. Durante toda su infancia, vivió excluida de casi todos los lugares a donde iba. Karen era de padres adoptivos; un motivo más para sentirse rechazada por los demás. Siempre fue aplicada en los estudios. Los libros eran su más grande afición: narrativas, cuentos, mitos, relatos, leyendas. Era una enciclopedia andante. Conoció a Joaquín y a los chicos cuando ingreso a un club literario de su escuela, aunque no frecuentaba con ellos por pensar que también la rechazarían por ser intelectual, pero un incidente con los libros precisamente fue lo que inicio una amistad con ellos desde entonces. A partir de ese momento, no se sintió sola jamás.

La chica abrió los ojos, los cuales eran de un color rosado fuerte. Soltó la cuerda y esa ráfaga de luz rosa que sostenía impacto directamente en el centro de uno de los blancos a los cuales debía acertar.

-¡Muy bien mi niña!-. Exclamo Niselma.- ¡Bien hecho! Sabía que lo conseguirías. Ahora acierta con las otras.

Karen sin decir palabra alguna, lanzo rápidamente las ráfagas hacia los blancos fijados y en cada uno el impacto fue certero.

-¡Cielos! ¡La nueva Hysalta es muy ágil!- Decía por un extremo Rybwyvern.
Niselma vio con asombro tal precisión, así que hizo las cosas más difíciles para Karen. De un soplido levanto por los aires los blancos e hizo que flotaran.
-Muy bien mi niña, es momento de que seas aún más precisa al lanzar. Concéntrate.- Dijo con una sonrisa Niselma.

Sin perder la concentración, Karen lanzo ráfagas a cada uno de los blancos sin perderlos de vista, pero para sorpresa de Niselma y Rybwyvern, esos lanzamientos volvieron añicos esos blancos.

-¡¿Los destruyo?!- Exclamo Rybwyvern- ¿Viste eso Niselma?
-Si.- Dijo Niselma con una sonrisa de par en par.- Claramente, veo el potencial de esta niña.

Karen al disparar las ráfagas, recobro su tonalidad de ojos y la tablilla se posó lentamente de nuevo en su mano. Al final, suspiró.

Esa noche, Karen no dejaba de inspeccionar el Arco de Hysalta. Aun no podía creer que fuese mágico. Era algo incrédula para la magia, pero en ese mundo podía pasar lo que sea. Sentada alrededor de una fogata junto a su maestra no dejo de preguntar tantas cosas sobre ese extraño mundo.

Pregunto sobre las estrellas, seres vivos, la naturaleza en general, las ciudades, el por qué ella flotaba y no tocaba el suelo, entre tantas cosas más.

-Me demostraste que tienes un gran coraje mi niña.- Dijo Niselma, cortando las preguntas que hacia la chica.- Tienes algo que en Hysalta nunca vi.
-¿Y que es maestra?
-Determinación. Hysalta en parte, era algo crédula. Tú, a pesar de no saber nada de como tomar un arco, tuviste la valentía de intentarlo, sin miedo a fracasar y con la mente tranquila y serena.
"¿La maestra Niselma también lee los pensamientos?" Pensó Karen.
-Confié en mi misma maestra- Dijo la chica.- Con mi mente tranquila me propuse a lograr lo que quería.
- Sabía que lo dirías. Y para demostrar eso, quiero darte esto.

Puso en sus manos un dije plateado en forma de daga con un cristal rosa en el centro.

-Es muy hermoso maestra, Gracias.
-No debes agradecerme mi niña. Esto es el símbolo de que tu determinación y confianza te darán fuerza de aquí en adelante.- Decía Niselma mientras miraba hacia el horizonte.

Un sonido inaudible, excepto para la bella guardiana Niselma la alertó. Era sin duda la Campana de los Guardianes.

-¡La campana! ¡La campana!- Exclamaba la maestra.
-¿Qué campana? Yo no escucho nada.
-Solo mis hermanos y yo podemos oírla. Es momento de que vuelvas al castillo de mi padre.
-Pero es de noche maestra. No quiero pasar por el bosque. Debe ser muy peligroso pasar por el sola.- Dijo algo atemorizada.
-No te preocupes. Tengo el transporte indicado.

De entre las plantas apareció Rybwyvern dispuesto a ayudar a la pequeña chica.

-Pequeña Hysalta, es tiempo de llevarla. ¿Puedo?- Preguntó la criatura.
-Está bien, Pero con una condición. Llámame por mi nombre.- Dijo con una sonrisa a la cual Rybwyvern recibió con mucho agrado.

Niselma se despidió de ella flotando como de costumbre, le deseó lo mejor mientras Rybwyvern la sujetaba desde su cintura con sus delgadas aunque fuertes lianas.

Desde la choza, se veía como la puerta se abría ligeramente. El Oráculo Prophecy, aunque sin visión, sentía bien lo que pasaba. Muy en su interior, sabía que estaba en lo correcto: "Ryokusho eligió a las personas adecuadas".

Rybwyvern empezó a trepar uno de los grandes árboles que habían allí, y cuando se balanceaba de árbol en árbol, Karen recordaba lo que el oráculo dijo cuando hablo con ella "El llamado vendrá muy, muy pronto". Se rio ligeramente, pero al elevarse y notar que estaban realmente lejos del suelo, cerró los ojos espantada.

-Date prisa. No quiero andar así. Este medio de transporte no me gusta.
-¿Por qué no pequeña Karen?-Pregunto Rybwyvern.

Cuando termino de preguntar, la chica grito tan fuerte que casi desequilibraba al ser que la sostenía.

-¡LE TEMO A LAS ALTURAS! ¡AHHHHH!...

Slate Warriors: El ContraataqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora