El "degenerao" y el "ladrón"

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Arco 1: El amor entre la violencia
Capítulo 1:

Karol Lucero:
Estaba caminando por las calles de Santiago centro.
No estaba seguro de en cuál calle exacta. Me preocupaba más de leer los carteles de los manifestantes.
Dichos tenían muchas leyendas distintas. Algunas más creativas que otras.
Pero lo que casi todos tenían en común, eran los insultos hacia mi persona.
"XÚPALO KAROL DANCE",
"KAROL DANCE DEGENERAO",
esto y más era lo que las grandes pancartas anunciaban.

He aprendido estos días a salir disfrazado. Actualmente estoy con un traje que usaba con la Arenita porque lo encontraba sexy.
Es un disfraz de furry Azul.

Estoy más acalorado que la chucha y me dan ganas de pegarle a todos los comunistas que veo por acá.
¡Dejen a Piñera hacer su trabajo!
¡Es el maldito presidente, respétenlo!

Sin darme cuenta, había gritado eso en medio de un montón de gente.
Los ruidos con las cacerolas cesaron y el marchar de los pies también.
Todos me miraban.
-¡Ataquen al furry facho! - gritó alguien.
Comencé a correr.

Millones y millones de personas me perseguían.
Sudaba como nunca bajo el traje otaku. ¿Cómo era que había gente que lo usaba?
Bueno, no era momento para pensar.
Debía correr.
De a poco, el ruido de la masa se hizo más distante.
Y cuando estuve seguro de haber dejado a la multitud, llegué a un callejón.
Seguí corriendo, sin mirar adelante, pues el traje no me lo permitía.

Choqué contra algo.

Era... era un paco.
De hecho, eran tres.

Se acercaron a mí.
-Su nombre, por favor - Dijo el más macizo de los tres. Estaba a la izquierda del con el que choqué.

Me puse nervioso. Y no atiné a responder.
Siempre admiré a los carabineros. Y verlos en la vida real era... No lo sé, genial.

-¿Señor? - Dijo el mismo hombre -, le he pedido su identificación.

En el momento, no sabía por qué.
Ni siquiera ahora creo hacerlo.
Lo que hice fue escapar.

Pero los carabineros me atraparon.
Recuerdo escuchar un ruido sordo en mi cabeza, que sacudió mis ojos.
Después, fue como irse en la pálida.

Sebastián Piñera:
Estaba en mi oficina, trabajando más duro que nunca en todo este papeleo de mierda por las manifestaciones.
Lo que menos esperaba es que alguien entrara.
Y una de las personas que entró, se volvería en un tiempo la más importante en mi vida.

Sonó cómo alguien tocaba mi puerta tres veces, con fuerza.
¿Quién venía a molestarme justo en ese momento?
-Pase - dije.

Entró un policía junto a un chico... O chica.
Me confundió un poco este último ente. Estaba vestido de manera extraña.
Un traje de zorro azul humanoide, bastante al estilo de esas series japonesas, cubría todo su cuerpo, sin dejar nada de él.

Eso era un poco... Bizarro.
Pero... Era maravilloso el traje.
De alguna manera, me sentí enamorado.
Lo que era estúpido.
Estaba enamorado de un traje.
>>Sebastián, eso es estúpido, no pienses en huevadas<<.

Karol Lucero:
El paco de mierda me arrastró hacia una habitación.
Ahora entendía porqué la gente los odiaba tanto.
-Pase - dijo una voz tras el muro.
Se me resultaba endemoniada mente familiar.
Sería...?
No, era estúpido.

Pero, por más estúpido que haya sido, era más real de lo que creen.
Ahí estaba, el mismísimo, el todopoderoso Sebastián Piñera.
Era más guapo en persona.
Robusto, alto, de facciones terminadas en manera cuadrada y arrugas que, por más que lo hacían ver mayor, hacían que se viera más... Masculino.
Como un león en su edad adulta. Feroz, pero protectivo.
Pero...
Qué estupidez.
>>No puedes pensar así del puto presidente, Karol<<.
Aunque... ¿Qué tendría de malo ser un poquito gay?

Chúpalo Karol Dance // Una historia de DegeneraPresidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora