Capítulo 7: Una Enseñanza del Amor de Ayer

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Pov Ootomi:

Al sali del baño listo para irme a estudiar vi que la puerta del cuarto de Zero estaba abierta, y esto no era lo habitual. Me asomé y lo vi sentado, vestido con chándal de asas que mostraba sus músculos y uno pantalones cortos de militar, estudiando. Nunca había visto a Zero estudiar.
-Zero...?- dije entrando despacio.
-Qué?- preguntó dándose la vuelta. Me miró de arriba abajo, observando mi atuendo, una camisa blanca de manga corta y unos jeans azules.
-Nada, solo.... Si tienes alguna duda solo avísame, vale?
-De hecho sí tengo una duda, podrías acercarte un segundo?
-Cla-Claro....
Tragué saliva y me acerqué. Por el desorden en su mesa podía ver que había estado trabajando muy duro, y por sus ojos podría decir que se había despertado temprano. Ahora que me fijaba, eran preciosos, aquellos ojos azules me helaban la sangre, pero a la vez me encantaban. Sin poder evitarlo me sonrojé.
-No entiendo este problema.
-E...es muy fácil, mira, en el anterior utilizaste esta fórmula y este es muy parecido...
Con una simple explicación logró entenderlo, era increíble.
-Ahora tengo otra duda.
-De que se...- antes de terminar de hablar, se levantó y de golpe me acorraló contra la pared.
-Tu...maldito, tu me estás haciendo cambiar, porque?- la cercanía era excesiva, no dejaba de observar sus labios, sus ojos.... Mi rostro se volvió tan rojo como su cabello. Al mismo tiempo tenía miedo y no dejaba de temblar.
-Ze... Zero... yo... a...apártate por favor.- tragué al darme cuenta de que no parecía tener intención de ir a hacerme caso.
Acarició mi rostro y yo traté de apartar la cara, pero me di cuenta de q la expresión de frialdad en su rostro había cambiado, era una expresión de tristeza.
-Zero.... Por favor, confía en mí... Quiero ayudarte a ser feliz.
-No puedes, soy un marginal, mi suerte no va a cambiar por mucho que tu me intentes cambiar.- apartó sus brazos, que me acorralaban contra la pared.
-Te equivocas. Aunque te hayan tratado toda tu vida así no quiere decir que así deba ser.- esta vez fui yo quien se acercó a él. Aquellos ojos triste y y llenos de dolor me hicieron dejar de temerle; en ese momento descubrí su verdadera forma, un alma que intentaba verse fuerte frente a los demás, pero frágil en realidad. Porque...

Una persona que ríe mucho, por dentro está sufriendo.
Cuando una persona duerme mucho, se siente sola.
Cuando una persona no llora a pensar de todo, es débil por dentro.
Cuando una persona llora por cosas pequeñas tiene un noble corazón.

-

Zero, ven conmigo, quiero enseñarte algo.
-El qué?- preguntó desconfiado.
-Tu solo ven, sí?

Narradora:

Salieron de casa y cogieron un autobús que los dejó en frente de una de las calles más pobres de Japón.
-¿Qué hacemos aquí? Este no es lugar para alguien de clase alta como tu.- dijo Zero reconociendo aquel lugar por el que solía ir con su pandilla.
-Tranquilo, conozco este lugar mejor de lo que crees.- sin mirarlo, comenzó a caminar y Zero lo seguía de cerca.

Cuando iba con sus amigos por aquél lugar iba a zonas muy concretas así que en seguida que Ootomi lo estaba llevando por zonas que el desconocía pero que el ojirrojo parecía saber se como la palma de su mano.
De pronto, sus pasos se detuvieron frente a una vieja casa de cemento, con las ventanas y la puerta bloqueada.

Años atrás...

Cuando Fudou soltó mi mano, sentí como un profundo dolor crecía en lo más ondo de mi corazón. Creo q nunca llegaré a gustarle.
- Al final te terminé trayendo donde querías.- Fudou se detuvo de golpe y giré la cabeza para ver a donde me había traido. Se trataba de una vieja casa en el lugar más oscuro de los barrios bajos. Tanto las palabras de Fudou como el lugar donde vivía me hacía sentir culpable.
Me incliné hacia delante y me disculpé.
-Lo siento. Tu no querías traerme por razones personales y yo no dejaba de insistir.
- No tienes q disulparte, no lo sabías. Anda, ven.

-¿Qué es esto? ¿Porque me has traído aquí?- preguntó Zero muy intrigado.
-Era donde mi padre, Fudo Akio, un marginal muy reconocido por esta zona, vivía cuando tenía nuestra edad.
-En serio! Wow, no me lo esperaba del gran Fudou Akio.
Ninguno de los dos apartaba la vista de la casa.
-Normal. Pero sabes, según mi madre, la única diferencia entre el Fudo de hoy y el de ayer es q su corazón antes estaba lleno de oscuridad y dolor y que ahora vivía con amor.
A medida que Ootomi contaba como sus padres llegaron a hoy estar juntos, Zero se dio cuenta de que era lo que sentía por Ootomi. A su vez, Ootomi también se comenzaba a dar cuenta, pero no quería aceptarlo. Tenía novia y estaba muy enamorado de ella, pero... A qué grado sentía lo mismo por Zero.
-Lo que quiero decir es que el amor...
-...puede curar hasta el corazón más frío.- completó Zero.
Ootomi lo miró sorprendido. Sus miradas se habían encontrado y Ootomi sonreía, sonreía porque por primera vez, Zero, le estaba sonriendo. Una dulce y hermosa sonrisa en su rostro.

Zero ya había escuchado esa frase en boca de su madre. No solo él, también Tara, Kai, Tenma, Rei, Seto.... Todos habían aprendido de sus padres el significado de la palabra amar y lo agradable que era. Ahora Zero por fin lo comprendía. Comprendía q sus amigos lo querían, a pesar de que el orgullo les impedía expresarlo; comprendió que sus padres le querían y comprendía q Ootomi lo amaba y el sentimientos era mutuo. Gracias a Ootomi, Zero comenzó a ver lo hermoso de la vida. Comenzó a aprender a amar.

Zero se acercó lentamente a su compañero y acarició su rostro con dulzura.
-Ze...Zero, tengo novia.- un agradable escalofrío recorrió el cuerpo de Ootomi de arriba abajo. No sabía que estaba haciendo, no quería engañar a Tara. No era que no la amara hasta el punto de engañarla, si no que inconscientemente amaba a Zero lo suficiente para probar sus labios.
-Y que? Cuándo hay amor...
-...no hay hueco para un no.
Tras una amplia sonrisa en sus labios, la distancia entre ellos desapareció. Sus labios unidos comenzaron a moverse a un ritmo lento, mientras con sus brazos los rodeaban el uno al otro.

(...)

Regresaron a casa rápido. Con la respiración agitada y envueltos en lujuria, entraron en la habitación más cercana. Zero tiró a Ootomi sobre la cama y con una pierna a cada lado le quitó la camisa. Sus besos bajaron por su cuello hasta su torso, haciendo pequeñas paradas en sus pezones los cuales mordía haciendo que Ootomi soltara leves suspiros.
Con rapidez se deshizo de sus pantalones y sus boxers. Chupó su miembro, lentamente sacándolo y metiéndolo dentro de su boca.
-Aah...mmmh...Ze... Zero.
Zero continuó su labor, escuchando los gemidos de Ootomi, despertando su propio miembro.
Ootomi acabó por correrse en su boca.
-Que crees q haces?- dijo Ootomi serio al ver como Zero comenzaba a desvestirse.
Lo agarró con fuerza y lo obligó a posicionarse debajo de él. Ootomi le quitó su ropa por completo e hizo exactamente lo mismo que Zero hacia unos segundos. Pero esta vez, cuando Zero se corrió en su boca, Ootomi humedeció bien sus dedos con saliva y metió dos en la estrecha entrada de Zero.
-Aaah...- gimió el pelirrojo.- Que...haces... Yo soy el se...me...
Al oír esto, Ootomi metió los dedos restantes y los empezó a mover a gran velocidad. Se acercó a su oído y susurró:
-Perdona? Qué decias?
-Aaah...te...o...dio
-Yo igualmente.- le dio un dulce beso en los labios y finalmente, introdujo su miembro de golpe.
-Aaaah....
-Ufff....mmmmh...tan...estrecho....- comenzó a moverse despacio para no hacerle daño.
-Mmmhh.... porfavor... quiero... más...
-Mas que?
-Qui....quiero más.... Daddy...
Ootomi aumentó la velocidad de sus estocadas, introduciendo su miembro hasta el fondo. La habitación se llenó de gemidos por parte de ambos.
Aquel momento acabó con un gemido por parte de ambos.
-¡OOTOMI!!
-¡ZERO!

Hola mis queridos lectores. Seguramente alguno me querrá matar por este capítulo, pero os ruego que guardeis vuestro odio hacia mi para lo q viene. Disfrutaz de esta historia. Votad si os está gustando y seguidme si quereis más historias de zukulentaz de Inazuma eleven.
Besos 💋💋💋

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