Capítulo 11: Al rescate!!

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Narradora:

Tenía los ojos puestos en la noche estrellada a través de la ventana de su habitación. Penaba en Tara y Zero. Se preguntaba cómo estarían, necesitaba recuperarlos cuanto antes y cuándo lo hiciera debía aclarar las cosas con ambos, aunque lo principal era aclarar sus propios sentimientos antes de volver a hacerles daño. Se culpaba por absolutamente todo...

Dejó caer una lágrima que no pasó desapercibida ante los ojos de su madre que lo observaba desde la puerta.
-Ootomi, que ocurre?- dijo Kido acercándose a él para abrazarlo.
-Mamá, soy una mala persona.- dijo con la voz temblorosa y los ojos cristalizados.
-Y se puede saber por q piensas eso de ti?.-  Fudo también estaba escuchar y, al igual q su esposo, se sentó al lado de Ootomi en la cama.
-Por q.... Yo...les he hecho mucho daño, no os hacéis una idea.
-Hijo, cuéntanos lo, somos tus padres y siempre podrás confiar en nosotros.- Kido agarró a su hijo de la mano y lo miró con una sonrisa.
Ootomi terminó por contarles todo lo ocurrido durante su ausencia.
-Soy de lo peor, me odio tanto.- decía entre lágrimas.
-Hey, deja decir eso.- dijo Fudo.- No puedes que algo así te destroce.
-¿Algo así?
-Lo que tu padre te intenta decir es que sois jóvenes y las hormonas vuelan, es normal que estés confuso.
-Mamá, sabes perfectamente que por muy confuso que esté lo que hice no es justo para ninguno de ellos.
-Hijo, todos cometemos errores y tu no eres distinto, eres humano. Ellos te quieren y sabrán entenderte y ten por seguro que te van a perdonar y entonces podrás escoger con total tranquilidad con quien vas a compartir tu destino.
- Y escojas lo que escojas siempre te vamos a apoyar.- completó Fudo.
- Papá... Mamá...-entre llantos abrazó a sus padres y ellos correspondieron.
Ootomi siempre supo que sus padres estarían a su lado apoyándolo y era lo q más valoraba de su vida. Las únicas personas de las q no dudaba en amar eran sus padres.
Agenos a todo no sabían que Fubuki había estado escuchando y en seguida, lleno de ira, se lo fue a contar todo a su marido.

En otra parte:

-Zero...- dijo con timidez Tara observando al marginal, sentado en una esquina al refugio de la oscuridad.
-¿Qué quieres?- preguntó de mala gana.
-¿Qué sientes por Ootomi?
Zero desvió la mirada y permaneció en silencio durante unos segundos.
-Creo que ambos hemos reconocido lo que vale su corazón.- dijo, mirando a Tara fijamente a los ojos.
-Sí...- comprendió ella sonriendo.
-Tara.- esta vez fue el pelirrojo quien la llamó.- Yo... Yo no soy bueno para Ootomi, no se como defenderlo, no se como hacer le reír, no se como ser cuándo él está cerca. Así que... Cuando salgamos de aquí... Cuídalo bien, te estaré vigilando.
-Zero, no puedes hacer eso.
-El que?
-Zero, tu amas a Ootomi tanto como yo, no puedes renunciar a él tan fácilmente.
-Yo no tengo nada que aportarle. Solo le hago daño, no se como comportarme con él y, además tu le conoces mejor que yo. Hay razones de sobra para pensar que tu le convienes más que yo.
-Y que hay de lo que sienta él?
-Nos ama a los dos entonces para que tu y él seáis felices me alejaré lo más q pueda.
-Pero y si no quieres estar conmigo y te prefiere a ti. Si te vas solo vas a hacerle más daño de lo que puedas hacerle si te quedas. Y, como tu dices, yo le conozco mejor y es por eso que se de sobra que te ama más de lo que alguna vez ha llegado a quererme a mi.
-¿Por q lo haces? ¿Por que tratas de convencerme si tu también lo amas?
-Simplemente acepto la realidad, y es que la realidad me dice que si lo amo debo dejarle marchar.- Tara le dedicó una dulce sonrisa, aun cuando en sus ojos ya asomaban las lágrimas.
Zero le sonrió.
-Eres increíble, sabes? Eres mejor de lo que aparentas.
-Zero...- Tara corrió a abrazarlo. El pelirrojo quería apartarla, pero no podía.- Quiero que seamos amigos.- le susurró al oido.
-Claro q sí, Tara.

En otra parte:

Kido, Fudo, Nagumo, Goenji, Fubuki y Suzuno estaban tomando té tranquilamente antes de irse a dormir para mañana por la mañana ir al rescate. Pero todos notaban el ambiente enrarecido. Tanto Goenji como su esposo estaban serios y guardaban sielencio, contestando de vez en cuando con monosílabos.
-¿Se puede saber que os pasa a vosotros dos?!- dijo Nagumo arto de tanta incomodidad.
-No se, pregúntale a Kido y a Fudo, ellos deben saber.- respondió Fubuki con ironía.
-¿Nosotros? ¿Se puede saber que os hemos hecho?- dijo Kido sorprendido.
-No te hagas el tonto, sabes perfectamente por que te lo dice.- defendió Goenji a su esposo.
-Habeis escuchado las conversación que tuvimos con nuestro hijo?- dijo Fudo, comprendiendo la situación.
-Es eso?!- se alteró Kido.- Chicos, no nos molestemos por eso. Son adolescentes y en la adolescencia...
-No ingentes justificarlo Kido- Fubuki estaba realmente molesto.- Ha hecho daño a nuestra Tara y nadie le hace daño a mi familia.
-¿En serio nos vamos a enemistar por eso?- esta vez habló Fudo.- No seamos ridículos.
-¿¡Ridi...?!
-¡¡Muchachos!!- antes de que Fubuki protestara, el detective entró en la sala muy agitado.
-¿Qué ocurre?
-Alguien a debido entrar en casa y se ha llevado una de mis armas.
-Pero, eso es imposible, la puerta tiene contraseña.- dijo Kido asustado.
-A no ser... Que no hayan entrado si no que... Hayan salido.- Fudo, con esta idea rondando por su mente, salió corriendo hacia la habitación de su hijo seguido por todos.
Al abrir la puerta.
-¡Se ha escapado!
-¡Será imbécil!- dijo Fudo cabreado.
-Mi bebé... ¿Que hacemos ahora?
-Si Ootomi se ha ido es por q conoce el plan, y mucho me temo q esa era su idea desde el principio.- el detective dijo esto último entre susurros.- Ahora lo único que podemos hacer es ir tras él.
-Bien! Vamos!
-Ah no, Yuuto. Tu no vas a ninguna parte.- Fudo agarró el brazo de su esposo que salía detrás de todos.
-¡Akio! ¡Es mi hijo! ¡Tengo todo el derecho a ir!
-Yuuto, si vas estás poniendo en peligro a su hermano.- dijo palpando su barriga.
-Lo se... Pero....- le hizo uno de esos pucheros a los que Fudo Akio no se podía negar.
-Agh! Está bien, pero siempre detrás mio, Estamos?
-Yes

(...)

Mientras tanto...

Entró en el edificio hackeando la clave de la puerta como el detective le había enseñado. Sin embargo, Ootomi vio todo aquello muy tranquilo, demasiado desprotegido. Sospechaba de una trampa, pero salvar a Tara y a Zero era más importante que pararse a pensar.

-Mi señor, un sujeto a entrado en la base.
-Muestra me las cámaras de seguridad.- ordenó Garshield.
Al ver a Kido Ootomi correr y esconderse por los pasillos no pudo evitar sonreír.
-Así que, has venido solo pequeño.- murmuró.- Dejarlo que continúe, si capturamos a la hija de Goenji y Nagumo fue para atraer a Kido y a Fudo y si ahora tenemos a su hijo ellos vendrán y podré completar mi venganza.

(...)

Estaban aburridos en una esquina jugando un tres en raya con una tiza.
-¿Crees que vendrán a por nosotros?- dijo Tara preocupada.
-Sí, no te preocupes. Puede que tarden un poco pero te aseguro que Ootomi vendrá.
-Eso espero...- Tara agachó la cabeza al preguntarse «¿Y después que? Ootomi volverá conmigo, o se quedará con Zero. ¿Lo aceptaré, o no lo aceptaré?».
-Oye, Zero. ¿Qué es lo que más te gusta de Ootomi?
-Ja! A ti te lo voy a decir!- contestó el pelirrojo.
-Somos amigos...
Zero la miró hacer un puchero.
-Agh, no como es q Ootomi te aguantaba.- dijo indignado mientras que Tara lo miraba triunfante.- Aún parece que no hemos vuelto cercanos este año, la realidad es que yo llevo observando a Ootomi desde que entramos en primaria. Al principio fue por mera curiosidad, pero luego comencé a admirarlo al mismo tiempo que lo odiaba. Lo odiaba por tener una vida mejor que la mía y lo admiraba por que siempre permanecía frío aún que las cosas fueran mal. Una vez sus padres se pusieron muy enfermos después de un viaje de negocios y no via Ootomi derramar ni una sola lágrimas, además de admitir que es muy atractivo. Y siempre se preocupa por las personas.
»Al final la admiración se transformó en amor y el amor venció al odio.
Tara se quedó enternecida no solo por sus palabras, si no también por la sonrisa y el brillo y  la sonrisa que aparecían en el rostro de Zero al hablar de Ootomi.

-¡¡Tara!! ¡¡Zerooo!!- ambos se sobresaltaron al oír como una voz muy familiar los llamaba desde fuera.
-¡Es Ootomi!- ambos corriendo hacia la puerta.- ¡¡OOTOMI, ESTAMOS AQUÍ!!

Guiado por sus voces, Ootomi llegó a una puerta de metal cerrada por completo. La puerta tenía clave, pero no tuvo problemas para descifrar el código.
En cuanto la puerta se abrió una chica de cabellos blancos como la nieve de echó sobre él.
-¡Dios mío, Tara!- dijo con alivio, correspondiendo el abrazo. Pero en seguida se apartaron.
-Creo q debemos irnos.- dijo Zero al notar tan incómodo ambiente.
-Cierto.
Los tres juntos corrieron hacia la salida pero, entonces, de la nada salieron los guardias acompañados de un hombre grande de barba y escasos cabellos grisáceos.
-¿Quién es usted?- dijo Ootomi mientras se ponía delante de Zero y Tara.
-Mi nombre es Garshield Bayhan, exjefe de Kageyama Reiji.
El nombre sonó en la cabeza de los tres adolescentes. Aquel nombre lo recordaban perfectamente por las numerosas veces que sus padres les hablaron de él.
-Y q es lo q quiere?!
Sonrió y dijo.
-Venganza...- en seguida dio la orden de que los cogieran, pero no les fue tan fácil.
Ootomi sacó la pistola q le había robado al detective y empezó a disparar a todos los guardias. Tara y Zero cogieron las armas de los derribados y ayudaron a Ootomi.

Justo en el momento en que Zero grita «¡Son demasiados!» un balcón en llamas comenzó a derribarlos a todos.
-¡¡Papá!! ¡¡Mamá!!- gritaron Tara y Ootomi al verlos entrar por la puerta.
Zero no gritó, pero sonrió y eso fue suficiente para sus padres.

Junto al detective, todos comenzaban a derribar a los guardias, pero... Garshield al verse amenazado decidió sacar su pistola cruzándose con Zero. Ambos se miraron y, como en una película del oeste dispararon.
La bala de Zero traspasó la garganta de Garshield, matándolo al instante, pero... Y la bala de Zero?

Zero tenía la cara manchada de sangre, pero no de su sangre.... Alguien se había puesto en medio...

Todos: ¡¡TARA NO!!!

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