Admito que soy alguien tremendamente misterioso para quien no me conozca. Cuando llegué de ver a Rubén, me hice lugar en el sofá del departamento de Amanda, me senté y permanecí viendo una televisión apagada por toda la tarde, con mis voces hablándome sin parar y una mente en blanco.
Sin mucho en que pensar.
Hasta que salgo de mi trance cuando algo sumamente importante para mí lo hace. Amanda aparece por la puerta, suspirando pesadamente y expresión exhausta.
—Alejandro, no te vi en la cafetería, me pareció muy extraño, ¿estás bien? —Me pregunta. Sabía que debía volver a la cafetería y no dejarla sola.
—Sí, bien —Respondo con mi usual manera de hacerlo, más cortante que el mismo filo de mi cuchillo.
La persigo con la mirada, se quita su chaqueta y la deja sobre el espaldar del sofá en donde sigo sentado, trata de respirar un poco más sentándose a mi lado y permanecer en silencio exceptuando de su respiración agitada.
—¿Tú estás bien? —Le pregunto
Ella voltea su rostro hacía mí, me mira a los ojos y luego a la boca, eso solo puede significar una sola cosa ahora. Veo por el rabillo de mi ojo como Amanda acerca su mano a la mía y la coge, entrelaza nuestros dedos, puedo sentirme totalmente incómodo ahora.
—¿Soy solamente un recuerdo de tu madre para ti? ¿Eso es lo único que me ata a ti, Alejandro? —Ella da un salto sobre el sofá y así ya está mucho más cerca de mí.
Puedo oler su perfume, un aroma embriagante que solo quiero ser yo quien lo disfrute.
—Puedes ser muchas cosas para mí, Amanda —Mi comentario puede verse de muchas maneras.
Me examina todo el rostro, cada rincón, cada imperfección.
Hasta que su cercanía se va haciendo real, primero me roza sus labios con los suyos, formando miles de corrientes dolorosas y ansiosas sobre estos. Su mano dejó de estar sujetada de la mía para que ahora esté en mi mejilla, aclamando por más contacto.
Cuando Amanda nota que yo no me niego, ni me rindo a estas nuevas sensaciones, me besa los labios, de forma tierna y tranquila, veo que ella cierra sus ojos mientras que yo no sé que hacer. Esto es nuevo.
—El cuchillo
—Usálo
Mis voces me siguen insistiendo que acabe con estas nuevas flores que salen de lo más adentro de mi alma. No pueden dejar que esas plantas les cubran y terminen con ellos. Me estoy sintiendo extraño.
Pero por alguna razón, le correspondo sus besos, y me dejo llevar por esta nueva experiencia que desconozco su nombre.
Amanda pone sus manos en mis hombros y se mueve hasta sentarse en mis muslos y así nuestros besos son más cómodos y apasionantes.
Mis manos están libres, sin nada que tocar y piden por eso.—¡Tienes que matarla!
Saco de mi bolsillo mi cuchillo y lo pongo al costado de la cabeza de Amanda sin que la toque, pero si la roza, a punto de matarla estoy.
—Ella no te merece
De repente, siento sus manos delicadas y frías en mi piel poco experimentada al tacto de mi torso. Luego sube esas manos sobre mi camisa y llega a mis hombros, baja por donde mi brazo no está ocupado o no tiene el cuchillo en la mano y toma mi mano y la deja en su pierna, en su muslo en donde puedo sentir su mayoría de piel.
Empiezo a sentirme ansioso con ella, así que dejo caer el cuchillo a mi lado y presiono los muslos de mi mesera, definitivamente quiero descubrir todos los rincones de su piel.
—Alejandro —Gimotea contra mis labios cuando la acerco a mis caderas.
Quiero seguir sintiendo su piel y gobernar sobre su alma. Lidero sobre mis sentimientos y pongo mis manos en su rostro y alejo nuestros labios, es una agonía hacerlo, pero quiero verla a los ojos y entender lo que está pasándome con esta mujer. Ella me mira confusa, veo pena en el brillo de sus ojos marrones.
—Eres tan hermosa —Murmuro. Acaricio su mejilla con la delicadeza que se merece. Debe odiarme por detener su pasión —Ven —La tomo de una mano.
Ella baja de mis regazos al hacerme caso, ambos nos adentramos a la habitación de su departamento. La parte de atrás de las rodillas de Amanda tocan el borde de madera de su cama, respira agitada y eso me hace excitarme.
—Tómame en tus manos, Alejandro. Hazme mujer —Su voz ronca y que me expresa deseo y desesperación hace que definitivamente quiera tomarla.
Sus deseos son órdenes, es mantenerla feliz.
Ataco sus labios de nuevo con gran ansia y furbor. Me desespera sentir toda esa incómoda tela, así que muevo mis manos por sus pechos para llegar a los botones de su uniforme y arrebatársela. Pongo mis manos en sus glúteos y los presiono, la levanto así del suelo a colocarla en mis caderas.
Ambos caemos a la cama sutilmente, yo sobre ella. No dejamos de tocarnos, mi camisa ya no cubre mi torso, mi pecho sube y baja con aceleración
(...)
Me mantuve viendo al techo por dos horas. Amanda está a mi lado, con una mano en mi pecho y completamente dormida, incluso diría que sonríe mientras sueña.
Es hermosa, lo seguiré diciendo. Ella acaba de entregarse a mi, no sé exactamente qué pensar, ¿estoy enamorado de ella?
Pero ahora sí tengo poder sobre ella, nadie puede tocarla porque ya tiene dueño y soy yo.
—Acabas de someterte a un camino de perdición
—Te distraes de tu camino real
Las voces me gritan, ya están provocándome un dolor de cabeza intenso, tan puntiagudo en una zona específica detrás de esta.
No puedo razonar, dejo a Amanda seguir durmiendo, lo necesita, y me levanto de la cama y me coloco mi ropa para irme del departamento.Estoy afligido, me siento una mala persona.
Mi cabeza no está en orden ahora. Solo necesito... Sangre.
En la idea principal de esta historia estaba que un simple beso no llegó a ser más como yo lo redacté en este capítulo. Pero tranquilidad, solo le da más drama a la historia.
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🔪BySamVegeOMG 🔪
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Bloodbath; alexby11
FanfictionProcuraba tener afilados dientes y jurar no ser un lobo malo, pero mis demonios me hablan y quieren que rasguen tu pecho para saborear el sabor de la respiración de tu corazón, solo faltaba tanta suerte para que este lobo te encuentre una vez, seré...