Capítulo 19. I don't trust you

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Pesé a todos estos tres años, siento que no conozco a mi abuelo lo suficiente, siempre estaba ocupado y nunca tuvimos la oportunidad de hablar exactamente que le sucedió, porque cuando era niña fingió su muerte, bueno... ahora lo entiendo, para protegerse. Pero, ¿por qué nunca intentó algo en contra de las personas que le querían hacer daño y a su familia si tenía dinero como para contratar a alguien y hacer actos ilegales?

Mamá era poco habladora, lo había heredado del abuelo. Lo entendía todo ahora.

Estaba muy nerviosa, los sirvientes de la casa también lo estaban y no podían ocultarlo, el abuelo había desaparecido de la nada, dejando una nota muy extraña. 

Llamé a Lucía, ella rápidamente vino, al parecer su trabajo como ingeniera en software era lo suficientemente cómodo para que ella pudiese atender a los llamados de su amiga.

—¿A caso no lo viste? —le entregué la nota del abuelo, ella la observaba por si encontraba algo más que yo no y al parecer, si funcionaba —. Resaltó las palabras, 'ayuda' y 'por favor', truco de las películas —deja la nota en la mesa de centro, yo la cojo y entonces veo que efectivamente las letras están ligeramente resaltadas.

—Entonces está en peligro —concluyo, una de las ama de llaves soltó un alarido de sorpresa, la miré, se llevó la mano a la boca.

—Era obvio, estuvo muy paranoico en los últimos días, pendiente de algunas cosas, sabía que iba a pasarle algo malo —la ama de llaves cuenta.

—Las casa en Sevilla y Barcelona siguen vacías aún con un día desde que el Señor desapareció —avisó un guarda de la casa.

Y como si fuera poco, entonces mi móvil vibró, lo miré en la pantalla, recibiendo la llamada, era un número desconocido y eso me ponía nerviosa, no podía ser tan casual recibir una llamada sospechosa en un momento como este. Tomé el móvil, respondí, todos estaban pendientes ahora.

—¿Quién es? —dije de primera, miré a Lucía.

—Alejandro... —su voz seguía siendo profunda aún escuchándola al otro lado de la línea.

Por un momento pensé, el abuelo había desaparecido el mismo día que Alejandro apareció, de seguro que tuvo algo que ver. Me levanté, hice una seña a todos para que se calmaran, que no era nadie, pero me encerré en mi habitación, dejándolo a la espera.

—Escucha, si me entero que le hiciste algo a mi abuelo, juro que yo misma acabo contigo, Alejandro. No quiero que... —me interrumpió.

¿Tu abuelo desapareció? —la sorpresa en su voz me hizo duda ahora de mi teoría, pero debía ser fuerte, Alejandro mató a mis padres.

Recuerdo lo que me dijo la policía:

Alejandro vivió en una casa de acogida que formaba parte de una organización, la organización Cruz Negra, él mismo confesó que allí fue entrenado, que las personas encargadas sabían que padecía de esquizofrenia y lo usaron como un arma.

¿Cruz Negra? miré al abuelo, él asintió y luego suspiró.

Que haya asesinado en otros países fue obra de la Organización, lo llevaron allá y lo chantajeaban, usaban su enfermedad.

Por supuesto, no era totalmente su culpa, pero Alejandro era una máquina de matar, al igual que muchos niños que seguramente también estaban enfermos. No quería confíar en Alejandro por muchas razones y esta era una de esas.

Escucha, Amanda, me odias y lo entiendo, pero creo que debo hablarte de alguien. ¿Te has encontrado recientemente con alguien llamado Rubén? —claro, aún recordaba su nombre, un tío random que realmente no me traía buena espina, hace tres años que le vi por última vez con su incidente de la bicicleta —. Lo sabes, él envió a la policía para atraparme.

Bloodbath; alexby11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora