Capítulo 5. Boss

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—Me es complicado creerlo, Alejandro —Ella tiene mis manos entre las suyas limpiando con delicadeza cada rastro de sangre —¿Dónde vivirás ahora? —Ella se ha notado preocupada cuando le he comentado que he dejado mi departamento para otra persona que lo necesite más


—No necesito un hogar, Amanda —Evito mirarla a los ojos. —El dinero puede ser mejor utilizado que en un hogar


—¿Hace cuánto no duermes? —Me pregunta de la nada.


—Cuatro días —Respondo sin importarme las consecuencias de no dormir.


Tal vez es por ello que mis voces están más ansiosas últimamente.


—Joder, Alejandro, eso no está bien —Presiona mis manos, siento su mirada sobre mis ojos perdidos.


—Se supone que soy yo quien debe estar preocupado por ti, no tú de mí, Amanda —La miro unos segundos para que se tome en serio mis palabras, no son en vano.


—Me importa un carajo. Hoy dormirás aquí, quiero que lo hagas por mí si tanto te importo


Si es con esa condición, me quedaré con ella, pero yo mismo, el asesino más temido de todo el país tengo miedo, no quiero que mis manos sean cómplices de mis voces. Ellos quieren a Amanda muerta, quieren ver mi felicidad desplomarse frente a mi nariz.


Tengo miedo de lo que vaya a hacerle si sigo así. No debí entregarle mi palabra de protegerla si sé que muy pronto solo le traeré problemas a su vida en general tal y como le provoqué la muerte a mi madre.


—¿Sabes algo curioso? No sé nada de ti, te entregué toda mi confianza y solo sé tu nombre —Se encoge de hombros.


—Y será lo único que sabrás de mí, Amanda, es más que suficiente, lo demás no quieres saberlo —Mis palabras son una advertencia. Sus manos tiemblan, si tuviese una mínima idea de quien soy en realidad, todo su cuerpo estaría temblando.


Y si se enterase, de seguro va a temer de mí, intentará perjudicarme, ¿y qué haré? Deshacerme del problema desde la raíz.


(...)


Después de cuatro noches sin haber dormido, con mi cerebro sufriendo cortos circuitos de grandes voltios, me siento descansado, tan puro y renovado. Levanto mi cabeza y me miro al espejo en frente mía, de verdad que Amanda me obligó a descansar en su departamento.


En mi frente, donde mi cabello corto y negro no oculta, veo la forma de unos labios pintados de mujer con algún labial rojo, frunzo mi ceño al estar confuso por eso.


Vuelvo a bajar el rostro para limpiarme esos labios a como pueda, por suerte, se borra fácil y rápido.


Me encamino de nuevo al salón, Amanda ya se ha ido a su trabajo en la cafetería, desearía poder visitarla, pero hoy toca ir a visitar a viejos amigos. No creo que le pase algo malo mientras no esté, si todo lo malo le sucede cuando estoy cerca.

Bloodbath; alexby11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora