3. Pasos para un asesinato

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Tome un cigarrillo y lo encendí, el aire era fresco, justo en la misma esquina de siempre, con los mismos engaños de siempre, mismos ladrones, mismos asesinos, misma hora, diferente cigarrillo, mismo yo...

Supongo que desear algo nuevo no salio tan bien, pero el mundo da muchas vueltas...

Quien sabe y como terminé esto...

Podría ser interesante, puede que no...

....

Frente a mi se fija una casa grande rodeada de adolescentes y ruido, es muy grande, con su propio jardín y estacionamiento, la chica tiene dinero, varías luces se ven por el lugar, es la mansión de Leyla McColl, ¿La conozco?. En la puta vida había escuchado su nombre, pero Vanessa me trajo aquí para divertirme y eso hare.

Dentro el ambiente es agradable, digno de una fiesta, el salón es enorme, todos llevan disfraces como lo era el tema de la fiesta, las luces de neon lo hacen mas interesante.

— ¡¡Vanessa!! — se acerca un chico muy Feliz y muy tomado a mi amiga — pero que disfraz tan sexy de gatito — esta sonríe perversa y lo saluda con un beso en la mejilla.

— También te ves muy bien Mateo — le dice mi amiga, el chico estaba obviamente tomado, pues alguien como el no se le acercaría muy normalmente a mi amiga.

Vanessa le pasa de largo y seguido toma dos vasos de la charola de un hombre que los ofrecía, el lugar tenía prestigio.

— Sera una buena noche — sentenció y seguido tomo todo a fondo blanco.

Las horas comenzaron a pasar y con ellas la emoción aumentaba, estaba drogado, alcoholizado, y tenía ganas inmensas de ir al baño.

Comencé la búsqueda del tan nombrado baño en el piso de arriba, había gente en todos lados abrí una puerta y todo era rojo, alguien me tomo del brazo y me jalo cerrando la puerta tras de mi.

Senos de todos los tamaños estaban en mi vista, el rojo de la habitación daba vueltas, esas chicas sonreían mientras te tocaban, ¿Dónde estaba?, Si no salía pronto entonces no lo iba querer hacer.

La voz de ellas llamando explotaba la dosis en mi cabeza, estaba sonriendo como idiota.

— Joder estoy muy mareado — logre formular.

A duras penas me movía y en cuestión de segundos cedí ante el contacto y caí sentado en una silla.

Las mujeres bailaban a mi alrededor con deseo y lujuria, esto era buena vida.

Un agarre fuerte del brazo me distrajo un poco y fui jalado por el cuarto hasta salir.

— El baño está por allá grandísimo imbécil — me grito Vanessa a mi lado, sonreí.

— ¿Estás celosa?, Porque sería un asco — no me gustaba Vanessa y siempre me encargaba de dejarlo muy claro, pero estaba de un drogado que la escena me ocasionaba risa, ella me veía mal .

— Solo te salvó de la sífilis, con tanta zorra ahi dentro quien sabe que te pueda pasar, bailando desnudas de forma sensual — fue demasiado explícita y eso animo a mi pene, sin embargo, era tarde y mejor ir al baño.

Y asi fue, al llegar a lo que era el baño ya parecía un burdel, dicho por la pareja de el primer cubículo. Fui directo a hacer mis necesidades, no tenía mucho en que pensar, excepto en la voz a mi lado.

— ¿Qué haces aquí? — formuló Malcolm, me subí el cierre y lo volteé a ver.

— Algún problema, es un fiesta viejo y fui invitado — me limité a responder, sin expresión ni algún rastro de humanidad.

• Dark | El hijo del Infierno •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora