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Él sentía que nunca encajaba.
Era como sí no existiera.
Y aunque no lo demostraba, le dolía.

Louis tenía muchas inseguridades y miedos, cosa que para él eran sus tesoros. Sus pequeños y obscuros tesoros.

Mientras él veía a los demás avanzar, Louis se quedaba estancado. Las mismas amistades, las mismas costumbres y los mismos problemas.

No era más que un desperdicio de aire, él lo sabía.

Louis a los ojos de los demás era invisible.

Pero, aunque él estaba bien consigo mismo, y se repetía a sí mismo que no necesitaba alguien más en su vida. El chico cursi aparecía.

Siempre torpe y sonrojado. Con ojos grandes, brillantes y con largas y casi rubias pestañas. Sonrisas suaves y piel casi perfecta.

Él era todo lo que Louis no podía demostrar. Cosa que lo descolocaba completamente. Era un poco envidioso, sí reconocemos.

Pero, lo más impactante de todo era que él podía ver a Louis.

Cosa que lo asustaba. Para Harry Louis era como un chico transparente, que mostraba cada uno de sus temores.

Cuando sentía estar solo y sin nadie, él chico aparecía. Brindando tranquilidad con una sonrisa y felicidad, algo que daba por perdido.

.

Louis reía, tanto que su estómago dolía. Unas pequeñas lágrimas de felicidad se dejaron ver.

"¡Soy inteligente!" Le mostró la hoja nuevamente a su mejor amigo.

"Lou, ¡Eres el chico más inteligente del planeta tierra!" Vio la gran nota con alegría.

Sin embargo eso no duró mucho, cuando se dieron cuenta que pequeño grupo de niños los miraban o más bien miraban a Louis, con enojó. Uno de ellos gritó.

"Mira su ropa, ¡Es todo un nerd!" Louis se miró a sí mismo, sus pantalones favoritos y la linda camisa de cuadros, le gustaban mucho. No había nada de malo en él.

Sin entender y dar importancia, siguió sonriendo por su increíble nota.

"Mi mamá me dijo, que su ropa es de segundo uso." Un niño rubio lo miro de arriba a bajo y sin pudor continuó hablando. "Mira, parece que su ropa la sacó del basurero."

Tenían razón. Su ropa no era nueva, sus zapatos estaban rotos y su camisa un poco descolorida, pero él jamás le dio impotancia, hasta aquél día.

"Niall, Tú crees qué sí cambió mi ropa; ¿Ellos me quieran?" Pateando la pequeña piedrita, se desánimo.

"Louis, eres mi mejor amigo y nunca dejaré que se burlen de ti, lo prometo."

Que equivocado estaba.

.

El sentimiento, que en última instancia termina siendo el único objeto que le da coherencia a este mundo miserable, alimenta el interior, pero destruye la cara externa.

Sí el cuarto fuera una persona sería un muchacho mezquino, enfermizo, de cara triste. Sí la imagen es desoladora. En la atmósfera todavía esta impregnado el olor dulzón se la vainilla. Las paredes callan, pero en este cuarto habitualmente se escuchaba música. Si se abriera la computadora portátil, el programa de música mostraría una canción pausada: place to be, de Nick Drake. Si se reprodujera la canción, uno podría distraerse en la suave melodía, olvidando la velocidad de la urbe, distrayéndose del eco agresivo que corean el concreto y el acero.

Anxiety  | l.s |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora