Jeno se preguntó cómo es que pudo dormir esa noche, aunque eventualmente lo logró después de tantas vueltas en la cama. Jeno esperaba que Jaemin estuviera enojado con él, puesto que su mirada al momento de haberle cerrado la puerta le hizo sentir tremendamente culpable. Parecía enfadado y herido, pero no podía culparlo.
Naturalmente, asumió lo peor cuando bajó de la habitación, y el asumir lo peor significaba perder el control. Por lo regular, cuando eso sucedía se sentía incapaz de enfrentar una crisis, o cualquier cosa relacionada con el trabajo que, en general, terminaba resolviendo tarde o temprano; pero ahora, la situación era diferente.
Lo peor que podía suceder en ese momento, significaba algo completamente distinto. Lo peor significaba ver a Jaemin en la puerta junto a su equipaje, pidiéndole que lo regresara a casa con la expresión entristecida, y el solo imaginarlo hacía que su corazón temblara. Pero la realidad lo apaciguó una vez que pudo ver a Jaemin cómodamente recostado en el sofá, con las piernas cruzadas y una revista en sus manos. El chico sonreía, no parecía estar enojado, y Jeno suspiró de alivio antes de acercarse hacia él.
―Buenos días ―la voz de Jeno salió suave, y Jaemin dejó ver su rostro por encima de la revista, mostrándole una pequeña sonrisa.
―No pensé que fueras tan dormilón ―comentó, refiriéndose al hecho de haberse despertado antes que él. Jeno no pudo evitar sonreír.
―Me costó conciliar el sueño ―Jaemin asintió antes de volver a su lectura―. ¿Ya has desayunado? Espero que sepas que eres libre de tomar lo que quieras del refrigerador, está abastecido y... ―los ojos de Jeno siguieron la mano de Jaemin, la cual señalaba un tazón sobre la mesa de centro―. Oh, entonces ya comiste. Perfecto, maravilloso.
Jeno juntó sus palmas en un corto aplauso, pero Jaemin no despegó los ojos de su revista ni por un segundo.
―Vete a prepararte el tuyo ―Jaemin comentó dulcemente sin dirigirle la mirada, y Jeno se apresuró hacia la cocina.
Suspirando, miró al vaso con leche por largos segundos, probablemente demasiados. Aunque no parecía enfadado, Jaemin definitivamente estaba actuando extraño, se sentía un poco fuera de lugar, y el mayor odiaba el que pudiera sentir la incomodidad en el aire, solo quería que las cosas estuvieran bien.
Sin embargo, sabía que eso no sucedería mágicamente, tenía que hacerlo suceder y la única manera de lograrlo era mediante la negociación. O en su defecto, hablándolo, aclarando las cosas, así que con eso en mente fue que regresó a la sala. Colocó un vaso con leche y un plato con galletas en la mesa, un poco infantil, quizá, pero era la única cosa que podía preparar sin arruinar. Con el tiempo, sus pequeñas nociones de cocina se desvanecieron gracias a los chefs internacionales que se dedicaban a servirle.
― ¿Quieres un poco?
Jaemin por fin echó un vistazo al plato de galletas, pero pronto estuvo leyendo nuevamente su revista.
―Ugh, no gracias, soy intolerante a la lactosa.
Jeno se maldijo a sí mismo en su interior, sobre todo por la forma en la que Jaemin comenzaba a ponerse visiblemente enfadado.
―No sabía ―aclarándose la garganta, dijo lo que era por más obvio, solo para romper el silencio.
―Hay un montón de cosas que no sabes de mí ―murmuró Jaemin en medio de un suspiro, y Jeno asintió.
―Y por eso pienso que-
―Oh, Dios, ¿qué no ves que estoy tratando de leer?
Jeno sintió su lengua quemar, una de sus cejas se levantó con extrañeza mientras miraba hacia Jaemin. Estaba actuando como una diva, con sus piernas moviéndose lentamente y una de sus manos tomando fresas azucaradas del bol. Y por supuesto, Jaemin se aseguró de lamer las níveas perlas lentamente antes de llevarse la frutilla a la boca, envolviéndola en sus labios mientras hacía contacto visual con Jeno, a quien le costaba pasar saliva.
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[TRAD] National Anthem
Fanfic[Traducción] National Anthem Original de @liquorna en Twitter El presidente Lee Jeno siempre ha sido una figura muy respetable ante el ojo público. Tiene clase, autoridad, y es un líder muy serio y justo. Pero todo hombre tiene secretos sucios, y el...