Capítulo 7

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Un sueño tranquilo significó un igualmente tranquilo despertar, aún así, Jeno gruñó con esa ronca voz mañanera cuando sintió el peso de algo acomodarse sobre él, irrumpiendo sus dulces sueños. Al parpadear, el ceño fruncido del mayor se relajó cuando se encontró con la sonrisa de Jaemin.

―Buenos días ―le saludó con la más dulce de las voces y una taza en las manos. Se encontraba sentado sobre el regazo de Jeno, despreocupado, con el camisón desabrochado ligeramente y el cabello revuelto en un bello desastre. Jeno tuvo que procesar lo que sus ojos veían, asegurándose de que no fuera uno más de sus muchos sueños.

―Mm, buenos días ―murmuró con voz ronca, todavía abrumado por el despertar. La realidad lo trajo de vuelta cuando Jaemin acercó una de sus manos para acomodar sus cabellos sobre la almohada.

―He preparado algo de café para ti ―sonrió, y Jeno se permitió acariciar los muslos de Jaemin.

―Qué considerado. Gracias, joven estrella, ¿puedo? ―señaló a la taza, y Jaemin se la ofreció con gusto.

Jeno se sentó correctamente, todavía con Jaemin en su regazo. Bebió un sorbo del oscuro líquido, y no le tomó por sorpresa el que no estuviese amargo como normalmente sabía.

―Enserio necesitabas dormir, señor presidente.

―Supongo ―Jeno suspiró, sosteniendo la taza con una mano mientras que con la otra acariciaba la cintura de Jaemin. Sus movimientos hicieron que el menor temblara apenas perceptiblemente, para luego relajarse bajo el toque de sus yemas. Era arrullador, tranquilo, y Jaemin deseó quedarse así por siempre―. No es que no disfrute esta posición, pero necesito ir a lavarme ―Jeno rio mientras colocaba la taza en el buró, Jaemin hizo un mohín con los labios y a duras penas se apartó para permitir que el mayor se levantara hacia el baño.

Al mirarse en el espejo, Jeno se preguntó cómo podría aceptar el hecho de que esta podría ser la última vez que despertara con una vista tan bella como la de esa mañana, en la que Jaemin amaneció a su lado. Y mientras el agua goteaba de su rostro, deseó poder detener el tiempo.



El sonido de los autos aparcando y pasos aproximándose hizo que Jaemin cerrara los ojos, suspirando fuertemente.

―Entonces... así termina nuestra pequeña escapada ―murmuró, y Jeno asintió desde su sitio junto al armario mientras se colocaba el saco sobre sus hombros.

―Ven aquí, joven estrella ―Jeno le ofreció su mano y Jaemin caminó lentamente hacia él antes de que el mayor pudiese sostenerlo de la mano, Jeno no pasó por alto la expresión acongojada del menor―. Eso no significa que sea el fin, todavía podemos crear muchos recuerdos juntos, es una promesa ―Jaemin se las arregló para sonreír apenas débilmente, mientras Jeno acariciaba el dorso de su mano con el pulgar―. Tal y como dije, deseo tener citas contigo como debe de ser, si me lo permites ―el menor soltó una débil risa, cabizbajo, sin atreverse a mirar a Jeno a los ojos.

―Uh, sí ―Jaemin sintió una leve presión en su barbilla, levantando el rostro a causa del mayor.

― ¿Sí? ¿Tengo permitido llevar a esta belleza a una cita oficial? ―Jeno fingió confusión en su rostro, y Jaemin rodó los ojos ante el tono juguetón que tanto adoraba.

―Claro que sí, señor presidente.

―Seguiremos en contacto entonces ―Jeno tomó el teléfono de los bolsillos de su pantalón con una sonrisa bastante orgullosa en su rostro―. Me has enseñado a aceptar mi lado más salvaje, así que lo apagué desde que llegamos a la mansión. Quería dedicarte toda mi atención.

[TRAD] National AnthemWhere stories live. Discover now