Capítulo 3

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-fufufu, no querrías pagarlo, don ricachón.- dijo Zen riéndose por lo bajo. -Hm... ahora me intriga ese precio misterioso que no querría pagar.- Contestó el de ojos oscuros como la noche.

Entraron en un minúsculo duelo de miradas y después Zen abrió la boca, dispuesto a hablar.

-Por noche cobro unos 300$ aproximadamente, pero que sepas que yo no beso en la boca- dijo el albino, intrigando al de pelo negro. -¿Porqué no puedes besar?- preguntó con interés el citado anteriormente. -...Es que, para mí, besar es algo muy personal y... preferiría compartir mis besos con alguien más cercano a mí que con un cliente de una noche...- dijo el albino con la cara más roja que una cereza. Jumin empezó a reír. -¿De qué te ríes?- exclamó el de ojos tan rojos como sus mejillas. -...¿Quién ha dicho que solo te quedarías conmigo una noche? Estoy dispuesto a pagarte hasta una semana entera, en ese período de tiempo me gustaría conocerte mejor.-dijo con una sonrisa encantadora el de pelo corto. A Zen le había impactado mucho lo que el pelinegro dijo, y, una vez más, se sonrojó a más no poder. -...U...Una semana dices?- dudó el de hermosa coleta. -Por supuesto, lo que digo lo cumplo. ¿Cuánto te tendría que pagar por una semana entera?- Dijo sin perder el tiempo el de ojos color azabache. -Pues... mmmmm... unos 3000$, ¿Seguro que quieres pagar tal cantidad de dinero?- dijo el albino un poco sorprendido.

Jumin se giró y fue hasta un mueble de madera con bonitos acabados, volvió después de unos largos minutos con lo que parecía ser una especie de contrato de confidencialidad. Le dijo a Zen que firmara y este aceptó rápidamente. Una vez firmados los papeles, Jumin le entregó una cantidad de dinero, también le dijo que le daría el dinero repartido en pagas diarias, por si las moscas. A Zen no le pareció mal, ya que él hubiera hecho lo mismo.

Y, se hizo oficial. Cuando ambos terminaron de arreglar todo, se dieron cuenta de que era de noche. El de pelo color negro, cual pedazo de carbón, llamó a su chef particular para que trajera algo de cenar para Zen y para él.  Después de un rato, el chef de Jumin les trajo una deliciosa comida con la que llenar sus vacíos estómagos. Después de cenar, Jumin le dió un pijama a Zen y una bata blanca. Zen aceptó gustosamente mientras que se iba a cambiar. Cuando terminó, fue a ver dónde estaba Jumin y se lo encontró en la sala, viendo un documental. Zen se sentó a su lado y Jumin le miró. Zen empezó a acariciar a Jumin, y este miraba a Zen a los ojos. Zen, ya que de alguna forma tenía que ganarse el pan, empezó a besar el cuello de Jumin, mientras rozaba la entrepierna de Jumin con la mano.

(prefiero dejar el lemmon para el próximo capítulo, adiós por hoy :D)

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