La tierra estaba mojada y costaba más el correr sobre ella, ya que cuando mis pies pisaban el barro, hacía que uno se resbalara, por eso me costaba más el andar, y a la vez mantener el equilibrio.
Y esta situación, solo parecía empeorar, ya que continuaba lloviendo sobre el bosque, mientras violentos vientos, zumbaban a través de las copas y ramas de los árboles. Y más furiosos relámpagos se le unían. Haciendo que aquel cielo nublado retumbará.
Lo único bueno que podía agradecer era, que aún no había caído la noche, porque eso viera representado otro obstáculo más, de los que por si ya estábamos pasando.
Una vez más, una carrera alocada por salvar nuestros pellejos, es lo único que pude pensar, mientras me acomodaba mejor a la débil chica silenciosa, sobre mi espalda. Siguiendo corriendo; a todo lo que mis cansadas piernas podían dar.
En ocasiones daba pequeños brincos, para tratar de esquivar algunos obstáculos que caían, y obstruían nuestro escapé. Éstos obstáculos eran aquellas ramas que fueron cortadas por ése pesado monstruo, que continuaba pisando nuestros talones, mientras maldecía en mis adentros.
Otra cosa que podía agradecer, era que aquel chico llamado Zuno, estaba siguiéndome bastante bien mi ritmo, y parecía no quejarse tanto, al momento de emprender está...bueno yo quisiera decirle, retirada estratégica, pero viéndolo desde un punto de vista desde afuera, sería mejor decirle, una penosa huída.
—¡Ah!...¡Rayos!
Me cuesta mucho admitir esté sentimiento de debilidad, pero después de todo, quién se esperaría que escapariamos de un verdadero monstruo. Como ésos que aparecen en las películas de ciencia ficción, o terror.
La lluvia seguía cayendo sobre nosotros, haciendo que nuestras temperaturas bajarán, y tuviéramos frío.
Pero como yo llevaba a la chica silenciosa, estaba experimentando, un extraño ardor, que atravesaba hasta las prendas que vestía, tanto que ahora ya estaban secas.
Debo confesar, que al principio fué agradable la sensación del calor sobre mi espalda, pero ahora era, como sí me estuviera quemando lentamente.
¿En verdad era posible? que un ser humano podría alcanzar temperaturas tan altas, sin llegar a convulsionarse en el proceso.
Fué lo que pensé, mientras seguimos, con está atropellada huida a través del bosque.
Mis inquietudes no me abandonaron, así que intenté algo; para saber si seguía consiente, decidí hablarle, pero como no hubo respuesta, intenté moverla un poco sin mucho éxito. Ellá parecía seguir en aquel colapso.
Por lo menos no estaba muerta, de eso podía estar seguro, ya que podía sentir en mi nuca su respiración cortante, casi desesperada.
—¡Rayos!
—¡¡Tenemos que salir de esta situación!! —Grité desde lo más profundo de mis pulmones, para así tratar de liberar un poco mí frustración y irá.
****
Unas horas atrás de la huida.
Se podía escuchar el fuerte sonido de las hélices, al momento de propulsar se el vehículo aéreo. El helicóptero sobre volaba, a una altura de unos 6.000 metros sobre el nivel del bosque.
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Urns No Sono Kami (Escribiendo)
RandomEsta historia relata una antigua leyenda de 3 dioses en un constante conflicto, y 4 jóvenes, que serán envueltos en la batalla de aquellas deidades, también serán obligados a participar en un antiguo rito, que podría acabar con la existencia de los...