Día 1 - Enero

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Querido diario:

 

Hoy he conseguido el trabajo en el lugar que siempre había deseado trabajar: el colegio donde terminé mis estudios primarios. La gente me mira con confianza y alegría, supongo que es lo que tiene, aunque sí he podido comprobar algún que otro reproche por parte de ciertas compañeras. No es que desee el mal de nadie, pero ojala pierdan su empleo.

También he ido al hospital, para una revisión anual. Los médicos dicen que tienen que hacerme analíticas, odio las analíticas. Nunca me ha gustado que penetren en mi cuerpo con sus agujas puntiagudas y gigantes.

Los médicos son personajes misteriosos, desde pequeña les he tenido algo así como pánico, pero no hasta el punto de abandonarles de vista.

Al llegar aquí a casa, he abierto por casualidad este diario, y me he dicho:

“Bueno, pues ya que lo hemos abierto y hemos empezado nuevo año, que sea así. Empecemos a escribir”. No le he dado un título todavía, pero espero hacerlo pronto. Será algo así como: El diario de la Súper-Profesora. Todavía me hacen chispas los ojos tras haber visto a mis nuevos alumnos.

No quiero acostarme muy tarde hoy, diario, por lo que creo que voy a dejar aquí de escribir, para que mañana pueda contarte todas mis anécdotas del día.

 

Buenas noches, diario.

PD: Rosa, siempre te echaré de menos, y si no te hubiese pasado lo del accidente de ayer, seguramente hoy no hubiese acudido a la revisión. Fui para verte, ¿sabes? Estabas dormida, hablé con los médicos y me dijeron que tendrías que seguir así un tiempo. Había que evitar más daños cerebrales. Malditos accidentes de tráfico. Lo negativo de todo, que tenga que coger el coche todos los días para ir a trabajar. Cuando esté en el volante, me acordaré de ti, ¿vale? Y todos, todos los días iré a verte al hospital, dejaré un ramo de rosas en el florero y te leeré un cuento, como cuando éramos pequeñas y una de las dos enfermaba. Porque en verdad, has sido muy importante en mi vida, y no soportaría perderte.

Diario de un pronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora