Demasiado!

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 Sam caminó junto a Max por un largo rato de manera silenciosa.

-Sam, ¿está todo bien?-Preguntó Max repentinamente mientras disminuía el ritmo de sus pasos.

Ella no supo que responder, en realidad tenía ganas de contestarle algo como “No, nada va bien. Estoy muerta de cansancio, en un lugar que no conozco, y Alex, que ha demostrado que se merece mi confianza, está completamente enojado conmigo, y no sé porque, cuando debería ser yo la ofendida, y de alguna manera eso me duele…duele demasiado. Y no quisiera hablar de ello, ok?

-¿Por qué preguntas?- Contestó en cambio e intentó darle una pequeña sonrisa.

-Eh, no lo sé. –Hizo una pausa y la miro con toda la intensidad de sus ojos-

-Estoy algo…perdida. Solo eso-

Max rió un poco, apenas como una silaba y se detuvo un segundo.

 Ella se sintió extrañamente incomoda, es decir, era una chica y el un chico (nada despreciable, habría que añadir). Y pues eso era lo que siempre le pasaba cuando estaba cerca de alguien.

Bajó un poco la mirada.

-Sam- La llamó, para que ella también se detuviera junto a él.- Se que deberías sentir desconfianza de alguien como yo. Pero te aseguro que no estoy haciendo nada malo.

Esa confesión tomó un poco por sorpresa a Sam. En realidad era Alex le que no confiaba en él, pero por no sabía cómo es que se había enterado. Pero tampoco quería aclararlo, lo último que quería era más problemas entre ellos.

-Yo no desconfío de ti.- Aseguró en un susurro.

-Me alegro- contestó él con una característica media sonrisa.

Y no dijo nada mas.

Ambos siguieron caminando por un buen tramo, pero esta vez el silencio del bosque era acompañado por breves charlas amistosas, y una que otra broma, el aire se hizo mas ligero.

Finalmente llegaron a un parte del bosque donde nuevamente la vegetación cambiaba. Los altísimos pino fueron remplazados por arboles más robustos y bajos, arbustos con flores de mas colores que los que Sam pudo contar y el suelo tenía un musgo verde esponjoso. No tardaron mucho en llegar al brazo de un rio. Ahí Sam pudo llenar los contenedores de agua que Max le había entregado, y sentarse en las rocas lisas de la orilla a descansar mientras él inspeccionaba los arboles en busca de algo de comer.

-¡Sam!-Exclamó Max desde un árbol.

Ella se acercó al sito donde él se encontraba parado observando las copas de un árbol alto, pero no tan robusto como el resto. No entendía que estaba mirando con tanta determinación.

-Necesito que me ayudes..-empezó a explicar- Mira esa rama- señaló una rama a unos 3 metros del suelo.

Ella necesitó un par de segundos para distinguir un pequeño nido entre las verdísimas hojas del árbol.

AtrapadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora