Dos terrestres se encontraban en la barra de un bar de Atlantida. Era de noche y en el bar estaba medio lleno. Una luz cálida iluminaba el decorado de madera oscura barnizada, dando una lúgubre aunque agradable sensación. Uno de los dos hombres sentados era rubio, con el pelo corto por los lados y bastante más largo por arriba, tenía unos ojos grandes y verdes que al juntarse con la barba rubia oscura que lucía, daba la sensación de estar mirando a un vikingo. Era más alto que su acompañante, con una constitución un tanto fuerte pero bastante delgado, como si no hubiese comido en días.
-Sé que son un grupo de bandidos, que no protegerían ni a su madre si les dieran un centavo, pero su base es el único lugar del cual alejarme de Branco y estar seguro.- dijo el joven rubio, con una voz un tanto grave.
-¿Tú crees que estando en un lugar lleno de asesinos ociosos vas a estar seguro? Recapacita Jason, trata de razonar con Branco. Puede que sea un mafioso, pero no creo que te vaya a matar por haber estado con su hija.- Replico en hombre que lo acompañaba. Este tenía el pelo negro, ojos marrones y tez medio pálida, en la cual se podía ver el paso de más de cincuenta años.
-Ya he tomado mi decisión Luis, y no voy a volver atrás en ello.- Respondió Jason.
El joven dejo unos cuantos Fustis en la mesa y se fue del bar. La calle en la que se encontraba se notaba que era de barrio pobre, estaban mal iluminadas, había basura, cosa casi imposible de encontrar ya fuera en Consori o en la Tierra. No había ningún atlante, lo que denotaba que el barrio no era muy seguro, ya que estos huían de los problemas. Jason hecho a andar calle abajo, mirando al suelo y obviando completamente la maravillosa noche estrellada que bañaba el firmamento. Los árboles a los que pasaba por al lado estaban marchitos, y después de andar por un tiempo llego a un edificio, el cual había visto mejores días que ese. A medida que se iba adentrando en la estructura las puertas se abrían solas. De vez en cuando se podía escuchar la voz de algunos vecinos discutiendo, finalmente el joven se paró frente a una puerta, puso la mano en un panel que había en el centro y este emitió una luz que escaneo su mano, entonces la puerta le cedió el paso.
Un apartamento minúsculo con no más que un sofá cama y una pequeña cocina, que estaba sucia y desorganizada. Jasón abrió la nevera, saco un litro de leche casi al acabarse y lo puso en un tazón. Cogió una caja de cereales y al volcarla para sacar su contenido, esta no dejó caer ni un cereal.
-Mierda, a ver que ceno yo.- Refunfuño.
Al volver a abrir la nevera la comida brillaba por su ausencia, así que Jason se bebió la leche, se tumbó en el sofá cama y se dijo así mismo.
-Mañana me alisto al Ejército de Prevención, ese Branco no podrá hacerme nada en su cuartel. Aunque pensándolo bien, no me queda de otra..
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Purgando la Luz
Ficção CientíficaEn un universo donde terrestres y atlantes conviven tanto en la Tierra como en Consori, la paz reina, aunque un ejercito se mantiene en pie por si una antigua amenaza decide regresar. Jason Rolfward se acaba de alistar para escapar de un amargo pas...