Capitulo 3: Cicatrices

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-Debería presentarte a todos los que te van a dar la paliza de tu vida.- dijo Héctor.- Yo soy Héctor, aquel es Kevin,- señalo al otro pelinegro- y ellos son Jose, Patrick, Victor y Fernando.- dijo señalando al resto, los cuales lucían la sonrisa de un asesino justo antes de matar a una víctima indefensa.- Y por si te lo preguntabas, si, te va a doler mucho.

-Ya... Realmente no me interesa, no os ofendáis, pero no sois las personas más agradables que conozco.- respondió Jason- Pero bueno gente, si os hace ilusión pegaros con alguien. ¿Por qué no venís de uno en uno?

-Nah,- dijo Kevin- creo que me hace más ilusión ir a por lo seguro.

Poco a poco todos rodearon al joven rubio, aunque este no se movió para hacer nada al respecto. Cuando ya lo tenían rodeado, lentamente fueron cerrando el círculo. Se podía ver en todos ellos una sed de sangre increíble.

-Por cierto, ya que antes decías que me olía el aliento, me he comido un chicle para que no te de tanto asco cuando te escupa en la cara.- dijo Héctor en tono burlón.

-Creo que te romperé todos los dientes para que no vuelvas a abrir la boca.- le respondió Jason. Entonces, todos se lanzaron encima de él. Jason corrió y golpeo con el hombro a Víctor, ya que este era el más bajito, lo aparto como si estuvieran jugando rugby. Se puso en frente del grupo, el cual no se inmuto en ayuda a levantar a su compañero. Algunos le pasaron por el lado y Héctor simplemente camino por encima de él. Entonces sin perder ningún tiempo Jason corrió hacia la pared, dio dos pasos en esta colocándose paralelo al suelo y entonces le dio un rodillazo en la boca a Héctor, al cual esto le había cogido por sorpresa. Acto seguido el rubio dio un par de paso atrás para ganar distancia de sus atacantes, los cuales trataron de seguirlo pero al tener las piernas más pequeñas no podían avanzar a la velocidad a la que Jason retrocedía.

Héctor, el cual estaba tumbado en el suelo debido al golpe se puso en cuatro patas para tratar de incorporarse, en ese momento abrió la boca y una buena cantidad de sangre y fragmentos de dientes cayeron al suelo. Cuando este se fue a levantar, Víctor, el cual ya se había parado, camino por encima de él. En ese momento Héctor lo cogió por el pie y dijo:

-No lo vuelvas a hacer.

Pero Víctor le pego una patada en el hombro con su pierna libre y trato de seguir andando hacia Jason, pero Kevin le dijo:

-¿¡Pero qué haces!?

-Lo mismo que el a mi.- le respondió Víctor, en ese momento todos se empezaron a gritarle a Víctor, así que el rubio aprovecho ese momento para irse.

Se alejó del grupo sin darles la espalda ni un solo momento, Héctor se había levantado y se estaba pegando con Víctor, al cual, ninguno de sus compañeros lo apoyaba. Jason salió del callejón y mientras andaba por las calles hacia su casa pasó por el bar en el cual había estado la última noche. Aunque fuera de día el bar siempre parecía estar a medio llenar, así que el joven cruzo el bar y fue hasta los baños. Estos estaban bastante sucios, y tan solo había dos lavamanos, dos orinales y un váter el cual su puerta no cerraba. Aunque se notaba que en un principio tanto las paredes, como los muebles y el suelo eran blancos, con el tiempo y el descuido habían adquirido cierto tono amarillento bastante desagradable. Justo después de que Jason entrara dos hombres lo siguieron. Rápidamente y sin darle tiempo a reaccionar al rubio uno de ellos le clavó un cuchillo en la espalda.

Jason cayó al suelo retorciéndose de dolor, con los ojos apretados y las manos en la espalda. En ese momento sus atacantes le empezaron a pegar patadas por todos los sitios donde podían pero el joven se cubrió rápidamente la cabeza la cual tras un par de patadas en las manos, los asaltantes dejaron de golpear.

-De parte de Branco, tienes dos días para irte de la ciudad.- dijo uno de sus atacantes. Poco a poco los golpes disminuyeron hasta que ya no le pegaron más. Entonces estos se fueron, tras un par de minutos Jason se levantó con cuidado de no tropezarse con el gran charco de sangre que había dejado en el suelo. Lentamente Jason se quitó la camiseta, dejando ver tres cicatrices en su torso y espalda. Una le cruzaba la mitad del pecho, otra era una puñalada en el abdomen y la última era como si un animal salvaje le hubiera enterrado las garras en la espalda. Jason cogió la camiseta, la hizo una bola y la apretó contra la reciente herida. Tenía todo el cuerpo lleno de moretones y sentía como si le hubieran roto todos los huesos.

-Otra más para la colección.- dijo. Entonces salió del baño, el cantinero al verlo corrió en su ayuda. Jason se apoyó en una silla, poco a poco la hecho hacia atrás y entonces se sentó en esta.

-¿Cómo ha podido pasar esto en mi local?- pregunto el cantinero. Un terrestre gordo, calvo, de fuertes brazos y cara afable.

-No te preocupes Frederick.- dijo Jason mientras tosía.- No podrías haber hecho nada. 

Purgando la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora