Cuidando a un Mini Andy •‖Sysack‖･

05 ✦

Oliver sirvió el desayuno en silencio mientras se sentaba en la mesa del comedor Andrew tomaba de su mini taza en silencio y con la vista totalmente fija en la madera donde estaba sentado.

Todavía estaban en silencio.

Sykes supusó que al pequeño le iba a costar poder soltarse y contarle que era lo que ocurría, más no quería presionarlo, no por el momento. Andy lo miraba de reojo esperando que Oliver le dijese algo, pero agradeció que este prendiese la televisión y no le preguntará. Sería complicado explicarle su situación sin terminar quedando peor.

Al final, la mañana había pasado de lo más aburrida.

Andy suspiró por quinta vez en lo que lleva del día luego de que Oliver se despidiera de él horas antes. Se sentía solo en un lugar tan grande y vacío como lo era el departamento de Oliver.
Estaba sentado en medio del sofá con la vista pérdida en el techo y un vacío tremendo en el estómago. El hambre también se estaba volviendo un problema.

Entonces se sentó de golpe en el sofá y una sonrisa se formó en su rostro.

Tenía una idea.

❀๑:.｡*

Oliver gruñó revolviendose el cabello desesperadamente, no podía concentrarse en leer los contratos, por su mente solo pasaba la imagen del pequeño llorando y, siendo sinceros, le causaba demasiada ternura. Y lástima, por su puesto.
Él quería ayudarlo, saber que le había ocurrido y serle útil, pero Andrew parecía mucho más cómodo sin hablarle del tema y el prefería mantenerse en el margen.

"Joder." Maldijo mirando su portátil. Había buscado en internet maneras de hacer que la gente creciera, pero todos eran consejos para niños de tomar mucha leche o comer saludablemente. No podía hacer nada si Andrew no coperaba.

Dejó los papeles de lado y tomó su celular dispuesto a llamar a su casa, quizás si Andrew era lo suficientemente rápido él podría contestar y hablarían. Necesitaba cerciorarse de que el pequeño estaba bien, de que nada le había pasado.

"No has avanzado nada." Comentó su mejor amigo mientras entraba tranquilamente a su oficina. Oliver gruñó asintiendo.

"No estoy bien." Se justificó refregándose los ojos.

"Vete Oliver, es mejor que estés en tu casa y sin servir para nada, a que estes acá molestando y ensuciando los papeles." Aconsejó su amigo con una sonrisa mientras tomaba los contratos. Oliver asintió y se levantó tomando su maletín.

Por algo era su mejor amigo.

"Gracias Matt, te debo una." Sonrió antes de salir de su oficina como si lo persiguiera el diablo.
Ese día iba a saber que había pasado con Andrew, por las buenas o por las malas.

❀๑:.｡*

Abrió la puerta mientras controlaba su respiración, apenas si había tardado unos 40 minutos para llegar, y con el apuro y todo casi perdía su maletín en uno de los trenes.

Estaba un poquitín desesperado.

Sintió al instante el olor a comida entrar por sus fosas nasales y frunció el ceño, extrañando. También no pudo ignorar la música que sonaba por toda la casa, algo parecido a la música que su madre escuchaba, y eso lo extraño aún más.

Dejando su maletín en la puerta el entró en la cocina, sorprendiendose al instante.
Andrew se había armado un sistema de cocina ideal para su altura, con todas las cosas que había encontrado por toda la casa.
Ignoró el hecho de que su cepillo de dientes estaba colgando de un hilo del techo, y se acercó a Andrew quien cantaba a todo pulmón mientras preparaba un tremendo plato de pasta.
Tremendo para su tamaño.

"Uhm" Se cruzó de brazos, y Andrew saltó en su lugar, golpeando un lápiz que activó un mecanismo, apagando la música al instante.

"H-Hola Oliver." Mustió el pequeño mientras hacía una rápida reverencia. Oliver suspiró y arqueando una ceja se acercó aún más.

"¿Puedo saber que le has hecho a mi cocina?" Inquirió ocultando con mucho esfuerzo una sonrisa.

"E-Eh, tenía hambre… Y-Y s-soy muy ch-chiquito." Se excusó Andrew mientras jugaba con la tela de su camiseta Oliver sonrió.

"Te cocinaré ¿Esta bien? Pero no me vuelvas a hacer tanto desastre, a la próxima llámame." Le explicó Oliver mientras se arremangaba la camisa y comenzaba a guardar todo lo que veía fuera de lugar.

Andrew asintió, mas sus ojitos estaban más concentrados en las manos y los brazos de Oliver que en otra cosa. Algo que había notado gracias a todas las veces que Oliver lo había tomado en brazos y, no se podía mentir, le encantaba lo musculoso que era Oliver.

Se sonrojo tapando su cara con las manos y suspiró, no sabía cómo tomarse lo que le pasaba por la cabeza.

Se sentía mal, raro.

Oliver miró de reojo a Andrew, notando que el cambio en la actitud del pequeño. Abrió uno de los cajones de la cocina sacando una caja de galletas y se las puso frente a él, con una sonrisa.

"Come alguna en lo que hago la comida ¿Sí?" Murmuró antes de darle la espalda y seguir ordenando. Andrew lo miró sintiendo su corazón latir de la felicidad y no pudó evitar sonreír de oreja a oreja, mientras luchaba por abrir el paquete.

Oliver era su salvador.

Su todo.

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