Hermana de los locos Obelianos.

Prólogo.

Sentía unos cálidos brazos sostenerme con suavidad, no recordaba mucho lo único que sabía es que de un momento a otro cerre mis ojos y al abrirlos tenía a una bella mujer ante mi.

Sus ojos eran zafiro y su cabello era rubio.

Ella a pesar de desprender calidez me miraba con decepción.

-ojalá hubieses sido un niño.

La mire con curiosidad hasta que mire a mi alrededor, la habitación era sumamente elegante y había oro en ella. La mujer estaba sentada en una gran cama y yo en sus brazos, al lado de la cama había mujeres que al parecer eran sirvientas.

En qué lugar estaba?.

Una puerta fue abierta y las sirvientas hicieron una reverencia. La mujer rubia solo cerró sus ojos con suavidad evitando mirar a la persona que entró al cuarto.

-su majestad, es una niña.

La rubia decidió mirarlo con una sonrisa amable y hermosa, parece que había nacido en la realeza. Pero, qué tipo de realeza.

El hombre guardó silencio y sentí que me miraba con atención, yo no podía verlo.

-hn, sus ojos son distintos.

Era una voz ronca y fría, era un hombre sin sentimientos, lo supo cuando escucho su voz pero también supo que había arrogancia en ese hombre.

-...su majestad, quiere sostener a la princesa?.

El ambiente se puso tenso ante la pregunta de la mujer rubia.

-"esta mujer está loca, ese hombre habla con tanta frialdad y quiere que me sostenga?, aunque parece que quiere llamar su atención de una manera u otra".

Frunció el ceño al mirar a su ahora madre.

Se exaltó cuando sintió otros brazos agarrarla, eran cálidos pero había una extraña frialdad en ellos. Tal vez porque ella lo rechazó desde que lo escuchó hablar.

Cuando lo miro se sorprendió al ver un par de ojos cerúleo azul que brillaban con fuerza, parecían gemas, sentía que había visto esos ojos en algún lado.
Pero dónde, su cabello rubio brillaba como el oro. Era un hombre apuesto pero desprendía mucha frialdad.

Al notar que la mirada con aburrimiento y decepción ella frunció el ceño molesta. Ya le estaba artando que la miren así, esta bien que de seguro haya nacido en una época donde tener un varón era como haber ganado una medalla de oro pero ella venía de otra época.

Ante su rostro molesto y sus puños apretados el rubio arqueo una ceja curioso.

Miro de reojo el balcón y se acercó a él con su hija en brazos, ella se estremeció cuando sintió la brisa en su piel. Miro de reojo hacia su alrededor y sus ojitos brillaron ante la gran belleza que la rodeaba.

El jardín era hermoso, lleno de todo tipo de flores y lo que más le llamó la atención fue que había entre medio de todos los árboles un cerezo.

Era extraño.

Al escuchar una leve risa se volvió a exaltar y miro a su padre, el rubio tenía un brillo de interés en sus ojos y la miraba fijamente.

-que sorpresa.

Toco su mejilla con suavidad y miro atento sus ojos, ella no lo sabía, pero sus bellos ojos estaban brillando como dos gemas.

Gemas color aguamarina que tenían el mismo brillo que las gemas cerúleo azul.

El hombre volvió a entrar y dejó a la princesa en brazos de su madre, se quedó mirándola y cerró sus ojos.

-Eliette Lovis de Alger obelia.

Sin más que decir el emperador, Eibom de Alger Obelia salió del cuarto de su esposa.

La recién nombrada miró curiosa a su madre que había quedado en shock luego de escuchar al emperador.

Qué había pasado?.

No lo sabía pero algo le decía que su nueva vida no sería nada fácil.

Decidí hacer que Eliette tenga los ojos aguamarina pero que al brillar se parezcan a las gemas imperiales, tal como se ve en la foto nueva de la historia, no tendrá los ojos de la realeza pero eso será lo que la diferencie de sus hermanos.
Aclaro; primero me puse medio confusa para elegir el color aguamarina pero cuando busque gemas color aguamarina eran las que más se asemejan a los ojos de Eliette.