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Desde lo de Colin Creevery, el terror y el pánico se aferraron a los pasillos y las aulas como sombras amenazantes. Aunque el tiempo había pasado, las heridas seguían abiertas y el miedo seguía latente.

Al llegar a las clases todos los días me encontraba con rostros sombríos y miradas perdidas. La energía que solía ser contagiosa y animada se había extinguido, reemplazada por una tensión palpable que flotaba en el aire. Las bromas y la risa se habían convertido en susurros y miradas furtivas, como si todos estuvieran buscando señales de peligro a su alrededor.

Pasaba el tiempo cuando estaba sola con mi hermana en la lechucería para hacer compañía a Hades.

Cada vez que Lucy, Harley y yo nos acercábamos a un grupo de estudiantes, veíamos cómo se apretujaban entre sí, como si fueran una especie de escudo humano para protegerse de lo desconocido. Las risas nerviosas y los gestos temblorosos revelaban una vulnerabilidad que no había visto antes en Hogwarts.

Las aulas se habían convertido en lugares sombríos y silenciosos. Los profesores intentaban llevar a cabo sus clases como de costumbre, pero la atención de los estudiantes estaba lejos de estar enfocada en los estudios estaba enfocada en la cámara de los secretos.

Todos se preguntaban: "¿Quién será el siguiente?"

Duncan: Si me compraran una...¿Eleonor?- Me quedé en silencio. De las vueltas que daban mis pensamientos dentro de mi cabeza me olvidé de que estaba desayunando con Duncan.

Yo: No quiero que me petrifiquen.- La verdad es que le di estas últimas semanas muchas vueltas al tema y no podía a penas dormir.

Duncan: Hey, yo también soy mestizo, y mira como estoy.- Se levantó el moreno de la mesa y dio una vuelta mientras silbaba.- ¿Ves? No pasa nada.

Yo: Gracias, Duncan.- Revolví el pelo afro pero corto de chico.

Duncan: No hace falta que las des, Eleonor.

Después del desayuno, cada movimiento, cada paso, se sentía como si estuviera arrastrando una pesada carga. Mi mente se encontraba nublada y mis pensamientos se deslizaban lentamente, como si estuvieran atrapados en una densa niebla por el simple hecho de darle vuelta a las cosas más de la cuenta.

"¿Cómo podría ser posible que el día se sintiera tan interminable?"- Me dije a mí misma.

Debía seguir adelante, pero cada tarea parecía requerir un esfuerzo sobrehumano. La más simple de las tareas, como un corto mapa mental de encantamientos o repasar pociones y herbología parecían requerir una fuerza monumental.

El tic-tac del reloj sonaba en cada clase y en cada momento como martillazos en mi cabeza, marcando el paso lento y constante del tiempo.

Traté de distraerme con actividades que normalmente disfrutaba en el tiempo libre junto a Lucy y Harley, pero incluso leer un libro o ver una película no lograba hacer que el tiempo avanzara más rápido. Me encontraba atrapada en una extraña dimensión donde los minutos se sentían como horas y las horas como días.

Finalmente, llegó la noche y las tres nos cruzamos con Hermione antes de ir a nuestra sala común para dejar las cosas e irnos a cenar.

Hermione: ¡Chicas!- Gritó la Gryffindor para que detuvieramos el paso.

Lucy: ¿Qué pasa?- Dijo asustada.

Hermione: La poción multijugos ya la tenemos! A la salida del comedor esperarnos para planificar todo.

Harley: ¿¡Qué!?- Harley chilló y todas le mandamos bajar el volumen.

Yo: Os vemos allí.- Hermione se fue sonriendo y me giré para ver a Lucy y a Harley.

Eleonor Foster Y la Cámara De Los Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora