2-Depresión

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- Que no te sorprenda - si era yo...

- Yo... Rosse... no puedo... me da miedo... -

- Tranquila, te esperaré... tómate tu tiempo en responder... -

- Gracias... -

El momento no fue para nada incómodo, aunque mis mejillas no dejaban de estar rojas. Rosse preparó la cena y nos servimos pero no pude evitar ver a Rosse en todo el resto de la tarde.

- Deja de mirarme - dijo sonriente, colocándose el pijama.

- Lo...lo siento... - dije sonrojada, acomodándome en la orilla de su cama.

- No importa - apagó la luz y se adentró en la cama abrazandome.

- Uhm... buenas noches -

- buenas noches... - me abrazó más fuerte y nos dormimos.

En la mañana me metí a la ducha primero que ella y me coloqué mi uniforme, después de un rato ella hizo lo mismo y ambas nos fuimos a la escuela. Llegamos y sólo estaba Kath sentada, al parecer algo incómoda al vernos entrar.

Dejamos nuestros bolsos colgados a un lado y fue cuando el silencio nos hablo.

- Necesito hablar con... con Mica - dijo Kath con una voz muy suave.

Me quedé callada mirando el piso cuando ella hablo, había pasado ya harto desde que no me dirigía la palabra y que ahora venga con esto... no creo poder hacerlo, aunque quiera.

- No quiere - Rosse respondió, clara y cortante.

- No te hablaba a ti - Kath se paró de su asiento y se dirigió hacia a nosotras.

Rosse me puso tras su espalda pero su así estaba muy nerviosa, no quería escucharla, no quería verla, no quería sentir más... esto.

- Lo siento, pero no... - empecé a alejarme de ellas caminando hacia la puerta y tomando mi bolso. - no quiero saber... - Poco a poco mi cabeza se inundaba en recuerdos de Kath y poco a poco yo me rompía también.

Salí corriendo por los pasillos hasta lograr salir de la escuela, corrí a mi casa donde no había nadie y me encerré en mi cuarto para largarme a llorar.

No recordaba lo que sentía cuando ella me hablaba, estuve tanto tiempo con Rosse que ya no recordaba... Rosse había cambiado todo dentro de mi, hasta un tanto la forma de pensar... sobre ella.

Las horas pasaron volando, ya eran las 15:20pm y no había comido nada nuevamente. Me dolía el estómago de lo nerviosa e incómoda que estaba, si comía algo lo vomitaría al segundo.

- ¡Mica! ¡Ven y abreme la puerta! - Que hace Rosse aquí?

Abrí la puerta desganada y ella pasó, cerró la puerta y empezó a empujarme hacia el sillón.

- ¿Que haces? - hizo que cayera sobre el sillón y se puso sobre mi. - Ro-Rosse... ¿Que ha-..? - sentí como su boca se juntaba con la mía... era dulce y tibio, suavemente empezó a acariciar mi abdomen levantando mi polera. - Ro-Rosse... no... - separé nuestras bocas para mirarle a los ojos.

- ¿Por que no? ¿Prefieres a Kath? ¿No soy suficiente para ti? -

- No es de preferir... sólo que yo no puedo... -

- No puedes conmigo... lo sé - se paró, tomo sus cosas y se fue dejándome acostada en el sillón.

Aunque yo no quiera... me gusta demasiado Kath pero Rosse últimamente se a esforzado mucho en que la tome en cuenta. No debería medirlas por lo que an hecho por mi, si no por lo que de verdad sienten... Aunque es obvio que yo ya no le gusto a Kath, no importa cuanto me mire por que si de verdad le gustará me habría correspondido.

Rosse me a apoyado demasiado, desde pequeña. No podría menospreciarla, aunque lo que hiere antes fue horrible. Ella sabe la razón por la que no puedo estar con ella y aún así trata de... de acercarse más siendo que ella sufre.

Ahora entiendo por que mi mamá no me dejaba salir cuando era pequeña, para no causar problemas. Ahora e causado más de la cuenta. 

Y además... me e quedado sola.

¿Dónde quedó mi corazón? [Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora