1-Depresión.

847 44 3
                                    


A pasado una semana desde que fui rechazanda y no creo que eso me afecte mucho.

- Primero te cortas el pelo; segundo dejas de comer; tercero te cierras a mi. Realmente no entiendo, se supone que somos... somos amigas... - Rosse a estado todos estos días conmigo, acompañandome y apoyándome pero sigo creyendo que no me basta...

- Eres una amiga pero... -me voltie en mi cama hacia la pared - Kath...a estado comportándose extraño últimamente... me mira mucho y siempre te mira de mala manera... -

- Olvídate de ella, me tienes a mi - su tono era algo grave y enojado.

- Pero tu eres mi amiga - resopló y se quedo calla por un buen rato hasta que hablo.

- Verdad...sólo una amiga - dijo algo desilusionada. ¿Que esperaba?

Al cabo de un rato se marchó algo enojada pero no comprendo por que. No es mi culpa que la persona que ella ama sea tan... ¿idiota?, no sé.

No creo que este en un estado grave, logre dejar de llorar en las noches. Pero si creo que soy una idiota, por creer que le llegaría a gustar a una persona de su 'clase' por decirlo. Era demasiado bueno para ser verdad.

Mañana Martes tengo un trabajo que acordé hacerlo con Kath pero al parecer lo tendré que hacer sola. Aunque últimamente se me hace muy fácil estarlo.

Martes en la mañana, un asco. Me levanté tarde así que apenas pase por la ducha, me comí unas galletas y corrí al colegio.

Al llegar me senté en mi puesto y justo tocó la campana de entrada, mucha suerte diría yo para ser un martes.

- Llegaste corazón - dijo Rosse sonriendo de oreja a oreja - te traje algo - me pasó una cajita. Al abrirla me di cuenta de que era una cadena muy linda en forma de corazón... me parecía familiar.

- Esta muy linda pero... la mitad... - metió la mano por el cuello alcanzando la misma cadena pero con la otra mitad.

- Creí que te gustaría... Conservalo por favor - me lo puse y se veía hermoso.

- Muchas gracias... de verdad, te quiero demasiado - 

- No tanto como quisiera - dijo en un susurro, no entiendo. - Harás el trabajo conmigo -

- Oh! Gracias! Yo ya pensaba que iba a reprobar -

- No, tranquila -

En ese momento no me había dado cuenta de que Kath ya estaba mirando con furia a Rosse, aún no se bien la razón pero será mejor que la ignore y ya.

El día se pasó rápido y nuevamente Kath me miro todo el día. No entiendo la razón de mirar a Rosse con tanto desprecio, me está comenzando a irritar.

Estos últimos días e estado llendo todos los días a la casa de Rosse, me gusta estar con ella por que me apoya, es dulce y más que nada me quiere. Quizá no como su novia pero si soy importante para ella.

- ¿Hoy vienes a mi casa? - ya habían terminado las clases.

- Me quedaré a dormir ahí - me invito solita.

- bueno..! - ¿Por que se emociona tanto?, bueno, no importa. Me gusta pasar tiempo con ella.

Llegamos a su casa, estaba raramente muy ordenada y olía muy rico.

- ¿A quien contrataste? - le dije mirándola de reojo.

- A las mejores - burlona, me llevó a su cuarto tirando de mi mano.

- Sólo soy yo - dejamos los bolsos en el piso de la pieza.

- Es por eso que pague harto - Esta chica si que es rara.

- Y... ¿como vas con Marie? - dije sentándome en la cama suavemente.

- Ya no me gusta... Le tengo puesto el ojo a alguien más - sonrió de oreja a oreja y se ruborizó un tanto.

- ¿La conozco? ¿es linda? ¿es alta? ¿te aceptaría? -

- La conoces mejor que nadie. Sí, sobre todo cuando llora. Es de tu estatura. Y eso deberías decírmelo tú - sentí como un pequeño rubor se adueñaba de mi rostro.

- ¿Yo? -

- Que no te sorprenda. - sí era yo...

¿Dónde quedó mi corazón? [Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora