Salgo del programa de radio más contenta de lo habitual. Había quedado con mi amiga Llum. Hacía meses que no nos veíamos y ya tocaba ponerse al día. Lo estaba deseando.
- ¡Morenaa! - grita mi amiga llegando hasta a mí y abrazándome.
- Ay amiga - la apreto más durante el abrazo.
Nos separamos - Que guapa estás, mi Silvia.
- Anda anda, mira quién fue a hablar - empezamos a andar hacia algún bar mientras seguimos hablando.
Una vez llegamos a un bar de la calle, pedimos un par de cervezas y empezamos a ponernos al día. Habían sido unos pocos meses sin vernos pero para nosotras era muchísimo, y teníamos mucho que contarnos. Algunas cosas eran puras tonterías y cotilleos sin importancia pero cualquier excusa era buena para seguir hablando durante horas.
- Oye, ¿y mi chiquitina cómo está? Tengo unas ganas de verla.
- Ostras... Ana - saco el móvil del bolso y veo que tengo varias llamadas perdidas suyas y algunos mensajes.
- ¿Ana? ¿Quién es Ana?
- Morgade. Es que está cuidando a Joana y no le había avisado de que llegaba más tarde.
- ¿Morgade te está cuidando a la niña?
- Si, ya te explicaré.
Pagamos las cervezas, nos vamos del bar y cuando llegamos al final de la calle, nos despedimos. Llum quería ver a la niña pero ya era tarde y era mejor que la viese otro día para que pudieran estar más tiempo juntas. De camino al coche le mando un mensaje a Ana pero no me contesta. Apenas veinte minutos después llego a casa. Estaba todo en silencio y sólo estaba encendida la luz del salón.
Cierro la puerta antes de dejar mis cosas en el mueble de la entrada y avanzar por el salón. Recorro el pasillo y cuando estoy a escasos pasos de la habitación de Joana, Ana sale encontrándose conmigo de frente.
- Silvia - se pone la mano en el pecho - Dios, ¡qué susto!
- Lo siento, no quería asustarte - ella hace un gesto queriendo decir que no pasaba nada - Siento haberme retrasado y no haberte cogido las llamadas. Estaba con Llum y me he distraído completamente.
- No hace falta que des explicaciones, Silvia. No te preocupes. Joana ya está dormida, se ha portado genial, como siempre - sonríe y yo respiro aliviada.
- Gracias, te prometo que no llegaré tan tarde ni una vez más.
- Espera - entra de nuevo a la habitación de Joana y cuando sale tiene una toallita en la mano - Tienes marca de pintalabios - suelta una risilla antes de acercarse y pasar la toallita por encima de la mancha que tenía en la mejilla. Se veía tan adorable así de concentrada... Estaba realmente cerca y me ponía nerviosa. Y no sé si ella también lo estaba porque le temblaban las manos - Listo - se separa.
- ¿Estás bien? Te tiemblan las manos.
- Si, todo bien - entra en el baño para tirar la toallita y cuando sale se me queda mirando. Después se va hacia el salón y yo voy tras ella - Bueno... Yo me voy.
- Antes quería decirte algo - llego hasta ella.
Me mira atenta - Dime.
- Nada, que... Andreu... Ha puesto cámaras en el salón y en la habitación de la niña.
- ¿¡Qué!? - su cara es de total asombro- ¿Cámaras? Pero entonces... Nos vio aquí, besándonos...
- Si. Pero creo que no ha visto nada, tranquila - se pasa las manos por la cara como signo de agobio y estrés. Ahora le tiemblan más - ¿Estás bien?
- Estoy un poco mareada...
- Ven, siéntate - la agarro del brazo y me siento con ella en el sillón.
- De verdad que estoy bien, solo tengo que tomarme las pastillas - dice abriendo su bolso que estaba al lado y sacando varios botes.
- Te voy a traer agua - voy hasta la cocina a por un vaso de agua y vuelvo rápido - Toma - se lo doy y me vuelvo a sentar a su lado.
- Gracias - se lo toma mientras ingiere un gran cantidad de pastillas. Yo la miraba completamente asombrada, realmente tomaba muchas medicinas.
- ¿Mejor? - pregunto unos minutos más tarde.
- Si, gracias - se levanta del sillón y yo con ella - Creo que ya es hora de que me vaya - coge sus cosas.
- ¿Estás en condiciones de coger la moto? - vamos hasta la puerta.
- Sí, no te preocupes, estoy bien. Gracias - me sonríe.
- ¿Me avisas cuando llegues a casa?
- Sí, te aviso - pasa un mechón de mi pelo por detrás de la oreja y se va.
Me estoy fuera hasta que se va en la moto y desaparece en la carretera. Lo primero que hago al entrar es echar un vistazo a Joana, como hago siempre antes de irme a la cama. Una vez estoy en mi habitación, me pongo el pijama y me acuesto. Ni siquiera tenía la tele encendida, sólo esperaba su mensaje. Y entonces, cuando estaba a punto de quedarme dormida, el móvil sonó.
"Acabo de llegar a casa 😊"
"Genial, ya me quedo tranquila"
"Hasta mañana. Buenas noches 🥰"
"Buenas noches ❤"
Es una tontería cómo dos simples mensajes te pueden sacar una sonrisa. Pero sí, lo habían hecho. Realmente me estaba empezando a preocupar este tema. Sentía que Ana cada vez me gustaba más y no me veo capaz de controlar mis sentimientos. Aunque... Quizás tampoco quería hacerlo. Estaba experimentando y descubriendo sensaciones nuevas. O a lo mejor nuevas no, pero si es verdad que hacía mucho que no me sentía así. Con Andreu las cosas no estaban bien desde hacía un tiempo y veo que él no intenta solucionar las cosas. Yo en alguna ocasión puse de mi parte para que la relación volviese a ser como antes, pero nada funcionó. Y él... Él parece que sólo vive para el trabajo. Es buen padre, no lo niego, pero a ratos. Y cada vez se ocupa menos de la niña. No tiene ganas de estar con ella, con nosotras. Al menos no las que tenía antes. Prefiere salir con los amigos o gente del equipo, irse a trabajar o leer un libro.
Ana me aporta cosas diferentes. Me crea ilusiones y sensaciones únicas, por eso me gusta, en parte. La veo como una salida de la rutina, una puerta a algo diferente y bonito. Es una persona... Especial. Trata a Joana con muchísimo cariño. Y a mí también. Tiene una personalidad que te atrapa. Y conmigo no ha tardado en hacerlo.
Me gusta, me gusta mucho. Y me encanta sentir esto.