Capítulo 49

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Cuando llego a casa me encuentro a Anna en la puerta. Creo que dentro de poco me pide una llave, sabiendo cómo es. Qué le gusta a ella invadir mi casa.

- Menos mal, llevo casi media hora esperando, ¿dónde estabas que no me cogías el teléfono?

- Lo siento, nena. Venía en la moto y no podía coger el móvil - le doy un abrazo, como siempre hago cuando nos vemos, y después busco la llave en mi bolso.

- ¿En la moto? ¿Y de dónde vienes tú?

- Pues... De casa de Silvia - saco la llave y abro.

- Uhh, ¿y qué hacías allí?

- Nada, que a Joana se le quedó un muñeco de cuando estuvieron aquí y fui a llevárselo - entramos en casa, dejo las llaves en el mueble de la entrada y voy hasta mi habitación. Dejo el bolso en la cama y Anna entra y se sienta en el borde de esta.

- ¿Y qué tal? ¿Ha pasado algo interesante? Quiero cotilleos.

- Bueno, he estado dibujando con la niña - en ese momento me acuerdo del dibujo de Joana y lo saco del bolso. Lo desdoblo y lo pongo en mi mesa de noche para que no se arrugue más.

- No me refería a ese tipo de cotilleo.

- Pues no, no ha pasado nada interesante, cotilla - voy hacia el armario y lo abro - Estaban preparando las maletas para irse a Sevilla por el tema de Los Goya y eso - cojo un pijama, lo dejo en la cama y cierro el armario.

Me desvisto y después me pongo el pijama. Cojo la ropa y voy al baño para meterla en el cesto de la ropa sucia.

- ¿Y a ti qué te pasa? ¿Te ha comido la lengua el gato? - llevaba un par de minutos callada y eso en Anna era peligroso.

- Oye, ¿y si nos vamos a Sevilla a hacer un poco de turismo? Hace mucho que no voy.

- No, Anna, no quiero complicar las cosas.

- ¿Complicar por qué? Sólo vamos a hacer un viajecito, nos merecemos unas pequeñas vacaciones.

- Ya, y tiene que ser justamente a Sevilla, ¿no?

- Qué pasa, ¿no puedo ir?

- Sí, claro, pero me parece mucha casualidad que quieras ir justo cuando ellos están allí.

- Las cosas de la vida, chica.

- Ya ya.

- Bueno, ¿entonces vamos o no?

- No, no vamos.

. . .

- Con que no veníamos, ¿no? - dice arrastrando la maleta por la acera.

- Calla. Más vale que valga la pena, he tenido que cancelar dos funciones por tu capricho.

- Ay Anita, me parece muy mal que estés dudando de mí. Va a valer la pena, eso te lo digo yo - saca algo de su bolso - Porque yo siempre tengo un as bajo la manga - me da una tarjeta.

- ¿Qué es esto? - le doy la vuelta.

- Un pase para Los Goya.

- ¿Pero qué...?

- ¿Qué te esperabas? ¿Venimos a Sevilla el fin de semana que se celebran Los Goya y crees que venimos a hacer turismo? Me descepcionas, Morgade.

- ¿Pero cómo...?

- Jose.

- Ah, claro.

- Dejamos las maletas en la habitación y nos vamos de tiendas, tenemos que llevar un vestidazo.

- Lo tienes todo preparado, eh.

- Claro. Ah, y el domingo tenemos que comer pronto. Vienen un peluquero y un maquillador a prepararnos.

- Vaya viajecito me espera.

Esa misma tarde nos paseamos por todo Sevilla buscando dos vestidos que nos gustasen. A mí con los primeros ya me valía pero Anna se puso exquisita y no solo estuvimos buscando el viernes. El sábado por la mañana seguimos de tiendas hasta que al fin se decidió. Y sí, se compró un vestido que había visto el día anterior. Ella es así. El resto del día lo pasamos haciendo un poco de turismo. ¿Y el domingo? El domingo fue un caos. Por la mañana pasemos un rato, comimos en un restaurante y enseguida volvimos a la habitación para empezar a prepararnos.

- Joder, parece que vamos a presentar nosotras.

- Estás de escándalo nena, Silvia se va a caer de culo.

- Anna, ya. Para. Quiero disfrutar de la gala y después nos tomamos algo y volvemos. No quiero líos.

- Pero...

- No. Nada de peros. Deja ya el tema, por favor.

- Está bien... - cojo el bolso - El coche nos está esperando en doble fila, vamos - guarda el móvil en su bolso y salimos de allí pitando.

Ya había podido asistir a un par de alfombras rojas pero esta las superaba todas. Primero tuvimos que pasar por un tramo que estaba rodeado de fans. Todos gritaban, pedía fotos y autógrafos. No estoy acostumbrada a que me reconozcan y escuchar mi nombre a gritos me hacía sentir viva.

Después pasamos a ese infinito photocall. Parece una locura pero creo que no salimos de ahí hasta una hora después. Luego pasamos a la sala de los invitados, creo que con todas las personas que habían allí, ahora mismo no se podría hacer nada en el mundo del cine y la televisión.

Allí hablamos un rato hasta que nos metieron en el teatro. Minutos más tarde la gala empezaba y en el medio del escenario aparecía ella. Y él. Pero yo sólo me fijaba en ella.

Puede que esté mal decir esto, pero... Me perdí la mitad de la gala, cuando Silvia aparecía en el escenario mi mente viajaba por sí sola y dejaba de prestar atención a todo lo que pasaba a mi alrededor.

Después de la gala, cómo no, teníamos la típica fiesta de después. Yo pensaba irme en cuanto la gala acabara pero al final me animé y acompañé a Anna.

- Mira, ahí llega la parejita - dice cuando Silvia y Andreu aparecen entre la gente.

Se les veía radiantes. Sonreían a todos e iban saludando y hablando con la gente. Pero cuando llegaron a la barra cambiaron sus sonrisas por un rostro serio. Estaban bastante cerca, por eso supimos que estaban discutiendo. Cuando terminaron de hablar Silvia vino hacia nosotras y nos vio.

- ¿Ana? - me mira sorprendida - No sabía que habías venido.

- Pues aquí nos tienes - responde Anna por mí, yo la verdad es que no sabía qué decirle - ¿Te tomas una copita con nosotras?

- Me encantaría pero me voy ya, estoy un poco cansada. Disfrutad de la fiesta por mí - nos muestra su mejor sonrisa y camina hacia la salida.

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