•|Capítulo 3|•

1.3K 185 18
                                    

—Por favor, recuerda limpiar las heridas y cambiar los vendajes lo más pronto posible.

Aturdido, sólo atinó a asentir ante la indicación.

—Seguramente el ambiente debe estar contaminado acá, así que con más rapidez debes hacerlo —explicó—. Sea lo que sea que pasó, por favor, ten cuidado.

Tamaki observó cómo rápidamente la joven recogió y guardó las cosas que utilizó para ayudarlo. Todo aquello incluía vendajes, alcohol e inclusive un par de guantes; habían más cosas, pero no sabía cómo identificarlas. Con la misma rapidez con la que había actuado y atendido sus heridas, como si aquello fuese una rutina, ella se levantó para luego ajustar el peso de una pequeña mochila en su hombro, mientras de soslayo, le miraba con preocupación.

—Adiós.

Tras retirarse, ella dejó un silencio denso, mientras que él sólo pensaba en lo casi irreal que había sido todo aquello. Su oreja derecha ya no dolía, o, al menos, el ardor se había calmado y dejado una sensación de comezón que él mitigaba moviéndola con insistencia. Por otro lado, su brazo izquierdo estaba vendado y aparentemente desinfectado, pero un dolor punzante seguía dándole una molestia suficiente como para hacerle fruncir el ceño. 

Hundido en dolor y cansancio, cerró sus ojos. Una secuencia de imágenes llenó su mente y, junto a ellas, las sensaciones que experimentó esa noche. Inclusive, su mente pareció recordar con mayor ímpetu y dedicación las ojos acaramelados de la joven, junto a la calidez y cautela de sus acciones. 

No tenía fuerzas y mucho menos ganas para irse de ese lugar: el mismo que había pensado donde quizá hubiese pasado una buena noche, llevándose una hilera de desastres y heridas. Estaba cansado, pero sus ojos no se dignaban a cerrarse del todo, o su cuerpo tomar la voluntad de relajarse. Se sentía como pender de un hilo delgado que se movía de lado a lado, gracias a una suave ráfaga de viento ficticio. Un escalofrío recorrió su cuerpo, erizando su piel y provocando que un suspiro escapara en forma de queja. 

De forma lenta y tortuosa, finalmente el cansancio se hizo cargo de él y su cerebro comenzó a apagarse, relajando sus músculos y apoyando el peso de su cuerpo en la fría pared; saliendo totalmente del estado de sopor. Sin embargo, antes de que su cerebro y su cuerpo cayeran en el efecto del sueño, una imagen fugaz instaló en un pequeño instante un pinchazo y sensación de culpa en su pecho.

A aquella joven, no le había dado las gracias. 

Esa mañana, había despertado con un terrible dolor en el cuerpo, totalmente descolocado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esa mañana, había despertado con un terrible dolor en el cuerpo, totalmente descolocado. Sin embargo, estaba mareado y una sensación de incomodidad aumentaba las vueltas en su cabeza y el ardor en su garganta. Podía deducir que eran alrededor de las seis de la mañana, pues, al apenas recibir algunos rayos de sol y del poco bullicio que llenaba el ambiente, era señalar algo obvio. Sin embargo, sentía que moría de calor y que su piel picaba con ahínco.

❛ Cambio ❜ [Tamaki Amajiki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora