s i e t e

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Al día siguiente, An Na se dio cuenta que estaba recostada en su cama. ¿Se había ido por su cuenta o Jong Suk la habría cargado allí después de quedarse dormida en el suelo? Apagó el despertador de su teléfono con los ojos cerrados y, cuando quiso levantarse, un peso en el estómago la empujó de regreso a la cama. Había compartido una cama con Jong Suk en incontables ocasiones desde que eran niños, incluso sus madres supieron colocarlos en la misma cuna de bebés, entonces ¿por qué sintió sus mejillas enrojecerse después de descubrir su rostro dormido a su lado? Desde ese ángulo, parecía un niño. ¿Siempre había tenido ese lunar junto al ojo derecho? Estuvo a punto de estirar una mano para tocarlo, pero el recuerdo de sus palabras la noche anterior la obligaron a detenerse. "Tienes que dejar de hacer este tipo de cosas, Anna. Haces que mi corazón se acelere." Eso, sumado a su actitud de los últimos días, sólo conseguía hacer que sus dudas fuesen aún mayores. Además, estaba el hecho de que había abandonado a Seo In Guk la noche anterior. ¿Por qué se sorprendía? No era la primera vez que plantaba a una cita por Jong Suk, mucho menos podía culparlo si la necesitaba por una razón seria como era su terror nocturno. Hemos vivido de esta manera por veintisiete años, se dijo mientras se acomodaba de costado para verlo mejor.

Ne – susurró por lo bajo, admirando el rostro de su mejor amigo -. No debo concentrarme en estos últimos días, me enfocaré en nuestros años juntos.

Por las semanas que siguieron, Jong Suk y An Na trabajaron como nunca lo habían hecho. No sólo habían decidido la fecha del juicio en contra de Kang Se Hee, para el cual los dos debían esforzarse como nunca, sino también estaba el hecho de que la presentación de ballet le quitaba tiempo crucial. Sin embargo, Jong Suk no se quejó en ningún momento e, incluso, la obligaba a asistir a las clases cuando ella estaba dispuesta a faltar por el trabajo. A la salida de cada práctica, An Na debía correr de regreso a la compañía, a veces con tanta prisa que no tenía tiempo de cambiarse. ¿Cuántas veces se había presentado en el buffet vistiendo de forma inapropiada? Por fortuna, como todos la conocían, ya lo tomaban como una diversión más del día en lugar de meterla en problemas, y a veces recibía cumplidos por su buen estado físico a pesar de los años. A esas alturas, con su nueva fama como la secretaria del famoso abogado Lee y una bailarina de ballet, todos aseguraron que estarían presentes en su presentación de Navidad. Seo In Guk fue el primero en mostrarse maravillado con la noticia, en una ocasión que la vio aparecer en el piso vistiendo una malla negra y calza rosada debajo de un abrigo que le llegaba a los muslos. Fue esa vez que el muchacho le ofreció que guardase una muda de ropa de emergencia en su oficina.

Por muy ocupados que estuviesen con el trabajo, Jong Suk no perdía la oportunidad de reprenderla cada vez que llegaba así vestida a la compañía. ¡No podía evitarlo! Cuando estaba en las oficinas, en lo único que pensaba era en su práctica de ballet, y cuando estaba en ballet, sólo podía pensar en lo que debía hacer cuando volviese a Taerung. Para él todo parecía más sencillo, lo único en lo que tenía que pensar era en ganar el juicio para Lim Eun Joo. Pero, conociéndolo como lo conocía, podía asegurar que Jong Suk estaba igual que nervioso que ella con respecto a su regreso al ballet. Por esa razón, el muchacho cenaba todos los días en su apartamento para saber cómo iban las clases, le llevaba medicina cuando se lesionaba y se ofrecía en acompañarla, aunque los dos supiesen que no podían desaparecer de nuevo de la oficina sin levantar sospechas. Como siempre, en lo único que pensaba Lee Jong Suk era en su seguridad.

- «Trabajaré duro, Anna – rememoró la voz de su amigo cuando se despidieron en el aeropuerto -. Trabajaré muy duro, ganaré mucho dinero y te daré una buena vida.»

¿Por qué estaba tan interesado en cuidar de ella? Cuando eran niños, creyó que se trataba de una manera de demostrarle su cariño, pero en la actualidad le resultaba incómodo. No comprendía por qué. Algunas noches atrás, mientras An Na practicaba sus giros en el pequeño espacio que le daba su sala, escuchó el sonido de la puerta abriéndose al mismo tiempo que sus pies cedían al cansancio y el dolor, y la hacían caer sentada en el suelo. Por el frío del otoño, llevaba unos calentadores sobre una calza blanca, malla y pantalones cortos negros. Jong Suk, quien acababa de entrar, dejó las bolsas de compras a un lado y se apresuró a su lado, acuclillándose en el suelo.

Just Friends [Lee Jong Suk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora