c u a t r o

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An Na disfrutó de su fin de semana como una mujer libre y desempleada como no recordaba haber disfrutado en un largo tiempo. Sí, tuvo que tomarse algunas horas del día para poder mandar sus currículums a diferentes empresas en las que pudiese trabajar, pero Jong Suk se encargó de que no se preocupase demasiado. Salieron a pasear por Seúl, se deshicieron de las pertenencias de Moo Young, limpiaron su apartamento y, el domingo, la muchacha ayudó a su amigo a mudar todas sus cosas a su nueva casa cruzando la calle. Sus puertas estaban a cinco metros de distancia. Jong Suk había dejado sus muebles viejos en un depósito en esos dos años y medio así que no tuvo que comprar nuevos, una compañía de mudanzas llevó todo a su dirección. Ambos pusieron orden en el pequeño espacio igual al de ella – el cual contaba con una cocina, un baño, un living-comedor y una habitación -, guardaron la ropa y los utensilios de cocina, también hicieron compras de víveres y productos de higiene personal. Y An Na, como lo había hecho en su apartamento anterior, se ocupó de decorarlo y dejarle su toque. Colgó cuadros, dejó jarrones con flores, acomodó fotografías de la familia de Jong Suk y de ellos cuando eran niños, e incluso le dio una mano para comprar los cubrecamas, almohadas y almohadones, de manera que pudiesen combinar con el resto de sus cosas. El joven detestaba tener que pensar, por lo que la asistencia de An Na fue más que bienvenida.

- Quizás seas mejor que yo decorando – le dijo Jong Suk esa mañana mientras desayunaban en su nuevo hogar -, pero sigo teniendo mejor estilo.

Al escuchar aquello, dio un vistazo a su atuendo de pantalón negro y camisa blanca.

- Ya, tengo entrevistas hoy. Todos vestirán así.

- ¿Y tienes que vestirte como el resto? ¿No crees que un poco de personalidad hará que llames más la atención?

- No quiero arriesgarme...

Él terminó con su cuenco de sopa de un sorbo y se puso de pie.

- Tengo que cambiarme – declaró, y apuntó a la puerta con la barbilla -. Vete a casa, busca en el fondo de tu armario y encuentra otra cosa, porque no saldré a la calle contigo así.

Siendo prácticamente echada a los empujones, An Na salió por la puerta del apartamento de Jong Suk y se quedó estática, viendo cómo el muchacho cerraba con un portazo. ¿Debería darle una lección? Dio media vuelta sobre sus talones, dispuesta a ignorar sus órdenes y conformarse con su aspecto, hasta que distinguió una caja en su escalón. Se acercó confundida e intentó recordar si había ordenado algo por internet, pero no creía que fuera el caso. Al estar lo suficientemente cerca, leyó su nombre escrito en la tapa junto con su dirección. Por el sticker a un costado, supuso que Feminox había enviado las pertenencias que dejó en su escritorio el día que renunció. ¿Estaría todo? ¿Podía confiar en ellos después de la escena que había hecho? Cuando tuvo la caja en brazos, se adentró en su apartamento y la dejó sobre la mesa. Todo lo que había olvidado parecía estar dentro, desde sus carpetas y agendas hasta algunos bocadillos y caramelos que guardaba en su cajón cuando no tenía tiempo de comer apropiadamente. Sin embargo, debajo de todo el desastre, se encontró con algo más: la fotografía de su madre y ella.

Eomma no me llamó después de nuestro encuentro, pensó para sus adentros. Ese fin de semana había estado tan concentrada en mandar sus currículums y en salir con Jong Suk que se había olvidado la promesa que le hizo de visitarla. Ni siquiera le había devuelto el dinero que le dejó. Aunque, de todas formas, era inútil. Conocía a su madre, su carácter; ella no aceptaría el dinero de vuelta ni si le suplicaba. ¿Cómo podía luego quejarse de que su hija hubiese salido así? A ningún padre le gustaba creer que sus niños pasaban por necesidades, el hecho de que tampoco se hubiese comunicado en esos últimos meses tampoco había servido para tranquilizar sus nervios. Debió haber sido un viaje largo, eomma, se lamentó al mismo tiempo que se golpeaba la frente con una mano. ¿Y si hubiese sido su madre quien presenció la escena en su trabajo en lugar de Jong Suk? ¡Habría estado tan preocupada! ¿En verdad quería hacerle pasar por algo así? An Na desvió la vista al espejo mediano que tenía apoyado sobre un mueble con cajones y pudo escuchar claramente la voz de su amigo repitiendo lo mismo que esa mañana. No contaba con mucho para usar, pero podía hacer un mejor esfuerzo en su vestimenta y apariencia.

Just Friends [Lee Jong Suk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora