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❝ -Pequeño niño ¿por qué abres la puerta a desconocidos?, un demonio ha entrado a tu casa y tú lo tienes en brazos.❞

Observa los copos de nieve caer por la ventana a la vez que escucha el constante ruido de las manecillas del reloj

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Observa los copos de nieve caer por la ventana a la vez que escucha el constante ruido de las manecillas del reloj.

"Tic tac, tic tac"

El aroma a diversos platillos y dulces inundan sus fosas nasales, aunque a un niño de cinco años, ansioso por recibir sus regalos, poco le importa el banquete en la gran mesa.

Ya casi serán las 12:00 a.m. y por fin podrán realizar el intercambio de navidad.

-Magnus, todavía falta media hora para navidad. Juega un rato con tus primos, no seas maleducado.

La sonrisa que le brindó su madre al decir esto último le hizo saber que, definitivamente, no era una sugerencia.

Asintió cabizbajo, se levantó del sofá, sacudió sus ropas y se retiró de allí.

Su caminar era sumamente adorable; los zapatos de charol pulidos, su traje a cuadros, su rostro angelical y su baja estatura hacían que pareciera un muñeco de porcelana.
Magnus Bane era un niño muy lindo.

Aunque la gente no opinaba lo mismo, siempre decían que se veía diferente; afeminado.

Por esa razón no le gustaba jugar con otros niños. Odiaba que se burlaran de él.

Así que, en lugar de ir al patio trasero junto a sus primos, subió al ático de la mansión.

Allí había un tocador con el borde de madera completamente podrido y, por debajo, un viejo baúl lleno de disfraces y juguetes.

Sacó un lindo vestido rosa pastel y se lo puso por encima de sus prendas.

Se veía precioso, le encantaba verse al espejo con aquel atuendo. Se sentía lindo, perfecto; olvidaba por completo los problemas que tenía su familia.

"Tic tac, tic tac"

Miró como las manecillas se acercaban a el número "12" fijado en el reloj de pared.

Se quitó su vestido y bajó rápidamente hacia la sala de estar, donde estaba reunida toda su familia lista para brindar.

-Tres... dos... uno... ¡Feliz navidad! -gritaron al unísono, finalizando la cuenta regresiva.

Los adultos bebieron el vino en las copas y rieron mientras veían los rostros entusiasmados de los más pequeños, entre ellos, Magnus.

-Ya niños, tranquilos, enseguida comenzaremos con el intercambio -la mayor de sus tías sacó un gran saco cargado de regalos, haciendo que los pequeños hicieran todo lo contrario a tranquilizarse.

Fueron pasando por ellos uno por uno, obteniendo regalos estupendos, autos a control remoto, videojuegos, e incluso uno de sus primos mayores recibió el celular más caro del momento.

DOLLHOUSE (MALEC) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora