❝ -Lugares, lugares, a sus lugares.
Usa tu mejor ropa y pon tu mejor rostro. Pequeño niño, esto apenas comienza.

Abotonó su camisa lentamente; botón tras botón, manga tras manga

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Abotonó su camisa lentamente; botón tras botón, manga tras manga. Su madre dijo que debe lucir perfecto para la cena de año nuevo, así que Magnus hacía todo muy despacito para no cometer un error y terminar abrochando los botones en los lugares equivocados.

Con una sonrisa de orgullo, Magnus se mira en el espejo mientras se acomoda el cuello de la camisa. Tomó el corbatín que se supone, debe ir en su cuello y se dirigió al pasillo, frente al despacho de sus padres.

-¡Papá! -tocó la gran puerta de madera rojiza frente a él -. ¿Me puedes poner la corbata?

No obtuvo respuesta, sin embargo se pudieron escuchar algunos ruidos del interior del despacho; arrugaban papeles, movían el sillón, golpeaban el escritorio.

Magnus pensó que su padre de nuevo estaba buscando algún documento importante olvidado en el despacho. El hombre era muy descuidado.

Abultó un poco sus labios y abrió la puerta.

-Papi, creo que mamá guardó algunas cosas de allí en un sobre amarillo en la biblioteca -comentó mientras giraba la manija dorada y cerraba aquella pesada puerta.

Magnus se solía sorprender con cualquier cosa; un pajarillo en la ventana, una nueva rosa en el jardín, una luciérnaga dentro de su habitación en las tardes de verano en las que dejaba su ventana abierta. Cualquier pequeño detalle le era alucinante, en especial si se trataba de que su juguete favorito (al que le habían decomisado como castigo por lo sucedido en la casa de sus primas) se encontraba ahora sentado en el escritorio de su padre.

-¡Alexander! -exclamó feliz el pequeño.

Lo había estado buscando por bastante tiempo, en verdad. Incluso había revisado la habitación de huéspedes y revoloteado la ropa en el cuarto de lavado. Se había puesto muy triste al pensar que nunca volvería a ver al juguete de apariencia adorable.

-Así que estuviste aquí todo este tiempo ¿eh? -levantó a Alexander con la intención de abrazarlo, dejando ver así un sobre el cual había estado debajo del muñeco todo este tiempo.

Magnus arrugó el entrecejo confundido y lo tomó.

Tenía curiosidad por lo que contendría y, al ver que no tenía ningún tipo de sello o estampa, abrió el sobre obteniendo de allí un fajo de billetes y una imagen pequeñita de una mujer.

-Magnus, ¿qué haces aquí? -la puerta detrás se abrió nuevamente, dejando entrar a su padre quién terminaba de acomodarse el cuello de su saco.

El castaño le mostró la pequeña imagen de la mujer y preguntó:

-Papi, ¿quién es ella?

El hombre se acercó rápidamente al niño, arrebatándole la foto de las manos con una mirada inquietantemente tranquila.

DOLLHOUSE (MALEC) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora